Capítulo 18 : Chicago

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Chicago... Chicago para mí significó todo, la ciudad de los secretos, la ciudad de la pasión, la ciudad que me devolvió la esperanza en el amor, haya pasado lo que haya pasado, Chicago siempre será mi lugar seguro, he visitado un millón de lugares, mucho más lujosos, más bonitos, más grandes, pero ninguno se iguala al poder de Chicago, hoy fue el día en el que mi vida cambio por completo, el día que entendí una cosa muy importante y es que te amaré hasta morir, el día que regresó el amor a mi vida, por eso te agradezco eternamente Emilia, con amor Theo...

- ¡Theo!
- Emilia...

Ahí estabas, a dos cuadras de mí, unos cuantos metros, ahí estabas, ahora lo único que nos dividía eran los semáforos, en cuanto la luz pintara de rojo, los coches pararían y tú correrías a mí, ahí entendí que no existe algo que te impida de hacer lo que quieres, los coches avanzaban y la luz en verde, pudiste morir, morir por un simple abrazo, morir de amor, en cuanto mis ojos apuntaron a Emilia, presencié a una mujer que extrañaba ser amada, una mujer llena de pasión, Emilia corrió hacia mí, los coches avanzando, Emilia no lo pensó dos veces, los coches le pitaban, los coches frenando en seco, pero tú seguías, seguías corriendo por mí, nada puede pararte...

- ¡Theo!
- Emilia...

Emilia llegó a mí y sin decir ninguna palabra se colgó a mí, me abrazo como si no me hubiera visto en años, un abrazo enteramente de amor, tiré mis cosas y la sujete tan fuerte como pude, empezamos a girar con la inercia del abrazo, Emilia me sujetaba tan fuerte como podía, al igual que yo y en cuanto la bajé nuestros cuerpos se empezaron a separar, dejando a tan solo unos cuantos centímetros nuestros labios, yo no venía con esa mentalidad, dije que quería respetar tus términos y por esa razón no te bese, porque pensé que querías un amigo, pero en realidad, nunca había tenido tantas ganas de besarte cómo está vez, tratando de ignorar el beso lo siguiente que vi fue mi cosa favorita en todo el mundo, esos ojos, tan grandes, tan preciosos, una miel brillante derramando de estos, tenías esos ojos, esos ojos de los que quieres que tus hijos tengan, tus pecas, perfectamente formadas, el ligero rizo de tu cabello, seguías tan hermosa, tan perfecta, como el último día que te vi.

- Hola... — dije con el corazón tratando de salir —
- Hola... — Emilia tenía una sonrisa de oreja a oreja —.
- Perdóname no sé que decir... ha pasado un tiempo — agregué —.
- Bueno no tenemos que decir nada en este momento ¿Te parece si primero dejamos tu equipaje en la camioneta?
- Por ahí podemos empezar...

Yo sabía que querías besarme Emilia ¿Por qué no lo hiciste?

(IN A DREAM - Troye Sivan)

Dejamos mi maleta en la camioneta de su mamá, donde por fin pude conocerla formalmente.

- Mimi me ha hablado mucho de ti — dijo la mamá—.
- ¿Mimi? — Pregunté —.
- ¡Mamá! — Emilia estaba apenada — así me dice mi mamá perdóname.
- Muy tierno — agregué —.
- Bueno chicos, los dejo, disfruten la ciudad, nos vemos para cenar — dijo su madre —.

La mamá de Emilia tomó otro camino, para dejarnos solos y explorar la ciudad, recuerden que Emilia tenía ya todo planeado.

- Bueno ¿Qué vamos a hacer Mimi? — Pregunté —.
- Primero que nada, no me digas así y segundo ¿Estás listo?
- ¿Listo para qué? — me intrigaba mucho —.
- Tenemos un par de horas libres antes de cenar, pero tenemos el tiempo perfecto ¡Sígueme!

Emilia y yo empezamos a caminar por la ciudad, nuestra primera parada fue una cafetería enorme, de 5 pisos, tal vez una de las más grandes en su existencia si no es que la más grande, recorrimos todos los pisos y pasillos del mismo, probando café, croissants, de todo, reíamos y nos poníamos al corriente de nuestras vidas, con ella podía tomar todo el café que quisiera, no existía ningún rastro de ansiedad en mí, era completamente libre contigo.

Hasta que la noche nos separeWhere stories live. Discover now