capítulo 7

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A Jungkook no le agradaba mucho su nuevo trabajo, pero se había adaptado bien. Ya había encontrado una rutina bastante aceptable. Por las mañanas podría salir a correr todos los días, desayunar, llegar puntualmente a su trabajo, realizar sus rondas diarias y al final del día regresar a casa a temprano después de visitar a su hermano. Sus planes para la noche consistían en comida rápida y maratón de películas tumbado en el sofá. La vida ideal del soltero.
Cuando finalizó su turno ese día, mientras se dirigía al estacionamiento subterráneo para recoger su moto, envió un mensaje a su hermano preguntándole que si deseaba que le llevara algo. Yoongi tenía pocos antojos por ahora. Pero era mejor prevenir cuando tenía tiempo. No quería llegar a la cafetería y que de repente lo enviara hasta la otra punta de la ciudad para buscar sandia, otra vez.
Tal vez fue su culpa por venir distraído, pero también fue culpa del conductor echarse de reversa sin mirar por los retrovisores. Jungkook alcanzó a saltar hacia atrás, pero eso no evitó que el costado del auto lo golpeara y cayera al suelo. Atontado por el susto, resopló. No le había pasado nada grave, pero al mirarse la rodilla vio que se había roto el pantalón y tenía sangre. El conductor inmediatamente detuvo el coche y salió del auto.
—¿Estás bien?
Y para rematar su día. Hasta pareciera un chiste que su asesino fuera precisamente el omega que menos toleraba. Si no fuera porque Taehyung también parecía sorprendido, Jungkook hubiera pensado que si fue un intento de asesinato.
—No me lo puedo creer.
Taehyung intentó ayudarlo.
—Joder, ni yo.
Soltándose de él, se levantó de un salto apartándose unos pasos.
—¿Dónde sacaste tu licencia, amigo? Tienes que mirar cuando te echas de reversa.
Taehyung no reaccionó como normalmente siempre reaccionaba. Parecía, aturdido.
—Soy un buen conductor. Tú también debiste fijarte antes de cruzar.
¿No vistes las luces?
A Jungkook le dolía la rodilla. Pero más preocupante que eso, fue contemplar lo pálido que Taehyung se veía.
—¿Te encuentras bien?
No era que el omega le preocupara, pero era el mejor amigo de su cuñado, mínimo tenía que ser cortes… Taehyung cerró los ojos y masculló algo ininteligible. Estaba actuando extraño, la verdad.
—Estoy bien. Tú eres el atropellado.
—Ya te dije que estoy bien.
Jungkook refunfuñó.
—Para tu desgracia, te informó de que te acabo de rayar tu bonito coche.
Esa afirmación fue un intento de hacer rabiar al omega, Taehyung miró en la dirección que él señalaba.
—El coche no me importa, lo que me importa es que tú estés bien.
Jungkook, no muy convencido, enarcó una ceja. ¿Él estaba preocupado? Era difícil de creer. Dudaba mucho que Jimin o Yoongi le creyeran. ¿Tal vez se había golpeado la cabeza contra el suelo?
—Tranquilo, amigo. De esta no me muero.
Taehyung podía sentir como el sudor corría por su espalda y en todo su cuerpo. Sentía su entrepierna húmeda. Realmente había advertido que estaba a punto de iniciar su periodo de celo, los días previos eran raros, pero nunca le había sucedido nada como esto. Él jamás perdía el control. En su época de celo, rara vez recurría a pasarla con alguien, no quería arriesgarse a que ese alfa perdiera el control y lo marcara o peor, lo embarazara. Taehyung siempre tenía un plan para su periodo. Los días más intensos lo pasaba solo en casa, autosatisfaciéndose, trabajando y tomando sus medicamentos. Los últimos días, cuando ya no era tan peligroso, cedía a tener sexo con alguien.
Pero este repentino calor lo estaba sofocando. Taehyung se lamió los labios.
Estaba empezando a marearse y se agarró al maletero del coche para mantener el equilibrio hasta que se le pasara. Tenía que ir a casa ¡Ahora!
Una mano firme la agarró por del brazo.
—¿Estás bien?
Miró a Jungkook. De repente el alfa se le hizo demasiado guapo y notó que olía muy bien.
—¿Qué colonia que llevas?
Preguntó olfateando el aire, quería estar más cerca para olerlo mejor, se inclinó hacia delante y casi se cayó sobre el alfa.
—¿Taehyung?
Jungkook lo agarró del otro brazo para sujetarlo.
—¿Qué te ocurre? Tienes las pupilas dilatadas y prácticamente estás jadeando.
El mareo se le había pasado, pero aún se sentía algo mareado. Se concentró en la respiración, pero nada estaba funcionando. Taehyung levantó la cabeza y le miró a los ojos de nuevo, eran preciosos. Él se inclinó un poco acercándose más, hasta que sus rostros estuvieron a pocos centímetros de distancia. No pudo evitar mirarle fijamente a los labios, se veían tan besables y suaves, a pesar de que antes de ese día, Taehyung se juró no interesarse en el cuñado de su mejor amigo. Pero estando en un momento de necesidad, su cuerpo cedería ante cualquier alfa.
—¡Maldita sea! ¿Estás en celo?
Jungkook olfateó el aire dándose cuenta cuál era el problema.
—¿Taehyung? ¿Debería llamar a Jimin?
Taehyung se estremeció. Intentó apartarse del alfa. Pero no lo consiguió.
—Tranquilo. No voy a aprovecharme de ti. Estás a salvo.
—Dudo eso.
Taehyung rio. En verdad no comprendía como era que Jungkook estaba controlándose tan bien, esto jamás sucedía. Por lo general, cuando un alfa percibía el celo de un omega, perdía la razón. Fue el motivo por lo que Taehyung había decidido ir a casa pronto y no arriesgarse a provocar a los tantos alfas que trabajaban en el edificio. Taehyung nuevamente intentó dar un paso atrás, pero se arrepintió cuando el estacionamiento subterráneo empezó a dar vueltas. Jungkook lo ayudó a recargarse contra el auto y soltó su brazo.
—Llamaré a Jimin.
Los músculos del estómago de Taehyung se apretaron hasta que lo que sentía casi era dolor.
—No
Se agarró al borde del auto con más fuerza e intentó calmarse, estaba mareado, sudaba y el dolor de estómago se intensificó y su pene se endureció y abrió los ojos como platos cuando su pene empezó a palpitar
como si tuviera ahí mismo el corazón. Los inhibidores del celo que había tomado momentos antes no estaban surtiendo efecto y no podía arriesgarse a tomar otra dosis o correría peligro de tener un paro cardiaco.
—Oh, mierda.
—¿Taehyung?
La voz de Jungkook era suave.
—¿Qué puedo hacer por ti? Quiero ayudarte.
Taehyung cerró los ojos e intentó ralentizar la respiración. En su lugar, eso le hizo ser más consciente de sus tetillas, que empezaron a dolerle y la fricción de ellos contra la tela de su camisa, lo estaban volviendo loco, definitivamente algo andaba mal. Sintió otro sofoco y reprimió el impulso de arrancarse la ropa, ya que sentía como si su piel estuviera ardiendo. Pasó ese momento y el alivio se extendió por todo su cuerpo durante unos segundos, hasta que empezó a sentir escalofríos. Había pasado en un instante del calor al frío.
—¿Taehyung?
Jungkook se inclinó y puso su boca casi en su oído.
—Tenemos que hacer algo, ahora.
Taehyung abrió los ojos y giró la cabeza. Empezaron a castañetearle los dientes y a temblarle todo el cuerpo.
—Tengo frío.
Admitió. Taehyung frunció el ceño. Una ráfaga de dolor le atravesó el vientre y se extendió más bajo, hasta su pene. Los escalofríos se fueron y empezó a sudar de nuevo.
—Mierda.
La voz de Jungkook se oía profunda, casi inhumana. Taehyung volvió la cabeza para mirar a Jungkook, se inclinó hacia él y sus fosas nasales se dilataron cuando lo olfateó. Taehyung
observó su rostro bronceado que ahora estaba pálido ante de levantar la mirada para encontrarse con la suya.
—Tenemos que llamar a Jimin. Yo no puedo llevarte a casa, y no puedes ir solo.
—Jimin se tomó la tarde libre.
Murmuró, más bien, gimió. Jungkook apretó los labios y un músculo de su mandíbula latió con fuerza. Hizo un ruido sordo, parpadeó un par de veces y tragó saliva antes de hablar.
—Puedo olerlo. Estás en celo. ¿Dónde están tus inhibidoras?
