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La pelirroja tenía las piernas cruzadas sobre la hierba, contemplaba la frondosidad del bosque en un punto muerto al frente suyo. Pensaba en todo y a la vez en nada. Solo necesitó huir de allí, alejarse de Camicazi, del grupo y de sus tormentos. Sin embargo, la calma que pareció encontrar en su silencio y soledad se vió interrumpida por Patapez, quien llegó a ella.

-No tengo muchas ganas de hablar.- informó con neutralidad mirándolo de reojo.

-En realidad, yo tampoco.- contestó simplemente el príncipe acercándose hasta quedar parado a su lado- Es solo que no deberías estar aquí sola, creo yo. ¡Ninguno de nosotros! Cami dice que no es seguro.- corrigió rápidamente.

-Voy a estar bien.- soltó con franqueza, pero el rubio siguió cerca.

-También quería decirte que, sobre el libro de magia, soy muy bueno para ello: Lenguas, ya sabes, lo arcano. Así que, si un día necesitas ayuda, yo puedo ayudarte cuando quieras.- se ofreció flexionando sus piernas para poder sentarse a su lado, logrando que los ojos verdes de la chica por fin se fijen en él al hablar.

-Cuando Cami dijo que yo era Heather Berserker, parte de mí pensó: "¡Sí! Ahí está. La respuesta a una pregunta que me he hecho toda mi vida. ¿Quién soy realmente?". Pero otra parte de mí, una vocecita en mi cabeza, jamás lo creyó. Porque la verdad es que yo no soy especial, solo soy ordinaria.- reveló Heather con desilusión, oscureciendo su tono de voz.

La joven desvió su mirada del Ingerman avergonzada, pero la volvió a fijar en él con enojo cuando se rió incrédulamente.

-¿Por qué crees que Astrid es tan cruel contigo? ¡Está celosa! ¿Por qué crees que Hiccup te defiende? ¡Es leal! Y los demás, de los demás no estoy seguro, pero sé que nos siguen para ver qué puedes hacer.- enumeró el muchacho en medio de su risa- Así que me parece algo gracioso el hecho de que tú eres la única persona que no ve lo extraordinaria que eres.- añadió con más seriedad.

Heather le sonrió genuinamente, él imitó el gesto; ambos fueron inconscientes de la burbuja romántica que pareció haber nacido a su alrededor. Hasta que Patapez cayó en cuenta que la observaba de más, carraspeó y con un asentimiento de cabeza se despidió y la dejó sola.

Ahora sí, la soledad de Berserker parecía estar en plena calma.

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-Deberíamos volver.- le dijo Camicazi a su hermana, quien entraba a la improvisada carpa que crearon para las dos.

La noche ya cubría el cielo con su manto y el equipo se preparaba para dormir.

-No puedo creer que yo tenga que decir esto, en especial porque tú me lo dices a mí todo el tiempo; pero debes ser paciente.- aconsejó Alexa, mientras tomaba asiento frente a la rubia, quien negó exasperada.

-Es que no lo entiendes. ¡Ya es tarde! El poder que ella tenía, debía nutrirse o se iba a disipar hasta que ya no quedara nada. Fue Heather Berserker, ya no lo es más.- admitió con gran pesar.

-Pero tú visión, la viste pelear contra Sersi.- recordó la castaña.

-No.- Camicazi suspiró antes de seguir hablando- En mi visión, despierto en un campo de batalla, mi cuerpo está malherido, camino entre cadáveres con distintas armaduras de todas las aldeas, hasta que la encuentro. No importa lo que haga, no importa cuántas veces intente cambiar su destino. Al final, para que nuestro mundo sobreviva, Heather Berserker debe morir.- sentenció sientiendo sus ojos cristalizarse.

Alexa vió tristemente a su hermana y, tras aquellas palabras, optaron por mantenerse en silencio y dejar que la noche pasara lento.

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∞ Protectors of Magic ∞Where stories live. Discover now