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Lagertha tomaba una infusión de hierbas cuando la veterana jefa de su cocina entró agitada al comedor real y apresuró el paso hasta llegar a ella. La reina la vió sorprendida esperando a que su sirvienta de confianza hable.

-Majestad...- empezó temblorosa haciendo su típica reverencia, la ojiazul siguió esperando su información- La niña ha desaparecido.- anunció de golpe.

La taza que la monarca sostenía en sus manos, cayó directamente al suelo quedando en añicos.

-¿Hace cuánto?- exigió saber la rubia.

-No estoy segura.- admitió apenada la mujer ganándose una mirada de reproche por parte de la reina- La ví después de que se anuncie el secuestro del príncipe Eret, ella estaba muy afectada.- añadió de inmediato.

-Si fue más allá de la barrera, tal vez sea muy tarde.- sentenció Lagertha mirando con precaución a través de los ventanales del palacio la barrera que rodeaba su reino como protección.

-¿Qué hará ahora, su majestad?- cuestionó la cocineras con culpabilidad.

La reina suspiró profundamente y miró de nuevo a la mujer con convicción y determinación. Tenía a alguien a quien acudir.

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-¿Seguro que puedes montar? La herida en tu clavícula es preocupante.- señaló Hofferson a su fiel Capitán de Guardia, mientras salían del castillo donde un equino esperaba al rubio.

-Sólo fue un rasguño.- contestó Bocón en un gruñido al mover su hombro cerca a la quemadura.

-No te lo pediría, porque sabes que no solo te estimo como guardia, sino como un colega también; pero le tengo mucho afecto a esa muchacha, es caprichosa y tal vez algo imprudente; me preocupa que se haya perdido por ahí.- le dijo con una mano detrás de su cuello, señal de nerviosismo, en cuando llegaron al caballo.

-Una cocinera caprichosa, ¿eh?- repitió él con escepticismo.

-Necesito que la traigas devuelta.- pidió Lagertha con un tono más autoritario, lo último que necesitaba era que más personas supieran la verdad.

-Si está por ahí, la encontraré.- aseguró el hombre con seriedad, la monarca le sonrió y regresó a puertas del palacio.

Por otro lado, un segundo antes de que Bocón se disponga a subir a su caballo, un intenso dolor en su herida lo detuvo, estiró su brazo izquierdo cuando el dolor se extendió por aquella extremidad. Aprovechó que Lagertha seguía caminando dándole la espalda y colocó su mano izquierda frente a su rostro para observarla extrañado, sus venas estaban de un morado intenso y finas líneas negras se desprendían de ellas sobre su piel. Sin embargo, antes de que pueda hacer algo, dejó de tener conciencia y se tornó todo escuro, pero aún así su cuerpo parecía estar en perfecto estado, subió al equino y se alejó del castillo.

De repente, unas desconocidas voces resonaron en su cabeza.

-Se alejó de su santuario protector, ahora sí puedo destruirla. ¡Heather Berserker no debe ser regresada al Nuevo Berk!- demandó con autoridad una voz masculina.

-Mi discípulo la está cazando justo ahora.- le respondió otra voz, esta vez, femenina.

Luego de ese siniestro intercambio de palabras, Bocón no escuchó más voces y se concentró en seguir su camino y su misión: Encontrar a Heather Berserker.

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Lagertha observó a su compañero partir hasta que ya no estuvo más en su campo de visión, siguió unos segundos ensimismada en sus propios pensamientos, hasta que la voz de la mujer a su lado la interrumpió.

∞ Protectors of Magic ∞Where stories live. Discover now