∞ 06 ∞

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-¡Suéltame!- le exigió Astrid a su madre cuando ya estaban lejos de la fiesta, pero Lagertha aún la tomaba fuertemente de la muñeca y, casi a rastras, la hacía caminar por el pasillo.

-Avergonzaste al príncipe, me avergonzaste a mí y les mostraste a todos quién eres en realidad: una niña petulante que debe crecer.- escupió la reina con rabia, mientras la soltaba con fiereza, logrando que su hija de unos pasos hacia delante y su cabello suelto cubra perte de su rostro.

La princesa se giró hacia ella con enfado.

-¡Soy una prisionera!- aclaró- Condenada a una vida que ni siquiera elegí.- añadió con ímpetu.

-Nadie elige su vida, Astrid.- contraatacó la mayor.

-Ni a su mamá.- refutó la mencionada con decepción y bajando ligeramente su tono de voz

-Así es.- concedió la monarca para después tragar saliva con dureza, no podía dejarle ver a su hija que sus palabras la habían lastimado- Tampoco a sus papás, hubieras conocido al mío.- soltó con cierta ironía al recordar al malvado rey Grimmel.

Sin embargo, antes de que Astrid pudiera responder, su hermano mayor apareció con una desconcertante sonrisa en sus labios.

-Todo está bien. Hablé con Patapez, por cierto, no es un tipo tan malo cuando ya lo conoces.- les informó con un mejor ánimo y dirigiéndose en lo último a su hermana- Él hablará con el rey, arreglará las cosas.- agregó ahora mirando a su madre.

Cabe señalar que ninguna de las dos cambió sus semblantes enojados.

-Deberías seguir persiguiendo chicas.- bramó Lagertha ahora fijando su vista en su primogénito- En vez de meterte en asuntos que eres incapaz de entender y no son de tu incumbencia.- remató para desilusión del pelinegro, quien bajó su mirada avergonzado.

Por supuesto que ninguno de los dos jóvenes estaba de acuerdo con el cruel trato que les daba en estos momentos su madre, pero sabían que estaba muy furiosa como para reclamarle.

-Váyanse a la cama los dos.- siguió hablando ella tras un tenso silencio y luego miró a la ojiazul- Mañana, a primera hora, te disculparás con el rey y con el príncipe. Luego te convertirás en su esposa.- decretó con firmeza para después retirarse, sin darle tiempo a ninguno de responder.

Astrid resopló con resignación, mientras tiraba su cabeza hacia atrás. Luego se fijó en cómo su hermano se alejaba con desgano.

-¿Y tú qué crees que haces?- le cuestionó al momento de seguirlo y Eret frenó de golpe.

-¿Tú también vas a reclamarme algo?- contestó él frunciendo el ceño, mientras la veía pararse frente a él- Con lo que me acaban de decir me basta

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-¿Tú también vas a reclamarme algo?- contestó él frunciendo el ceño, mientras la veía pararse frente a él- Con lo que me acaban de decir me basta.- añadió sarcástico y la rubia arrugó la nariz por el enojo.

-Yo nunca te dije "ayúdame".- se defendió ella cruzando sus brazos y sosteniendo su mirada en la de él.

Ella odiaba que su hermano le saque poco más de una cabeza, al igual que Hiccup, pero con el castaño no tiene muchos problemas.

∞ Protectors of Magic ∞Where stories live. Discover now