Taehyung intentó no entrar en pánico, pero fracasó.
—Ya los tomé, pero no están haciendo efecto.
Taehyung volvió a estremecerse, agarró su chaqueta por los bordes apretándola con fuerza contra su cuerpo. Quería acurrucarse y hacerse una bola únicamente para tratar de entrar en calor.
—Tenemos que hacer algo, no puedo estar cerca de ti. Apenas y puedo controlarme.
Taehyung miró a Jungkook a la cara.
— Estoy sudando, mi ritmo cardíaco está acelerado y voy a reventar mis pantalones vaqueros. Eres un omega, estoy empezando a estar dolorido.
—Eso no sucederá, idiota alfa.
Taehyung intentó de nuevo apartarlo.
—Hazte a un lado, aun puedo manejar. Me quiero ir ahora.
Taehyung estaba preocupado y confundido. Pero sentía que su estado de excitación se estaba agravando porque estaba un alfa cerca de él. Confiaba que alejándose podría recuperar algo de control. Jungkook le impidió avanzar al coche sujetándolo por las caderas y empujándolo hacia atrás contra el costado del auto.
—Quieto.
Sus manos eran cálidas, donde lo retuvo y se dio cuenta de nuevo de lo bien que olía. No podía creer que se fijara en eso con todo lo que estaba sucediendo, pero lo hizo.
—Aléjate, tonto.
Miró a los ojos a Jungkook, esperando que lo hiciera. Alguna emoción brilló en ellos, pero no podía identificarlo. Volvió la cabeza hacia otro lado.
—Tenemos que hacer algo antes de que alguien venga. Se va a poner mucho peor. ¿Cuánto te duele?
—Mucho.
Admitió. Su estómago ardía y era muy consciente de su entrepierna y la zona de su culo autolubricada. Era la maldición de los omegas. Sus cuerpos estaban hechos para ser jodidos. Cuando la naturaleza llamaba, su mismo cuerpo se preparaba para la acción. Era una maldición y una bendición. Un fogonazo lo golpeó y Taehyung gimió cuando su piel comenzó a sentirse como si estuviera en llamas. Soltó las solapas de su chaqueta y se aferró a los brazos de Jungkook. Una sensación punzante atravesó su estómago y sacudió la parte inferior de su vientre. Gritó y se aferró a Jungkook. Jamás se había sentido de esa forma.
—Ojalá no hubiera dejado mi arma taser en al casillero. Podría haberte aturdido.
Taehyung, en otro momento, habría intentado golpear a este idiota alfa.
Pero en su estado actual ni siquiera tenía fuerza en los brazos. Gimió y se inclinó hacia delante, presionando su cara contra el hombro de Jungkook. Él lo acercó y se lo permitió.
—Esto va a empeorar.
Pronosticó Taehyung.
—Tengo que irme de aquí.
Durante años, muchos años, Taehyung siempre se aferró a su orgullo.
Siempre se prometió jamás ceder ante ningún alfa. Pero en su estado actual, su cuerpo era quien manda. Taehyung se aferró a su camiseta.
—Ayúdame.
Jungkook no era cualquier alfa, era el hermano de la pareja de su mejor amigo. Mínimo podía confiar un porcentaje bajo en él. Cuando estuviera lucido al día siguiente, en su defensa diría que le dolía más de lo que nunca podía recordar. El sudor lo cubría y se encogió de hombros, tratando de librarse de su chaqueta. Jungkook pareció entender y se lo quitó. No sirvió de nada. Estaba ardiendo y aturdido.
—Tengo fiebre.
—Es tu celo.
Jungkook ajustó la postura y se enderezó. Pero no aumentó la distancia, Taehyung presionó su rostro contra su pecho. Olía increíble. Levantó la barbilla y cuando sus labios rozaron la piel caliente en la parte superior de su camisa, el impulso de lamer lo atacó. Se resistió, pero apostó a que sabía tan bien como olía. ¿Qué demonios estoy pensando? ¿Qué está mal conmigo?
—¡Jungkook! ¡Haz algo maldita sea!
Taehyung cerró los ojos, tratando de controlarse. Escuchó a Jungkook decir una maldición. Lo levantó en brazos. Taehyung se aferró a él. Algo del dolor se alivió y aspiró su maravilloso aroma. Hundió la cara en su garganta caliente.
—Céntrate en mi voz. Estoy aquí. Te tengo.
Dijo con voz áspera contra su oído.
—Taehyung, tenemos que irnos.
Taehyung levantó la cabeza y miró a Jungkook.
—Solamente golpéame. Noquéame.
Jungkook frunció el ceño. Taehyung respiró hondo y gritó para obtener su punto. Lo decía en serio.
—¡Golpéame! Eras militar ¿No? Seguro que sabes cómo dejar a alguien inconsciente.
Jungkook se inclinó y lo dejó en el suelo inestable cerca de la puerta del coche.
—Tengo miedo de causarte daño permanente.
—Ya estoy en agonía, maldita sea. Solo tienes que hacerlo.
Taehyung levantó la barbilla y cerró los ojos, esperando que no le hiciera demasiado daño. El golpe nunca llegó. Unos brazos fuertes envolvieron su cintura y su espalda se apoyó contra el lado del coche. Un cuerpo grande lo inmovilizó allí. Abrió los ojos y se sorprendió.
—No voy a golpearte. Podría romperte los huesos. Eres un omega arrogante pero demasiado frágil. Puedes aguantar el dolor. Taehyung estaba a nada de romperse.
—No puedo.
—Jungkook …
—Ni hablar. No puedo garantizar que no te voy a romper la mandíbula.
La cara de Jungkook tenía una expresión de enojo y de repente lo levantó del suelo, poniendo su cara a su nivel.
—Voy a besarte. Eso te distraerá del dolor.
La negativa de Taehyung, ante esa afirmación, llegó demasiado tarde a sus labios. Taehyung olvidó cómo respirar cuando él se inclinó y bajó la mirada hacia su boca. Podría haberle dado la espalda, pero no lo hizo. Cerró los ojos y disfrutó de la primera caricia de sus suaves labios tocando los suyos.
Se presionó más contra él y alzó su cadera para enredar sus dedos en su pelo cuando profundizó el beso. Él sabía a chocolate... El dolor se desvaneció para ser sustituido por necesidad. Deseaba a este alfa más de lo que nunca había deseado a cualquier otro. Sus tetillas le dolían y el deseo de frotarse contra él, de sentirle dentro de él, se hizo tan intenso que se quejó de la necesidad. Liberó la mano de su cabello y lo agarró por las caderas, frotándose contra él. La sensación de sus pollas duras frotándose entre ellas a pesar de la ropa, era celestial. El placer lo hizo cerrar los ojos y gemir más fuerte.
Una parte de Taehyung se horrorizó al pensar que cualquiera pudiera bajar al estacionamiento en ese momento, pero nada importaba más que el dolor estaba cediendo. Se aferró a Jungkook como si fuera un salvavidas. Se había convertido en su prioridad. Abrió las piernas y las envolvió alrededor de sus caderas, encerrándose con él.
Jungkook continuó rozando sus caderas, empujando contra Taehyung en un ritmo lento que hizo imposible pensar. Su pene estaba tan sensible que no podía concentrarse en nada más que en el ritmo firme de su polla contra él.
Era la más poderosa conciencia de un hombre que jamás había experimentado.
Sus manos dejaron sus caderas y se deslizaron a su culo, ahuecando ambas mejillas y moliendo sus cuerpos juntos con mayor eficacia. Taehyung hundió la cara en su cuello y abrió la boca, desesperado por probar cualquier parte de él, ya que había dejado de besarlo. Taehyung le lamió un poco la oreja y luego se aferró al lóbulo, chupándolo ligeramente. Se estremeció contra él y soltó un atractivo sonido. Su boca encontró su garganta y rozó besos allí.
—Taehyung.
Su nombre en sus labios lo hizo arder por dentro. Puede que fuera otro fogonazo, pero no le importaba. No podía acercarse lo suficiente a Jungkook con la ropa puesta. Necesitaba sentir su piel y le dolía por tenerlo en su interior.
Una imagen destelló en su mente... Cómo se sentiría si estuvieran desnudos y él lo follaba... Enviándolo al orgasmo.
Taehyung le soltó la oreja y presionó sus labios contra su garganta, gritando. Todo su cuerpo se estremeció de la fuerza del mismo. El éxtasis rasgó lejos cualquier sentido de la realidad, mientras navegaba la ola de todos los clímax.

un omega sin rival KooV Parte #1Where stories live. Discover now