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-¿Los puedes encontrar?- interrogó Camicazi a Hiccup una vez que ella estuvo al mando de la carreta junto a su hermana y él sobre su caballo, mientras que Astrid y Spitelout también subían a sus equinos.

-Claro.- afirmó él castaño con férrea seguridad.

-Si los alcanzamos al anochecer, podremos recuperarla.- indicó la hechicera mirando con severidad al trío que tenía en frente- ¡Adelántense!- exclamó angustiada. Los hombres no tardaron en acatar su orden e indicaron a sus caballos galopar hacia donde huyó Bocón con Heather. Sin embargo, Astrid quedó quieta sobre su lugar, sin quitar la vista sobre Camicazi.

-¿Qué fue lo que les pasó?- exigió saber haciendo notar su preocupación.

-Una infección.- contestó la aludida calmadamente.

-¿Veneno?- cuestionó nuevamente.

-Posesión.- intervino Patapez, quien era el único que todavía no subía a su caballo y estaba al lado de la carreta- Un monstruo debió tocar a uno con su bastón mágico.- informó cuando la princesa le frunció el ceño.

-Bocón.- musitó Astrid con lamento y acarició distraídamente el lateral del cuello de su caballo- Cuando estaba en el suelo en la pelea en el castillo, la noche que se llevaron a Eret.- recordó el momento en que quedó herido.

-Pues ya no es él.- murmuró Camicazi en voz baja, dándole una triste mirada.

-¿El verdadero Bocón sigue ahí? ¿Y los demás? ¿Aún los podemos salvar?- interrogó Hofferson algo exasperada, pues no sólo quería a Bocón como un antiguo amigo de su madre, sino también como el hombre que la entrenó toda su vida y cuidó de ella. Además, del dolor que le va a provocar a Hiccup tener que tomar una decisión desgarradora frente a su padre; no sólo estaba su dolor, sino también el de Hiccup.

-Sí, siguen ahí, pero la magia mala es corrosiva, te carcome hasta que no queda nada.- habló nuevamente el príncipe, para enojo de Camicazi.

-No le des falsas esperanzas, niño.- me regañó la mujer, quien luego miró firmemente a la princesa- ¡Hay que movernos!- indicó y, esta vez, Astrid puso en marcha a su caballo y corrió hasta alcanzar a su mejor amigo y al mayor de los Jorgenson.

Los tres seguían a todo galope en el camino por donde Bocón y sus guardias escaparon. Hiccup iba a la cabeza, mientras que detrás de ellos tres, a unos metros, los gemelos y Patán iban delante de la carreta; donde se encontraban Alexa, Camicazi y Heather; y al último cabalgaban un desganado Patapez.

-¡Y otra vez!- exclamó Ingerman en reclamo para sí mismo, la mayor del grupo volteó a verlo, siendo la única en escucharlo- Cuando hay una oportunidad de ser heróico, o al menos competente, me congelo. Mi padre me llama una vergüenza al nombre de Galadawn y mi hermano mayor, pero ahora veo que tiene razón.- le soltó resignado.

-No lo creo.- negó la rubia dulcemente y dedicándole una genuina sonrisa. No obstante, la carreta se detuvo y tuvo que girar su vista al frente- ¿Por qué se detuvieron?- le preguntó a su hermana y a Heather, quienes estaban en la parte de adelante.

-Tienen que ver esto.- les dijo la pelirroja volteando a verlos severamente.

Todos bajaron de sus caballos y de la carreta, se pararon al borde del risco que acompañaba su sendero y contemplaron la gran tormenta negra que los acechaba a la distancia y parecía que se acercaba. Lo espeluznante empezó cuando escucharon una siniestra voz hablando en dracónico.

-Las estrellas se alinean, la puerta está abierta...- el grupo miró desconcertado a Patapez, quien empezó a traducir lo que decía- La esfera gira y un dios despierta, extingan la flama, la luz sofoque y a la niña exilien a la oscura noche.- recitó hasta que aquella voz calló.

∞ Protectors of Magic ∞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora