Capítulo 6

655 96 16
                                    

Enid aun iba en el auto junto a Pericles, los dos sin decir muchas palabras mas que las necesarias, la rubia tenía claro que al chico le costaba ser sociable igual que a su hermana, pero en su mayoría era ella la que llevaba la conversación, está vez no era así; Enid se sentía rara al recordar las palabras de la hermana del chico.

— ¿Entonces, eso es un sí? —pregunta Pericles animado después de recitarle por un minuto entero una invitación a salir en la que causalmente Eugene no podría asistir, lastima que Enid no la haya escuchado.

— ¿El que? —pregunta la rubia desconcertada.

— ¿No me escuchaste? —Pericles le hizo un gesto con la mano sobre su cara y la rubia la quito al instante — ¿Quieres salir mañana? —la seguridad que lo embargó para pronunciar esas palabras de nuevo fue tenaz.

— No. —y tan rápido se esfumó, el chico tomo una posición retraída y pareció alejarse de la chica en el auto — No creo que mi madre este de acuerdo, he pasado mucho tiempo fuera de casa. —se excusa.

— Entiendo, es tonto pensar que quieres salir después de verme como casi dos semanas. —ríe de mala gana, no la mira, mira hacía la ventana mientras reconoce el barrio de Enid, el auto se estaciona y la chica sabe que tiene que despedirse.

— Seguro que se la pasan genial. —dice la rubia abriendo la puerta del auto, Pericles la mira confundido — Eugene y tú. 

—Pero, yo quería ir contigo. —los ojos de Pericles demostraban tristeza, casi como un cachorro de pantera.

—Eugene también es tu amigo, no seas egoísta Pericles. —decía eso mientras cerraba la puerta del vehículo, en el interior de Enid esperaba que lo dicho por Merlina sea falso, pero al ver la mirada de Pericles supo que era verdad.

"pero a mi me gustas tú, no Eugene" palabras que se quedaron atoradas en la garganta de su creador. Pericles ya no tenia aquella seguridad de un Addams, era solo un cobarde a vista su hermana, "no era digno de un Addams".

—Que tengas una bonita tarde, nos vemos Pericles. —con una sonrisa ambos se despidieron, con distintos pensamientos sobre la misma persona.

Merlina esperaba impaciente la llegada de su hermano, luego de haber dejado todo tal cual lo encontró, decidió salir a una de las entradas para esperar a su hermano, tenía que asegurarse de que él no estuviera con la rubia.

Pronto lo vio llegar, iba a hacerle una broma como acostumbraba, pero se detuvo al verle la cara, decaído y con el paso acelerado paso por su costado sin siquiera detenerse a mirarla, la morena alzo los hombros despreocupada y tecleo el número que había guardado de la rubia, un timbre, dos timbres y luego silencio.

— ¿Hola? —dijo la morena primero percatándose que la llamada haya sido contestada — Soy Merlina, ¿llegaste bien? —era la pregunta mas tonta del planeta pero no se le vino nada más a la mente.

— Ah, Hola, lo siento por quedarme callada, lo hago cuando no tengo el número registrado para asegurarme de que no sea alguien indeseable. —dice con seguridad y luego sonríe por la pregunta de Merlina — Si, creo que si hubiera tenido un fatal accidente en la que haya terminado desmembrada, ya te hubieras enterado.

— Claro. —la morena gira los ojos y dándose ánimos así misma después de unos segundos en silencio se atreve a preguntar — ¿Quieres ir mas tarde a algún lado?

— A mi cama. —Enid sabe que ha respondido demasiado rápido pero era un comentario que no podía dejar pasar, ríe al imaginarse la cara de Merlina.

— Vale, perdón, que idiota debes estar cansada. —la morena algo decepcionada suspira y se decide a colgar, no puede ser que haya quedado como una tarada.

Serotonina Wenclair AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora