Capítulo 8

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Merlina parecía haberse quedado totalmente quieta en el lado de la habitación parada junto a la puerta, Enid desconocía el tono de su voz, se sentía con más valor que en cualquier otra ocasión, se levantó de la cama solo en ropa interior sin dejar de mirar a la chica, y sonrío al percibir un leve temblor en sus labios, al acercarse completamente a la chica y al volver a poner sus manos en la pretina del pantalón la morena se sobresaltó.

— Enid, lo siento. —dijo apenada — No creo que sea el momento. —la morena soltó un gran suspiro mientras apartaba las manos de la rubia — ¿Ahora si crees que deba irme? —Enid la miro unos segundos para luego negar y sonreír.

— Lo siento yo también, me deje llevar. —dice, de repente los ánimos y su versión atrevida habían desaparecido, ahora se sentía algo avergonzada al estar casi desnuda frente a la morena — Puedes usar mi baño y luego vemos la peli ¿Sí? —su mirada tierna se posó en los ojos marrones de la morena quien sonrío y asintió, se acercó rápidamente a sus labios dejándole un beso suave y luego se apartó para meterse al baño.

Un timbre, dos y luego tres, ¿Divina acaso siempre esperará que sonaran los tres malditos timbres para contestarle?

— ¿Qué haces llamándome, idiota? —la voz de la chica al otro lado de la línea la espanta un poco — ¿No deberías estar cogiendo justo ahora?

— Lo arruiné. —susurro Merlina sacando un poco de papel para tratar de limpiar el desastre que había hecho en su bóxer, escucho una risita al otro lado de la línea y giro los ojos — No te burles, por favor. —el tono que usaba era triste, Divina se dio cuenta y freno sus burlas para luego, la morena suspiro mientras acomodaba su pene semi erecto de nuevo entre su ropa interior, lagrimas asomaron por sus ojos, de verdad se sentía avergonzada, era una inexperta en cambio se dio cuenta que no era la misma situación de la rubia.

— Ey, Mer, ¿Estas bien? —el tono preocupado de Divina al otro lado de llamada hizo que unas cuantas lagrimas salieran y cayeran por sus mejillas — ¿Qué pasó? —susurró la chica.

— ¿Recuerdas cuando me dijiste en la fiesta de iniciación que debía acostarme con esa pelinegra que se me insinuaba? —pregunto de repente la morena, Divina emitió un sonido de afirmación — Quizás debí hacerlo, quizás hubiera cogido un poco más de experiencia para evitarme la vergüenza de hoy. —suspiro.

— ¿Cómo? No entiendo. —dijo la castaña — ¿Qué vergüenza? ¿Ella es muy experimentada?

— No creo que sea muy, pero obviamente lo es más que yo. —otro suspiro que hace girar los ojos de Divina.

— Bueno, cualquiera lo es más tú. —dice burlona — Pero ¿qué pasó, no supiste que hueco era? —otra risa que se escuchó más como una carcajada salió de los labios de Divina.

— No seas imbécil.

— No lo soy, existen miles de posibilidades. —dice — ¿No se te paró? —vuelve a reír, cuando la morena esta dispuesta a cortar la llamada cuando la chica vuelve a hablar — Vamos, cuéntame, ¿O para que me llamaste?

—Quizás su toque es diabólico o yo soy la imbécil precoz. —dijo esto último en un pequeño susurro que Divina apenas escuchó.

—Tu eres idiota, es tu primera vez y según lo que me dices casi nunca te masturbas, obviamente serás precoz, no pasa nada. —Divina trata de no reírse para no avergonzar a Merlina — Aprovecha ahora e inténtalo de nuevo, y no me vengas con que no sabes si ella quiere, claro que quiere, me imagino que esta toda frustrada...

— ¡No digas eso! —dice la morena un poco fuerte, se pasa las manos por su cabeza, en los años que llevaba de vida, y de consciencia nunca se había imaginado que dejaría frustrada a una chica, a recibido mil halagos, de parte de sus amigas y de parte de las chicas en la universidad cuando se corrió el rumor de que lo tenía grande, era cierto, pero desde ese momento tuvo que tomar las duchas en su departamento — No sé si pueda intentarlo de nuevo, casi lloro frente a ella, dios, ni siquiera quiero salir de aquí. —suspira.

Serotonina Wenclair AuOnde as histórias ganham vida. Descobre agora