Cuando Laetitia conoció a Marc jamás imagino que tarde o temprano acabaría sintiéndose atraída por él. Ese amor prohibido, ese sentimiento de culpa, esas ganas de huir bien lejos. Él no pudo dejar de mirarla, Marc quiso adentrarse en el mundo de ell...
Quiero aclarar un par de cosas. He modificado la fecha del mundial sub17 para que tuviera un poco más de sentido con la trama de la historia. Por tanto el mundial en esta historia serámás tarde de lo que realmente fue. Y por otro lado, la familia de Marc es completamente ficticia, tanto nombres, edades, etc. Quiero alejar la historia de la realidad todo lo posible, por tanto, van a ser personajes totalmente ficticios, con nombres ficticios y tal. Al desconocer la vida personal de Marc, cualquier parecido con la realidad es pura casualidad.
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— Siento que se me va a salir el corazón del pecho —dije mientras me ponía las gafas de sol.
— Es normal cariño —Sergio sonrió, me colocó bien el pelo y me guiñó el ojo.
— Creo que nunca antes había estado tan nerviosa. Y mira que esto es una tontería —fui a morderme las uñas, pero ante la mirada de mi padre me quedé por el camino.
— No es una tontería, es normal que estés nerviosa, al fin y al cabo, él no lo sabe. Estás expectante por su reacción —asentí con la cabeza ante sus palabras y respiré hondo en un intento de canalizar los nervios.
De la noche a la mañana mi vida dio un giro inesperado. Como todas las mañanas, mi padre me despertó a las seis y media, me di una ducha rápida, me puse el uniforme del colegio y caminé hasta la cocina, pero aquel jueves fue muy diferente. Sergio me esperaba con una sonrisa de oreja a oreja, me extrañó que no llevará el traje para irse a la oficina al dejarme en el instituto. Llevaba el pijama y me atrevería a decir que se puso hasta nervioso en cuanto me vio.
— ¿No vas a trabajar hoy? —pregunté frunciendo el ceño.
— No —respondió él con una sonrisa —. Tú tampoco vas a ir al instituto.
— ¿Cómo? ¿Por qué? —en aquel momento todo me pareció extraño. No fui capaz de relacionar conceptos.
Fue mi padre el que me dio un sobre mientras Sergio sacaba su móvilpara grabar mi reacción. En aquel momento me esperé cualquier cosa menos lo que era. Aunque lo deseaba por mi mente no era viableporque ya habíaaceptado que no se acabaría haciendo realidad. Abrí el sobre y saqué una tarjeta rosa, escrito de puño y letra por mi padre ponía:
