Capítulo 13

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A la mañana siguiente tanto Kara como Lena amanecieron con dolores musculares ya que los niños prácticamente las usaron de cama, en el desayuno Lena noto a Kara algo nerviosa, pero pensó que solo eran ideas de ella.

—Bueno niños, les tengo una sorpresa –dijo Kara levantándose de la silla, con eso captó la atención de los pequeños, incluida la de Lena.

—¿Qué sorpresa, mamá? –preguntó Kian concentrado en su panqueque.

—Ustedes una vez me dijeron que querían que tuviéramos un día de pistolas de agua y ¿adivinen que? Hoy va a hacer ese dia.

Los gritos de felicidad no se esperaron a escuchar, obviamente lo que quedaba de desayuno fue olvidado por completo y salieron corriendo a abrazar a su madre, diciendo lo emocionados que estaban por hacer esa pelea.

Lena solo miraba con una sonrisa viendo la felicidad y lo simple que era hacer feliz a un niño, y eso es lo que ama de los niños en general porque ellos son seres que no necesitan algo tan elaborado o caro para ser felices, sino que ellos se emocionan por cosas sencillas y con el simple hecho de pasar un rato con sus padres. Y los pequeños Zor-El no eran la excepción, ella sabía que los niños a veces se ponían tristes por no ver Kara durante el día, pero también entendían por qué no la podían ver y al saber que ella pasara un dia con ellos, era de esperarse la reacción de ellos.

—Hay equipos, ustedes contra nosotras dos –dijo Kara señalando a Lena.

Lena sonrió felizmente al saber que iba a formar parte del día de los pequeños, porque aunque Kara ha demostrado que se siente cómoda con que Lena sea la otra parte esencial de la vida de los niños, algo dentro de Lena todavía se sentía insegura.

Pasaron todo el día en el patio jugando con las pistolas de agua y jugando con Krypto que había estado un poco enfermo por algo que le habían dado en el avión. Todos estaban disfrutando de las risas y de las decadencias de los niños para apuntar, por obvias razones Lena era la mejor en el juego, de la nada Mark entró en escena para hacerle saber a Lena que Lionel la estaba esperando en la oficina.

—Esta bien niños, vayan a seguir jugando ya vuelvo –les dijo Lena.

—¿Segura que quieres hablar con él? –preguntó Kara.

—Si, aunque se que no se va a disculpar, tengo que ir porque presiento que su discusión sera la misma sobre Lex.

—Está bien, amor.

Lena sabía que la plática con su padre no sería una plática tranquila, sabía que probablemente terminaría bien, pero quería salir de eso lo más pronto posible, cuando entro a la oficina y miró a su padre que estaba sirviéndose un vaso de whisky.

—Hola Lena –saludo Lionel como si nada.

—Padre, ¿qué te trae por aqui?

—¿Qué? ¿Acaso no puedo saludar a mi hija?

Lena sabía lo que estaba tratando de hacer, pero aún le dolía que su padre tratara de hablar con ella sin pedir disculpas por desconfiar y aún por haberla golpeado.

Kara se sentía incómoda viendo desde el jardín a la ventana de la oficina de Lena. Sus hijos supieron descifrar lo que estaba pasando o por lo menos saber que su madre estaba angustiada por algo y que era mejor ir a jugar con Krypto un rato, quien estaba descansando bajo el sol.

Dentro de la oficina había un silencio sepulcral, ambos solo se miraban uno al otro, los dos estaban esperando que alguien diera el primer paso. Lionel tenía la esperanza que sería Lena, siempre pasaba lo mismo, cualquier discusión y era Lena quien siempre se disculpaba.

Amor bajo presiónDove le storie prendono vita. Scoprilo ora