Capítulo 2

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Caminé haciéndome un hueco entre la gente, agotada y abatida, deseando que todos se fueran a su casa y así poder irme a la mía

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Caminé haciéndome un hueco entre la gente, agotada y abatida, deseando que todos se fueran a su casa y así poder irme a la mía. ¿Podría haberlo hecho? Sí, pero realmente no quise arruinarle el cumpleaños a Carmen, estaba demasiado feliz aquel día y no quise ser yo la que le arrebatara esa felicidad momentánea que se instaló en ella.

Llevaba toda la semana mal, mi amiga no estaba atravesando su mejor momento por así decirlo. Sus padres se fueron de viaje, de negocios según ella, la semana de su cumpleaños. Otro cumpleaños que pasó sola, aunque nunca le faltó nada. Mis padres y yo nos encargamos de que no estuviera sola, pero siempre, en estos días tan importantes, el calor de la familia hace mucha falta y ella no lo tuvo. Me sabía fatal por ella, pero no teníamos los mismos gustos y mucho menos las mismas amistades. Sus amigas me caían fatal, eran el típico grupo de chicas donde todas se tenían una envidia mala y se criticaban entre ellas. Funcionaban porque se veían de uvas a peras, siempre quedaban por separado, hacían planes por separado y se juntaban en los cumpleaños y grandes eventos como Nochevieja, Halloween, Carnaval, etc.

Me senté sobre el escalón que separaba el salón del resto de las estancias y bebí un poco de agua. Sonreí al ver como Ander se estaba liando con su crush, todo parecía estar bien en él y me alegré muchísimo. Me dio un poco igual que me dejara sola, él insistió en quedarse conmigo, pero fui yo la que lo incité para que se acercara a Mireia. Estar sola no era algo que me supusiera un problema, en ocasiones necesitaba tomarme un tiempo, distanciarme y aislarme para poder encontrar mi equilibrio. Disfruté en cierta medida y me lo pasé bien, pero llegó un momento en el que tuve que desconectar para no perder la cabeza.

— ¿Estás sola? —la voz de Fermín hizo que saliera de aquel trance tan absurdo.

— No, estoy conmigo misma —me giré para mirarlo y me di cuenta de que no estaba solo, estaba con Marc y con otro chico que no había visto antes, el cual me llamó la atención desde el primer segundo.

Me levanté del suelo, no me gustaba estar tan abajo y estar forzando el cuello todo el rato. Los vi con la intención de hablar, intuí que mis padres les habían advertido y ellos cumplieron acercándose a mí. Bajé el escalón y caminé por el pasillo hasta llegar al despacho del padre de Carmen, el cual contaba con un gran balcón con varias sillas y una pequeña mesa. La noche acompañó, no hacía calor, pero se estaba bien, mediados de septiembre y la temperatura todavía era de pleno verano.

— Soy Laetitia —me presenté al chico que desconocía, el cual me pareció guapísimo. Tenía un atractivo de escándalo y él sabía que era guapo, los tres sabían que eran guapos y que llamaban la atención, pero sin duda el que más llamaba la atención era él.

— Héctor —colocó su mano en mi cintura y me dio dos besos.

Héctor Fort su nombre me quiso sonar de algo, pero así de primeras no caí.

— Que guapo —sonreí. Fue un pensamiento que solté en voz alta, él se ruborizó ante mi comentario.

— Gracias, tú también eres muy guapa —nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos, sonreí nerviosa y perdí aquella batalla porque fui yo quien retiró la vista primero.

Plaies d'amour ▪︎ MARC GUIUWhere stories live. Discover now