Capítulo 4

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Aún en la mansión, Pericles camina desanimadamente hasta la habitación de Eugene, encuentra al chico acostado mirando el techo, pero quien al verlo se levanta inmediatamente.

— ¿Por qué traes esa cara, Merlina otra vez? —pregunta preocupado, pero Pericles niega al instante — ¿Entonces?

— No encuentro a Enid por ningún lado, y mira. —el chico estira un teléfono rosado hasta Eugene, este lo mira extrañado antes de tomarlo — El idiota que tenía como novio volvió, ¡Es que no se da cuenta que no quiere nada con él! —Eugene ignora el grito de Pericles para mirar el artefacto algo preocupado.

— ¿Cómo es que tienes el teléfono de Enid? —pregunta totalmente serio.

— Dios, no me mires así. —exaspera — Lo cogí de su cama luego de ver como salió corriendo prácticamente por los pasillos, quise ver de qué se trataba, leí los últimos mensajes y luego fui retrocediendo más y más... —se detiene al ver la cara de Eugene.

— ¿Qué es lo que te pasa? —Eugene deja el teléfono en la cama y va hasta su amigo empujándolo un poco — ¡Es su privacidad y si Enid se entera!

— No se va a enterar. —dice con tranquilidad — Tú no le vas a decir, te lo ruego, fue casi sin querer, quise ver que la hizo echarse a correr así de repente. —suspira.

— No le diré, pero puede enterarse igualmente, ¿Qué me dices de tu hermana, la habitación de Enid queda prácticamente frente a la de ella, estas seguro de que no te vio? —Pericles titubea nervioso y camina hacia la puerta mirando el pasillo, lo que decía Eugene era cierto, y la puerta de Merlina estaba ligeramente abierta.

— ¡Carajo! —grita pateando la puerta — Hablaré con ella, ya se me ocurrirá algo, pero debo ser yo quien le diga que agarré su celular para algo. —dice seguro, ambos se quedan un momento en silencio y luego parece ocurrírsele algo a Pericles — ¡Ya lo sé!

— ¿El que? —pregunta Eugene desanimado sentándose en la cama mientras ve como Pericles toma su celular y marca un contacto, segundos después suena el de la rubia sobre la cama — ¿Qué se supone que haces?

— Le diré que la estuve llamando, y como no respondió fui a verla y encontré su celular tirado, ya esta, con eso se arregla todo por si la idiota de Merlina se le ocurre abrir la boca. —Pericles suspira aliviado mientras Eugene alza los hombros, pero pronto la mala cara vuelve a posarse en su rostro.

— ¿Ahora que pasa? —pregunta Eugene, Pericles coge el celular de entre sus manos y lo mira atento.

— Él le escribió y ella salió corriendo detrás de él Eugene, ¿No te das cuenta? —Pericles baja la mirada — Puede que hasta hayan regresado en esas semanas en las que no he podido estar mucho tiempo con ella.

— ¿Qué estás diciendo? Lleva más de una semana acá, y aunque eso fuera cierto ella nos hubiera contado. —dice seguro.

— Salí a buscarla Eugene, se ha ido con él. —su tono de voz refleja que esta al borde del llanto — ¡Con ese idiota que lo único que ha hecho es tratarla mal, engañarla, burlarse de ella!

— Lo del engaño no estamos seguros, lo que viste pudo ser cualquier cosa. —dice Eugene recordando la vez que Pericles vi a Ajax muy cerca de una chica, si no fuera por el carro que se les cruzó él hubiera podido jurar que la besó, pero no tenían la certeza y mucho menos las agallas para contarle a Enid lo que habían visto.

—Es obvio que la engañó, ese tipo es un completo imbécil que no valora a una mujer como Enid. —el enojo de Pericles se notaba a distancia, nunca le gustó el cómo Ajax acosaba a la rubia. No podía creer que el tipo había llegado a la ciudad solo para arreglar las cosas con Enid y encima besar a otra.

Serotonina Wenclair AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora