Difícil decisión

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Seiya llevó a Saori a un mercado del centro, era por la tarde y había algunos puestos de comida típica, diferente a lo que Saori estaba acostumbrada.

-Ahora vas a comer algo realmente bueno -Seiya pidió un tempura y se lo ofreció a Saori.

-No creo que esto me sirva de mucho, Seiya -Saori miró con extrañeza el paquete grasiento que Seiya acababa de darle.

-Al menos pruébalo -Seiya dio un pequeño mordisco al suyo, mientras Saori mordía, temerosa, el que tenía en sus manos.

-Hum... Es bueno... Pero con demasiada grasa... esto me hará engordar - Saori rió.

-Nunca engordarás, y aunque lo hagas, no me importa -Seiya dio otro mordisco y Saori lo miró con cariño.

Después de comer, siguieron paseando por la feria. Seiya enseñándole todo a Saori, que estaba encantada de ver cosas diferentes a las que estaba acostumbrada. Caminaban de la mano y se miraban de tanto en tanto. Al lado de la feria había un pequeño parque de juegos al que Seiya se empeñó en llevar a Saori. Jugaron en algunas atracciones, pasearon, tomaron helados, todo lo que Saori nunca imaginó que haría, y menos al lado de Seiya. Parecía un sueño, un sueño que pronto se convertiría en pesadilla...

-¿Estás bien, Saori? - Le preguntó Seiya mientras descansaban en un banco. 

-Lo siento... Sí, sólo pienso en algunas cosas.

-¿Puedo saber?

- Son cosas sin importancia -Saori se viró sin mirarlo- Nunca imaginé que viviría algo así... y mucho menos a tu lado -Saori bajó la mirada- Me temo que todo esto sea un sueño...

-Entonces vivámoslo juntos -Seiya la tomó de la barbilla. Ella lo miró y dejó caer una lágrima. Seiya no tenía idea de lo que estaba a punto de pasar, pero ella sí, y supo que ese sueño juntos nunca sucedería... -Por favor, no llores... No quiero verte así -Seiya se acercó, le dio un pequeño beso en los labios y luego la abrazó. Saori le devolvió el abrazo y se dejó caer, lloraba abrazada a él, y pensaba en que a veces odiaba el destino que le habían impuesto, y a él también; vida tras vida, este amor se interrumpía... - Saori, ¿qué pasa? Siento que me ocultas algo. Creo que es algo malo- Saori se apartó de él y se secó las lágrimas.

-No es nada, mi amor -Saori le tocó la cara -Quiero que me prometas que, pase lo que pase, nunca dejarás de vivir... que siempre lucharás y serás feliz -Seiya la miró seriamente.

-No sé por qué... pero esas palabras me han dolido, Saori... De una cosa estoy seguro, no puedo ser feliz si no estás a mi lado. Lo siento, pero no puedo prometer tal cosa; además, esta conversación está yendo demasiado lejos, creo que será mejor que te lleve a casa -Seiya se levantó y le ofreció la mano -¡Vámonos!

- Sí, ¡vamos! - Saori le dedicó una leve sonrisa y tomó su mano. El camino de regreso fue en total silencio. A Seiya le molestaba el hecho de que Saori le ocultara algo, pero también le preocupaba su repentina tristeza; y ella, evitanba mirarlo para no tener que dar explicaciones. Sentía que estaba por explotar su verdad, era una omisión que la estaba consumiendo. Había decidido ocultarle la verdad a Seiya, Shun, Ikki, Hyoga y Shiryu para que pudieran tener una vida normal, una opción que ella no tendría. Ellos ya habían sacrificado su infancia en favor de entrenar por una causa a la que inicialmente se habían visto obligados, habían hecho demasiado por ella en esos meses, y ahora ella decidió liberarlos del dolor y la agonía de ser caballeros. Junto con el maestro y los Caballeros de Oro, decidieron prohibirles la entrada al santuario. Creían que solo así entenderían que su trabajo ya estaba hecho, y que ahora podrían vivir de acuerdo a lo que ellos decidieran, sin el peso de una obligación...

-Hemos llegado -dijo Seiya un poco triste -espero que hayas disfrutado de tu paseo... -Seiya no pudo terminar, porque Saori lo abrazó de improviso. El la estrechó fuertemente entre sus brazos -Princesa... no quería dejarte, pero necesitas descansar, además estamos atrayendo miradas curiosas - Saori se acurrucó más contra su pecho.

-Tienes razón, estamos levantando muchas sospechas - Saori se separó de Seiya y sonrió- Ojalá no tuviera que separarme de ti... Pero... ¿te veré mañana?

-Por supuesto. Vendré mañana temprano.

-Mejor no... Mañana temprano iré a la oficina. Nos veremos en la playa a última hora de la tarde, así evitaremos sospechas.

- ¡Muy bien! Mañana te espero... - Seiya la miró, confundido.  Quería besarla, pero sabía que no podían. Se metió las manos en los bolsillos para contener las ganas de agarrarla - Será mejor que entres...

-Sí... ¡Hasta mañana! - Saori se separó de él lentamente, rozó suave su mejilla con una de sus manos y Seiya la besó. Saori sonrió, se giró lentamente y echó a correr, antes de arrepentirse por dejarlo ahí. Seiya dejó escapar un suspiro. "Por poco no la dejo ir... quería alejarla de todo y de todos". Con ese pensamiento, Seiya se dispuso a volver a casa. Saori abrió la puerta principal lentamente, iba a subir las escaleras de dos en dos para llegar rápidamente a su habitación, cuando alguien le habló:

-¿Dónde estaba, señorita? - Tatsumi la pilló cuando estaba a punto de entrar en su habitación -No debería estar en la calle hasta esta hora.

-¿Qué haces levantado, Tatsumi? Y en la puerta de mi habitación... -Saori frunció el ceño - Soy bastante mayor como para tener la obligación de responder por todo lo que hago... - Tatsumi no parecía sentirse intimidado por las palabras de Saori.

-He estado esperando por usted... y ahora vamos a hablar.

- ¡Mañana hablaremos, Tatsumi! Estoy cansada - Saori abrió la puerta de su habitación para entrar y fue detenida por el mayordomo - ¿Qué crees que estás haciendo...?

-Lo siento, señorita... pero hablaremos ahora. La conozco desde que era una bebé y sé que mañana huirá de mí para evitar esta conversación - Saori se sobresaltó por el tono de voz de Tatsumi, pues desde que lo conocía nunca lo había visto tan serio.

-¡De acuerdo! - Saori abrió la puerta del dormitorio y le pidió que entrara -¿De qué quieres hablarme, Tatsumi? Empiezas a asustarme - Tatsumi suspiró y atravesó la habitación de Saori, acercándose a la ventana.

-Desde que la vi en brazos del señor Kido, cuando la trajo a la mansión siendo una bebé, supe que no era una niña normal... y después de que me contó toda la historia, supe que nos habían encomendado la misión de vigilarla y cuidarla hasta que se convirtiera en mujer y pudiéramos contarle la verdad. - Saori empezó a prestar atención a cada palabra de Tatsumi - En aquel momento, el señor Kido la dejó a mi cuidado, mientras él se encargaba de encontrar a los chicos adecuados para darles la cruel misión que se les impuso a cada uno de ellos, y los que sobrevivieran serían sus guardianes. No estoy orgulloso de lo que les hicimos a esos chicos, pero fue por un bien mayor: el suyo y el de la humanidad...

-Tatsumi, ¿por qué me cuentas todo esto? - A Saori se le humedecían los ojos.

-Para que entienda que todos teníamos una misión, todos teníamos que sacrificar algo en aras de algo más grande.

-Por mi causa -Saori parecía triste.

-No le cuento todo esto para que se sienta culpable, señorita... Jamás... En un principio aceptamos la misión de cuidarla, pero con el paso del tiempo, al señor Kido y a mí se nos hizo cada vez más difícil pensar en decirle la verdad y verla partir, alejarnos; así que lo fuimos posponiendo, creyendo que todo lo que Aioros había dicho era mentira y que usted sería nuestra niña por siempre. - Saori le miró con compasión - De un momento a otro todo cambió... su abuelo enfermó y falleció... No tuve más remedio que contarle la verdad, pero lo que quiero decir es que todos tenemos nuestras debilidades. La mía y la de su abuelo fue encariñarnos demasiado con usted, sabiendo la verdad, aunque fue inevitable. Siempre fue una niña dulce y cariñosa, un poco mimada también. - Tatsumi rió y Saori también - Decidimos criarla como una humana corriente, pero conocíamos su destino como diosa de la guerra, y creo que por eso nos involucramos...

-No digas eso, Tatsumi... tú y mi abuelo han hecho un trabajo maravilloso conmigo, me han cuidado, me han entregado amor, protección, ¿por qué habría de pensar que eso es algo malo? Sé que mi vida no debía ser así, pero todo cambió con Saga queriendo matarme, y gracias a Aioros estoy aquí. Mis recuerdos como Diosa está volviendo poco a poco, pero esa parte de mi vida que compartimos juntos nunca será olvidada. Aunque Athena viva en mí y yo posea sus poderes, soy de carne y hueso, una humana; así lo decidí hace años, porque quería vivir y sentir emociones humanas, para entender y mostrar a otros dioses que no creen en la humanidad...

-Sí. Y hoy, mirando más de cerca, me he dado cuenta de que algo o más bien alguien le está cegando... impidiéndole cumplir tu misión. - Nerviosa, Saori se dio la vuelta rápidamente.

-¿De qué estás hablando, Tatsumi? - Saori todavía estaba de espaldas a él.

-Usted y ese chico Seiya... es evidente, señorita, que sienten algo el uno por el otro - Saori se dio la vuelta lentamente, mirándolo, avergonzada - No tiene por qué avergonzarse, señorita, es un sentimiento muy hermoso y humano, y le confesaré que ver esa sonrisa en su rostro me llena de alegría... pero también de preocupación. No quiero verla sufrir, ni a él, y no será bueno si no se detienen ahora. Usted y yo sabemos lo que se aproxima, no es justo ni para usted ni para Seiya - Saori parecía perdida - Siento decirle todo esto, señorita, no debería haberlo hecho...

- Ya es tarde, Tatsumi... - Los ojos de Saori se llenaron de lágrimas y corrió a abrazarle. - No puedo parar, lo quiero... siempre lo he querido; sé que me equivoco, pero no puedo evitarlo, estoy tan perdida... Además, tenemos una larga historia, no sólo en esta vida, sino en otras...

-Señorita...- Tatsumi la abrazó - ¿De otras vidas? - Tatsumi no podía creerlo.

-Sí... - Saori se separó de él y caminó por la habitación - Siempre ha estado a mi lado, vida tras vida... pero en ninguna de ellas hemos estado juntos, no como ahora... - Saori se secó las lágrimas - Pero tienes razón, tengo que parar esto antes de que empeore. Como he dicho, tengo una misión, y ustedes ya han sacrificado mucho por mí...

-Señorita... perdóneme... pero no quiero verla sufrir. Desgraciadamente, tarde o temprano esta separación se producirá.

-No te preocupes, Tatsumi... Alguien necesitaba abrirme los ojos... Gracias por todo lo que has hecho y haces por mí. Si no te importa, me gustaría estar sola...

-Por supuesto, señorita - Tatsumi la miró, preocupado- ¿Me promete que estará bien?

-Tranquilo, Tatsumi -Saori sonrió tristemente y esperó a que el mayordomo se fuera para cerrar la puerta y llorar en silencio. El dolor que sentía era inmenso. Se sentó en el suelo y lloró, hasta que se calmó y pensó con claridad... estaba cansada y acabó durmiendo allí mismo.

Por otro lado, Seiya estaba feliz, había llegado a su piso y pensaba en lo increíble que había sido la semana que había pasado con Saori, todos los descubrimientos y sentimientos. Como caballero y con todo el sufrimiento que había experimentado en su vida, nunca se habría imaginado que sería feliz, aunque faltaba una persona para su felicidad completa, "¿Seika?Espero que tú también estés bien y feliz". Con ese último pensamiento, Seiya cayó en un profundo y confuso sueño. Sintió dolor en el corazón, y cuando se miró las manos, había sangre... mucha sangre, y gritó el nombre de Saori sin descanso. La vio arrodillada y llorando con las manos en la cara. La llamó, pero ella no le oyó. La desesperación se apoderó de él, y se despertó asustado...

-Qué sueño tan real - Seiya suspiró y trató de calmarse, miró por la ventana y vio que salía el sol. Perdió el sueño y decidió levantarse.

Después de tanto llorar, Saori cayó en un profundo sueño. Tumbada en el suelo de su habitación, empezó a tener una pesadilla en la que se veía a sí misma con el vestido todo sucio de sangre. Miraba a su alrededor y veía a todos sus caballeros muertos; de fondo oía una risa que la torturaba y decía "Por tu culpa, Athena, todos están muertos".

-Nooo... no es mi culpa - gritó desesperada Saori, sus gritos despertaron a todos en la mansión, que corrieron a su habitación.

-Saori - Shun intentó abrir la puerta, que estaba cerrada.

-¡Tira la puerta, Shun! - Jabu dijo con aprensión.

-No quiero asustarla. Tatsumi, ¿tienes una llave de repuesto? - Shun dijo con calma.

-Sí, ya voy -Tatsumi salió corriendo a buscar la llave, y un minuto después se la dio a Shun, quien abrió la puerta y vio a Saori tirada en el suelo, llorando.

-¡SAORI! - Shun se acercó y la levantó para llevarla a la cama. Todos miraban a la chica que sollozaba -Saori, ¿qué ha pasado?

-Shun, no es culpa mía, ¿verdad?

-¿De qué estás hablando? - Shun le cogió la mano y la miró, intentando entender lo que decía. Saori parpadeó y vio que todos en su habitación estaban preocupados.

-No es nada... ha sido un mal sueño - Saori sonrió, intentando mostrarse confiada, pero no pudo - Quiero estar sola... por favor...

-¿Estás segura? - Jabu se acercó, aprovechando la sensibilidad de la chica -¿Puedo hacerte compañía si quieres?

-Gracias por tu amabilidad, Jabu... pero no, y agradezco la preocupación de todos. Estoy bien, por favor, vete y déjame en paz - Shun estaba a punto de levantarse cuando Saori le cogió de la mano - Quédate, Shun, quiero hablar contigo... - Shun asintió, viendo la expresión de descontento en el rostro de Jabu. Cuando todos se hubieron marchado, Saori apretó la mano de Shun. - Estoy tan confundida, Shun....

-¿Qué ha pasado, Saori? - Shun la miró con lástima -¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?

-Siempre eres tan cariñoso - Saori sonrió -Pero nadie puede ayudarme... Tengo que tomar una decisión y es muy difícil... quizá esté siendo egoísta, pero mucho depende de mí - Shun la miró, confundido - Sé que lo que digo no tiene mucho sentido, pero necesitaba desahogarme... eres la única persona en la que confío aquí ahora mismo.

-Lo siento por mi indiscreción, Saori - Shun apartó la mirada-, pero, se trata de Seiya, ¿no?

-Sí... Además - sus ojos se llenaron de lágrimas-, sé que haré daño a mucha gente con esta decisión, pero es lo mejor...

-Saori... lo comprendo - Shun sonrió y le apretó la mano - ¡Para lo que necesites, aquí estaré, decidas lo que decidas, no sólo como caballero, sino como un amigo!

-¡Gracias, Shun! - Saori le devolvió el apretón de mano - Ahora, si no te importa, me gustaría estar sola -Shun asintió, y sin decir una palabra, la dejó. Saori, se acomodó en su cama, probablemente ya no podría dormir... pensó en cómo había cambiado todo en tan poco tiempo, de una vida tranquila, a una tan complicada. Se abrazó a sí misma, "¿Qué más pruebas tendré que pasar? ¿Seré lo suficientemente fuerte para soportar lo que me espera? Y sin él a mi lado... Seiya...".

A primera hora de la mañana, Saori había renunciado a intentar dormir y se levantó. Tenía la cabeza saturada: aparte de la conversación con Tatsumi y la horrible pesadilla que había tenido, debía comunicar su decisión a todos y resolver una de las conversaciones más difíciles que había tenido con Seiya. Fue al baño a darse una ducha y refrescarse, le esperaba un largo día.

Saori estaba lista, llevaba un sencillo vestido blanco de tirantes finos y un ligero escote en forma de V que resaltaba sus pechos, ceñido en la cintura y holgado de caderas a rodillas. En los pies unas zapatillas del mismo color que el vestido. Se aplicó un ligero maquillaje para disimular su rostro triste y cansado, era hora de darle la noticia al maestro Dohko. Le llamó con su cosmo.

-¡Hola, Athena! Lo sentiste, ¿verdad?

-Hola, maestro... siento que se acerca cada vez más...

-El sello está a punto de romperse... ¿has tomado una decisión?

-Sí... ¡Lucharé! Quiero que se cumpla lo que acordamos, ordenaré la prohibición de que Seiya, Shiryu, Hyoga, Shun e Ikki se acerquen al Santuario, y si rompen esa regla... serán castigados.

-Sabia decisión, Athena, nunca ganaremos esta guerra sin ti... En cuanto a los chicos, sabes que si se enteran, no podremos detenerlos... especialmente a Seiya...

-Nos aseguraremos de que no lo sepan... Quiero que vivan como la gente normal... No soporto que les hagan más daño - Saori suspiró profundamente y enseguida se recompuso - Diles sobre mi decisión, mañana partiré hacia el santuario, quiero que reúnas a todos los caballeros, empezaremos a trazar estrategias...

-¡Ok! Lo haré, Athena.

-Gracias, maestro -Saori se despidió y se secó una lágrima que corría por su mejilla - ¡Ya no hay vuelta atrás! - Levantó la cabeza y fue en busca de Tatsumi, tenía que organizarlo todo para su partida.

Después de la pesadilla, Seiya no pudo dormir más. No sabía porqué, pero tenía un mal presentimiento y pensó que tal vez les había pasado algo malo a sus amigos, - No, a ellos no... Estoy seguro de que están bien, o eso quiero creer... Saori, en cambio, oculta algo, y cuando pienso en ella, siento que el corazón me va a estallar. - Seiya estaba sentado en su cama, perdido, mirando por la ventana y esperando el amanecer - ¡Hablaré con Saori y haré que me diga la verdad! - Seiya se levantó - Me voy al orfanato a jugar con los niños, eso me quitará la angustia hasta que llegue el momento de ver a Saori... ¡No veo la hora de abrazarla... de besarla!

Saori estaba en el despacho de la mansión, ordenando y firmando unos documentos. Tatsumi la observaba atentamente, en ese momento le cogió la mano con la que firmaba uno de los papeles.

-Señorita... No hay necesidad de precipitarse -la miró con cariño.

-Estoy perdida... Y asustada - Saori miró a Tatsumi - De verdad necesito que sigas mis instrucciones, Tatsumi, no quiero que nadie sospeche, necesito que entregues estos documentos a los abogados - Saori entregó los papeles firmados a Tatsumi.

-Es una gran cantidad de dinero la que está dejando para ellos, señorita.

-Es lo menos que puedo hacer - Saori se levantó de la silla y se volvió hacia la ventana. - Han hecho mucho por mí, ¿y qué puedo hacer yo para ayudarles a tener una vida normal y vivir como humanos normales?

-Sí, señorita... pero estoy seguro que no lo aceptarán, son muy orgullosos... - Saori sonrió con tristeza mientras miraba el jardín y se volvía hacia Tatsumi.

-Como acordamos, hablarás después de que me vaya, así que quiero que lo arregles cuanto antes. Los papeles ya están firmados, el resto depende de ti...

-Ok, señorita, lo haré ahora -Tatsumi se giró para salir de la habitación.

-Espera, primero quiero que llames a Jabu, Ichi, Nachi, Geki y Ban, necesito hablar con ellos. Quiero informarles todo esto porque irán conmigo al santuario - Tatsumi asintió y salió de la habitación. 5 minutos después, todos los mencionados estaban frente a Saori.

-¿Todo bien, señorita? - Jabu preguntó preocupado - Nunca nos manda a llamar - Saori seguía observando el jardín. Suspiró profundamente y se volvió hacia los chicos que tenía delante.

-Prepárense... mañana temprano partirán conmigo hacia el Santuario... - Todos se miraron entre sí y luego a la mujer, con expresiones de sorpresa.

-Siento preguntarle, señorita... pero, ¿a qué viene esto? -Ichi la miró, confundido -¿Tus caballeros favoritos no son capaces de hacerlo? Nos merecemos una explicación.

-No hables así, Ichi -le reprendió Jabu - Estamos aquí para cumplir órdenes, ¿te has olvidado con quién estás hablando?

-No te preocupes, Jabu -Saori los miró a todos -Merecen una explicación... Seiya, Shiryu, Hyoga, Shun e Ikki ya no serán mis caballeros - Todos la miraron asombrados, Jabu tomó la iniciativa.

-¿Es eso cierto, señorita? - Jabu no parecía creerlo, y pensó que quizás esta sería la oportunidad perfecta para demostrar que era un caballero tan bueno y leal como Seiya -¿Por qué?

-Sus labores ha terminado - Saori habló con firmeza y sin mostrar tristeza - Ya han hecho demasiado por mí, lucharon con valentía y arriesgaron sus vidas... ahora quiero que vivan como la gente corriente...

-Si no morimos, espero tener una oportunidad como esa - Ichi se rió y todos le miraron, serios -¿Qué? ¿Me van a decir que no has pensado en eso?

-Deja de decir tonterías, Ichi - Geki lo miró - ¿A quién crees que te estás dirigiendo? Ella es nuestra diosa, más respeto...

-Está bien, Geki - Saori rió y miró a todos - Quiero que sepan que todos serán recompensados.

-No tiene que preocuparse por eso, señorita, nuestro trabajo es protegerla - siguió sonriendo Jabu.

-Eso lo dices porque te gusta - soltó Ichi sin pensarlo y todos lo miraron. Saori se puso roja, sabía que Jabu estaba sonrojado por ella, pero en ningún momento pensó que se expondría así.

-Cállate, Ichi - Jabu se puso nervioso - Señorita, no se tome a pecho lo que ha dicho.

-¡Ah! De acuerdo... - Saori disimuló fastidio y continuó - Quiero pedirles algo... que actúen con normalidad hasta que partamos mañana. Hablaré con Seiya y Shun personalmente y no quiero que lo sepan de antemano, es todo lo que pido - Todos estuvieron de acuerdo.

-Señorita Saori, siento preguntarle - Geki tomó la palabra - ¿Pasa algo grave? ¿Es un nuevo enemigo?

-Lo sabrán todo en cuanto lleguemos al santuario - Saori parecía perdida - Es todo por ahora, cuento con su discreción, ¡gracias! - Todos asintieron y salieron de la habitación, excepto Jabu, que se quedó mirándola y esperando a que todos salieran - Si no te importa, Jabu, me gustaría estar sola...

-Te dejaré, después de que respondas a una pregunta - Jabu se acercó más a ella y habló en voz baja - ¿Por qué ese cambio tan repentino? Por Seiya, ¿no?

-No seas entrometido, Jabu - Saori se apoyó en la mesa y le miró con seriedad.

-No estoy siendo entrometido, señorita ... Sólo quiero entender.

- Sólo puedo decirte que no es por Seiya, y lo entenderás cuando lleguemos al santuario. Ahora, si me disculpas - Saori se sentó en su silla y esperó a que Jabu se fuera.

-Está bien... Lo siento - Jabu se giró, y antes de salir de la habitación, se dirigió a ella - Quiero que sepas que haremos lo que sea para protegerte, y si necesitas algo, aquí estaré - Jabu cerró la puerta y Saori suspiró, aliviada. Quería estar sola, pronto se encontraría con Seiya en la playa y necesitaba pensar lo que le diría. La angustia en su pecho crecía cada vez que pensaba en la conversación. Bajó la cabeza y lloró en silencio.

Seiya pasó la mañana con los niños. Shun también apareció para charlar.

-¿Ha tenido una pesadilla, Shun? - dijo Seiya preocupado

-Si, despertó a todos en la casa con sus gritos - Shun agachó la cabeza -Estoy preocupado por ella - Seiya se puso de pie, parecía pensativo.

-Yo también, Shun... lo extraño es que yo también he tenido muchas pesadillas... tengo un mal presentimiento.

-¿Y cómo son esas pesadillas?

-No sé... Veo figuras, sangre, y me siento tan triste... ¿Saori dijo algo sobre la suya?

-No... sólo dijo que tenía miedo, que no sabía si estaba preparada...

-Tengo la impresión de que Saori sabe algo y nos lo oculta... -Seiya miró al cielo, el tiempo parecía cambiar - Creo que hoy lloverá...

-Yo también lo creo, Seiya - Shun se levantó y se puso al lado de Seiya, mirando al cielo - He estado pensando mucho en Ikki... lo extaño mucho...

-¡Shun, estoy seguro de que Ikki está bien! ¡Volverá pronto!

-Espero que sí... porque si realmente pasa algo, ¡quiero saber que al menos se encuentra bien!

-No te preocupes, Shun - Seiya le miró y sonrió-, ¡Disculpa, me tengo que ir!

-¿A dónde vas, Seiya? - Shun preguntó, preocupado.

-Tengo una cita - Seiya sonrió feliz, se dio la vuelta y corrió hacia el lugar que había acordado con Saori. Estaba en la playa, pero un poco más lejos. Nada más llegar al lugar miró al cielo y vio que el tiempo cambiaba drásticamente - Se avecina una tormenta, espero que Saori no se retrase, Seiya se sentó y esperó...

-Esto es, Tatsumi - Saori se levantó y le entregó unos papeles - Bueno, voy a salir y dejaré esto en tus manos...

-¿A dónde va, señorita?

-Tengo una cita - Saori sonrió con tristeza - Tengo que arreglar esto...

-¿Quiere que la lleve?

- No... iré sola. Gracias, Tatsumi - Saori dio media vuelta y se fue. El lugar no estaba lejos, así que decidió caminar, tratando de calmar su corazón. Cuando llegó, lo vio a lo lejos caminando de un lado a otro. Su corazón parecía salirse de su boca, quería correr a sus brazos y perderse en sus besos, pero tendría que ser fuerte... Seiya sintió su presencia, se detuvo y la miró. Le dedicó una amplia sonrisa al verla, ella sonrió tímidamente y se acercó a paso lento, bajó la cabeza, sin mirarlo.

-Tenía muchas ganas de verte - Seiya le levantó la barbilla con una mano para mirarla a los ojos. Temiendo flaquear, Saori se apartó y se dio la vuelta - ¿Ha pasado algo?

-Necesitamos hablar... - Saori se puso su máscara de frialdad y Seiya sintió que se le helaba el corazón.

-Sí, pero ¿podrías darte la vuelta y mirarme? - Saori suspiró profundamente y se giró lento, aún no tenía valor para enfrentarlo - Estoy esperando... ¿de qué tenemos que hablar... ? me estás desesperando, Saori -Seiya se acercó y ella se apartó.

- Por favor, aléjate de mí - Saori levantó la cabeza y le miró fríamente.

-¿Qué estás diciendo? - Seiya retrocedió dos pasos, pareciendo no creerse su frialdad.

-Lo que has oído... No quiero que te acerques más. A partir de ahora, sólo serás mi caballero - continuó Saori con la mirada firme-, o mejor dicho, te libraré de esta carga: ya no te quiero como mi caballero...

-¿Es una broma, Saori? Dí la verdad, porque no tienes ni idea de lo mucho que me están doliendo esas palabras - Seiya dejó escapar una lágrima de sus ojos y eso rompió el corazón de Saori, pero aún así, se mantuvo firme.

-No es una broma - En ese momento empezaron a caer unas gotas de lluvia. Saori inspiró profundamente y dejó escapar un suspiro, intentando contener las lágrimas.

-No me lo creo - Seiya corrió hacia ella y la atrapó entre sus brazos - ¿Qué vas a hacer ahora, matarme? - Saori giró su rostro y trató de liberarse de sus brazos.

-Déjame ir, Seiya...

-No... mírame - la lluvia aumentó y Seiya comenzó a sollozar - mírame y dime que no me amas... si haces eso, prometo dejarte ir - Saori se detuvo, lo miró y no pudo contener más sus lágrimas.

-Seiya... - Seiya la abrazó y ella le devolvió el abrazo, hundiendo su rostro en su cuello. Mientras caía la lluvia, ambos lloraban, sabían que había llegado el momento, tendrían que separarse. Aunque fuera difícil, tenían que ser fuertes. Saori se apartó un poco y apoyó su frente en la de él - No podemos estar juntos, Seiya....Sabía desde el principio que esto nos causaría un gran dolor, y aún así fui débil...

-Saori... no te culpes, conocíamos el riesgo que corríamos, y si es por eso, yo también lo fui. Dime, ¿desde cuándo amar te hace débil? Creo que el amor puede hacer milagros...

-Sí... yo también lo creo... Pero ese no es el problema, Seiya. Los demás no lo creen así, me ven como la deidad intocable, piden que este amor sea para todos - Saori empezó a sentir frío y tembló .

-Además de ser una diosa, también eres humana, estás sujeta a debilidades. Mírate, tienes frío y estás temblando - Saori rió, Seiya le pasó las manos por los brazos para intentar calentarla - Vamos, vamos a mi piso, no puedo dejar que te resfríes y allí podremos hablar mejor.

-No sé... Será mejor que regrese a casa - Saori se abrazó a sí misma.

-No dejaré que te mojes así, mi piso está más cerca, no seas orgullosa. Desde allí puedes llamar a Tatsumi para que te recoja - Saori aceptó, tenía mucho frío. Seiya se quitó la camiseta mojada y se la puso por la cabeza - No servirá de mucho porque ya estás mojada, pero creo que te ayudará - Seiya sonrió, Saori había perdido el habla al ver el fuerte pecho de Seiya sin camiseta. El se dio cuenta y frunció el ceño, ella apartó la mirada, nerviosa, con las mejillas teñidas de rojo. Empezó a caminar.

-¡Vámonos! - Saori se apresuró y Seiya la siguió. La lluvia caía con fuerza y corrieron, riendo y divirtiéndose. A Saori nunca le había caído ni una gota de lluvia y le gustó la sensación. Se detuvo un momento y dejó que el agua la empapara más y más, como si le lavara el alma y el dolor. Levantó la cara y alzó los brazos, como si quisiera liberarse de esa pesada carga que llevaba. Seiya la miró, admirado, su vestido blanco se había vuelto completamente transparente con el agua. Evitaba mirarla, pero era imposible no ver sus hermosos pechos expuestos bajo el vestido mojado. Saori, al sentirse observada, miró a Seiya y sonrió. El tímidamente desvió la mirada, ella sabía lo que estaba mirando. Se acercó a él lentamente, sabía que esa sería su despedida y quería disfrutar cada momento con él. Lo agarró del cuello y lo besó. El no lo podía creer, no podía moverse. Lentamente la agarró de la cintura y la acercó más a él, sus cuerpos mojados se rozaban y les provocaban más y más escalofríos y deseos. Se separaron para respirar, se miraron y sonrieron.

- Esto suena a despedida - dijo Seiya con tristeza.

-Quizás... - Saori sonrió y dejó escapar un estornudo - Si no me pongo enferma...

-Vamos, vamos a mi piso, está cerca - Corrieron, y nada más llegar, Seiya abrió la puerta y le pidió a Saori que entrara - Voy a por una toalla - Saori se había cruzado de brazos delante de sus pechos, ahora se avergonzaba de estar tan expuesta. Seiya volvió con dos toallas y se las dio.

- Gracias - Saori cogió la toalla y empezó a secarse.

-Déjame ayudarte - Seiya cogió una de las toallas y se la puso sobre los hombros. La visión de ella casi desnuda era demasiado para él. Mientras Saori intentaba secarse su enorme melena, se paró a mirarle y observó su pecho desnudo. Vio algunas cicatrices, dejó de juguetear con su pelo y tocó una de ellas con una mano.

-¿Son cicatrices del entrenamiento? - Los ojos de Saori se llenaron de lágrimas, imaginando lo doloroso que habría sido aquel entrenamiento y también las batallas que había tenido que librar.

-Algunas sí, pero yo las considero medallas de honor - Seiya tocó el rostro de Saori - No llores... mira, ya ni siquiera duelen - Saori rió. Continuó con sus manos recorriendo la espalda de Seiya, sobre cada cicatriz, como si con su tacto fueran a desaparecer. Bajó un poco hasta su abdomen y notó que aunque era delgado, sus músculos estaban bien formados. Seiya cerró los ojos, tratando de controlarse. Saori lo miró...

-¿Duele?

-No... al contrario - Seiya suspiró y pensó que lo mejor era parar, estaba perdiendo el control. Le cogió suavemente la mano, la apartó y la besó - No quiero que te pongas mala, voy a buscar algo de ropa para pasarte - Saori sonrió.

-¡De acuerdo! - Saori apretó la toalla contra su pecho - ¿Puedo usar tu teléfono?

-Por supuesto - Seiya la miró tímidamente - siéntete como en casa. - Saori cogió el teléfono, miró fuera y vio que caía una lluvia torrencial. Marcó el número, y en cuanto contestaron preguntó por Tatsumi.

-Señorita, ¿dónde está? Estoy preocupado.

-No te preocupes... estoy bien - Saori pensó en mentirle a Tatsumi sobre su locación, quería pasar más tiempo con Seiya, pero decidió decir la verdad - Estoy en casa de Seiya, me ha cobijado aquí hasta que deje de llover, en cuanto pare te llamaré para que me recojas... hasta luego - Colgó el teléfono rápidamente para que no hiciera preguntas. Se giró y vio a Seiya con una camiseta y unos pantalones cortos.

-Esto es lo que encontré, tal vez te sirva - Seiya le dio las prendas - El baño está por allá... - Saori asintió y corrió al baño. Seiya aprovechó que Saori iba al baño y también se cambió por unos bóxers y un pantalón de pijama. Luego decidió pararse en la ventana a observar la tormenta.

-Si no estuviera seguro de haber encarcelado a Poseidón, juraría que fue obra suya - Saori se acercó y se puso a su lado.

-Y si no lo hubiera presenciado y me lo hubieras contado, juraría que es mentira - Los dos se rieron - Dioses... no imaginaba que les gustaba tanto hacer líos.

-¿Eso va para mí también? - Saori le miró y enarcó una ceja.

-Quizás...- Seiya le guiñó un ojo - Por lo que sé, de pequeña te gustaba hacer muchas travesuras.

-Quizás tenía mis razones... No soy la mejor persona del mundo, Seiya, y no estoy orgullosa de lo que he hecho en mi pasado.

-Lo sé, Saori. Por cierto, has mejorado mucho en mi opinión, para mí hoy eres la mejor persona del mundo - Seiya la miró y vio que sólo llevaba puesta la camiseta blanca que le había entregado - y sigues estando guapa con cualquier cosa encima - Saori sonrió, divertida.

-¡Gracias! Es un poco grande, pero puedo usarla. Ah, dejé mi vestido colgado en el baño para que se seque un poco - Saori lo miró tímidamente.

-Muy bien... -Seiya la miró y se preguntó si sólo llevaba la camiseta, lo que despertó su curiosidad - ¿Y los pantalones cortos? Ah, ¿no te quedan?

- En realidad me quedaron muy grandes y sólo llevo puesta la camiseta - Saori se miró y se rió con la cara enrojecida.

-¡Ohh! - Seiya apartó la vista, avergonzado. - Me alegro de que al menos la camiseta te quede bien.

-Sí -sonrió Saori, y se quedaron un rato sentados en silencio, contemplando la lluvia. Ella lo miró y se dio cuenta de que aún no llevaba camiseta y sólo usaba pantalones de pijama.

-Necesitamos hablar, Seiya - Saori suspiró tristemente.

-Lo sé, intentaba posponer este momento, o incluso hacer que lo olvides - Seiya sonrió, y se sentó en la mesa frente a la ventana. Saori dio dos pasos y se detuvo frente a él, nerviosa. Sus manos frente a ella, sujetando el borde de su camiseta, bajó la mirada evitando el contacto visual con Seiya.

- Siento haberte hecho creer que podíamos estar juntos... nunca debimos iniciar esto - Saori se llevó las manos a la cara y empezó a llorar. Seiya se acercó a ella y la abrazó.

- Saori... no te sientas culpable, no pudimos evitarlo... - Seiya dejó caer unas lágrimas y la estrechó más entre sus brazos.

-Es un error... Siempre lo ha sido, Seiya... tendría que haber sido fuerte, resistido... ahora nos estoy causando este daño a los dos por mi culpa.

-¿Desde cuándo amar ha sido un error, Saori? ¿No estamos aquí para defender el amor y la justicia? - Seiya se separó un poco, le quitó las manos de la cara y la levantó - Mírame... dime... ¿Por qué está mal amarse? - Saori lo miró y pensó: "Seiya tiene razón, ¿por qué está mal, si estamos aquí para defender el amor?" Ella misma no sabía la respuesta, y habló confundida:

-No sé... pero no soy sólo una humana, muchos dependen de mí, Seiya, de mi amor, de mi fuerza, no puedo ser egoísta y dejarlo todo por un solo amor. Muchos humanos inocentes podrían morir por una decisión equivocada, no puedo permitirlo... tengo que volver y quedarme en el santuario, es donde pertenezco ahora...

-De verdad, Saori, no lo entiendo... si todo está en paz y no tenemos ninguna amenaza, ¿por qué volver tan rápido al santuario? Sé desde que llegaste que tenías que regresar, pero no entiendo por qué ahora, me vienen varias preguntas a la cabeza, ¿por qué Mu no quería que vinieras? ¿Por qué dijiste en aquel discurso en el santuario que éramos libres, que querías que viviéramos como humanos normales... ? ¿Realmente somos libres de amenazas? Tengo la sensación de que ocultas algo... - Saori se giró, nerviosa.

-No estoy ocultando nada, Seiya - Saori se apartó de él - Como dijiste, tengo que volver, sólo he venido a arreglar algunas cosas de la empresa, ponerlo todo en orden para vivir en el santuario. Soy una diosa, es duro, pero tengo que dejar el lado humano, necesito estar allá por mis caballeros, por la humanidad... así tiene que ser... Me he dado cuenta de que no puedo con esta doble vida, Seiya, tengo que tomar una decisión, la más difícil de mi vida - Saori empezó a llorar de nuevo.

-Déjame... - Seiya bajó la cabeza y dejó caer algunas de las lágrimas que intentaba contener - Pero soy un caballero, aunque no estemos juntos, yo también estaré ahí... a tu lado - Saori se giró lentamente para mirarle.

-No... no hace falta, quiero que ustedes, Shun, Hyoga, Shiryu e incluso Ikki, vivan sus vidas mientras puedan, quiero que tengas tiempo para buscar a tu hermana, Seiya, ya han arriesgado demasiado sus vida por mí.... 

-¡Por favor, para! - Seiya la miró severamente - Estoy cansado de este discurso, ¿alguna vez me has preguntado, o a los demás, si esto es lo que realmente queremos? ¿O ahora nos obligas a hacer lo que crees correcto, sin siquiera conocer nuestra opinión?

-Seiya... por favor.

-Al principio me vi forzado a una vida que odiaba, con mucho dolor y sudor logré convertirme en caballero... nunca lo quise, sólo lo hice porque esperaba estar con mi hermana, pero hoy las cosas han tomado un rumbo diferente y he decidido de todo corazón ser un caballero, dedicar mi vida a protegerte a ti y a la humanidad... Esa fue mi elección, Saori, y tú me la estás quitando. ¿Porque crees que queremos otra vida... ? - Seiya ya no pudo contener las lágrimas y se arrodilló frente a ella.

-¡No hagas esto, Seiya... por favor!

-¡Dedico mi vida a ti... Athena! ¡Quiero protegerte y amarte en silencio, Saori! No me quites esto, no me separes de ti. Si lo haces, moriré poco a poco... - Seiya seguía arrodillado y llorando, Saori no podía contener las lágrimas al verlo expectante y suplicando, y pensó: "Realmente no le pregunté a ninguno de ellos lo que realmente querían, ¿hice lo correcto?"

-Perdóname, Seiya - Saori se arrodilló frente a él le tomó el rostro entre sus manos -Perdóname, mi amor, por haberte causado tanto dolor - Saori lo abrazó, y él tímidamente le devolvió el abrazo. Lloraron juntos, abrazados... Seiya se apartó un poco y la miró, tomó su rostro le secó las lágrimas.

-No tienes que disculparte conmigo, Saori, quería estar contigo aún sabiendo los riesgos que corría, y aunque muera, no me arrepentiré nunca... porque esta semana que hemos pasado juntos han sido los mejores días de mi vida...

-Seiya... - Saori trató de contener las lágrimas que insistían en caer - Quiero convencerme de que estoy arrepentida... pero no me arrepiento. Aunque sé que está mal, estos días a tu lado fueron maravillosos y serán inolvidables - Saori sonrió y le pasó las manos por el pelo y por la cara - Pero ahora tengo una misión que cumplir, y ya no podremos estar juntos...

- Así que este es nuestro final... - Seiya apartó la mirada y le quitó las manos de su rostro, poniéndose de pie y dándole la espalda - No puedo creerlo, no quiero creerlo - Seiya suspiró y habló con frialdad - Pero si tiene que ser así, no insistiré... ¿Vendrá Tatsumi a buscarte?

- He decidido llamarle en cuanto baje la lluvia - Saori se sintió mal por su frialdad y se acercó a él - Entiéndeme... por favor, Seiya.

-Lo entiendo - Seiya la miró por encima del hombro - Pero también tienes que entenderme... Necesito tiempo para asimilar todo, y contigo cerca cada vez me resulta más difícil - Seiya miró por la ventana y sonrió con tristeza - Ha dejado de llover, será mejor llamar a Tatsumi - Cuando Seiya se disponía a alejarse, Saori lo abrazó por detrás y apoyó la cara en su espalda, dejando caer unas lágrimas - No hagas las cosas más difíciles, Saori - Seiya respiró hondo, intentando contener las lágrimas pero sin conseguirlo - Por favor...

-Déjame pasar la noche contigo - Saori lo abrazó más fuerte y le puso las manos en el pecho - Cuando duermo contigo me siento protegida...

-No sé... - Seiya cerró los ojos, sintiendo el suave tacto de las manos de Saori en su pecho - Esto no va a funcionar...

-Sólo quiero dormir en tus brazos esta noche... para poder recordarlo y guardarlo en mi corazón - Seiya le quitó las manos del pecho y se dio la vuelta lentamente.

-¿Estás segura? - Seiya la miró con tristeza.

-Sí... Mi amor - Saori le agarró la cara y acercó su nariz a la de él, frotándola de lado a lado y sintiendo su aliento cerca de sus labios. Seiya flaqueó y la abrazó pausado, sus labios se rozaron levemente, sin prisas, como si quisieran eternizar ese momento de despedida para siempre en sus corazones. Poco a poco, el beso calmo se volvió intenso y desesperado. Saori lo agarró por la nuca e introdujo su lengua en su boca. Seiya hizo lo mismo y la acercó más para que sus cuerpos quedaran pegados. Saborearon los labios del otro, sólo se separaron para tomar unos respiros y luego volvieron al ataque de sus bocas. Saori jaló los labios de Seiya con los suyos. Sus corazones latían cada vez más rápido, el calor en sus cuerpos iba en aumento. Seiya recorría con sus manos toda la espalda de ella, trataba de controlarse pero le era imposible, su miembro no entendía razones y comenzaba a dar señales evidentes. Se sentía un poco nervioso y trató de alejarse de ella, pero la chica se dio cuenta y empujó su cuerpo contra el de él. En ese momento Saori supo porqué se había alejado cuando sintió un poco más abajo de de su vientre lo excitado que estaba Seiya. Lo miro y vio lo avergonzado que se sentía, le sonrió tímidamente...

-Lo siento, Saori, es difícil controlarme cuando nos besamos así... - Seiya se dio cuenta de que Saori no se apartó de él esta vez - Creo que será mejor que paremos, si quieres puedo llevarte a casa... la lluvia casi ha terminado.

-¿Me estás echando? ¿O tienes miedo de lo que pueda pasar? - Saori decidió provocarlo, empezó a besarle el cuello y cerca de su oreja le dijo - Ya te he dicho que quiero dormir aquí contigo... claro, si tú quieres...

- Quiero... - Seiya se perdió en sus propias palabras mientras ella pasaba sus manos por cada cicatriz de su pecho y lo miraba suplicante - No sé si está bien, pero quiero que esta noche estés aquí conmigo - Saori sonrió y lo abrazó. El la abrazó fuertemente contra su cuerpo, ella se separó un poco para poder mirarlo y besarlo, lentamente presionó sus caderas contra las de él y se movió discretamente, mientras sentía como el miembro de Seiya volvía a cobrar vida.

-Saori... - Seiya tenía ahora sus labios en su oreja, mordisqueando y susurrando su nombre, provocando escalofríos en su cuerpo. Saori estaba perdiendo la cabeza en este sensual juego, quería más. Levantó su pierna derecha, empujando sensualmente sus caderas contra él. Seiya agarró con fuerza su pierna, la besó con deseo y ella correspondió sin pensarlo, recorriendo con sus manos todo su pecho y espalda, sin despegar sus bocas... En ese momento el teléfono empezó a sonar, se sobresaltaron y se separaron un poco. Seiya la miró y sonrió, y ella hizo lo mismo, con la cara completamente roja.

-Se han vuelto a interponer en nuestro camino - Seiya se rió, abrazándola más fuerte, y el teléfono siguió sonando - No quiero dejarte ir... no quiero que te vayas... - Saori le agarró la cara con las manos.

-Yo tampoco quiero... pero tengo que hacerlo - Saori tenía ahora lágrimas en los ojos y acariciaba el rostro de Seiya con una de sus manos - ¡Te quiero!

-Yo también te quiero - Seiya apoyó la frente en la de ella - tanto que tengo miedo...

-¿Por qué tienes miedo? - Saori le miró, desconcertada.

- Tengo miedo de perderte para siempre... - Seiya la besó ligeramente en los labios. - Tengo un mal presentimiento, Saori, algo que no puedo explicar... - Seiya le recorrió la cara con los dedos.

-No me perderás... nunca... Puede que ame a todos mis caballeros como la diosa y protectora que soy, pero mi corazón humano y divino sólo te pertenece a ti, Seiya - Saori lo miro amorosamente y lo beso con todo el amor que había en su corazón, y Seiya saboreó cada beso, cada gesto, cada palabra de ella como si fuera la última. El beso calmado se volvió intenso, Seiya agarró por la espalda a Saori, apretándola contra su cuerpo. Ella se aferró a sus cabellos mientras sus bocas se devoraban. Saori sentía cómo Seiya la deseaba, y ella también lo deseaba, "pero ¿sería posible entregarse a él?". Mientras Saori pensaba, el teléfono volvió a sonar. Sus bocas se separaron pero no sus cuerpos, Seiya la besó ligeramente en la mejilla hasta llegar a su oído y le dijo:

-Si no paramos, no sé de lo que soy capaz - Seiya le mordisqueó la oreja, Saori gimió suavemente, y el teléfono seguía sonando - Creo que debo contestar... puede que sea importante - Saori se apartó un poco.

-Sí... será mejor que contestes - dijo Saori, tomando aire y soltándolo lentamente tratando de controlarse. Seiya se acercó al teléfono y, al dar unos pasos, bajó la mirada hacia su miembro que asomaba a través del pantalón de pijama que llevaba puesto. Se sintió un poco avergonzado por no haber sido capaz de controlarse.

-¿Hola? - dijo Seiya en voz baja.

-Chico, quiero hablar la señorita...

-Ok. Saori, es Tatsumi - Saori se acercó y Seiya le dio el teléfono.

- ¿Qué quieres, Tatsumi?

- Señorita, ha dejado de llover... ¿puedo ir a buscarla? - La voz de Tatsumi era de preocupación, ella se quedó callada por un momento mirando a Seiya, que tenía la mirada triste fija en ella, no sabía que hacer, su razón le decía que Tatsumi debía ir a buscarla, pero su corazón le decía que se quedara con Seiya. Apartó la mirada y Seiya se alejó de ella.

-Señorita... ¿me oye?

-Sí, aquí estoy - Saori suspiró y habló - Me quedaré un poco más, tengo una conversación importante con Seiya - Seiya se giró para mirarla.

-Pero, señorita... es usted una joven en el piso de un hombre y sin compañía, no está bien...

-No te preocupes, Tatsumi, soy mayor y sé cuidarme sola, ya te he dicho que te llamaré para que vengas a recogerme... Hasta luego - Saori colgó el teléfono sin posibilidad de respuesta por parte de Tatsumi. Miró a Seiya al que se le humedecían los ojos.

-Saori... No creo que debamos prolongar este sufrimiento...

-¿Quieres que me vaya? - dijo Saori con voz triste.

-No... - Seiya se acercó a ella, y con una de sus manos le acarició suavemente la mejilla - Pero si te quedas... no sé si seré capaz de dejarte marchar - Seiya dejó que una lágrima corriera por su mejilla y tiró de ella para abrazarla - ¿Por qué tiene que ser así, Saori?

- No puede ser de otra forma, por desgracia - Saori lo abrazó y empezó a llorar en su pecho - Es mi destino como Athena... Tengo una misión que cumplir, Seiya - Saori se apartó y lo miró - Si seguimos juntos, no podré cumplir esa misión...

- ¿Cuál es esa misión de la que tanto hablas? - Seiya la miro, confundido - Quiero saber la verdad, Saori.

-No necesitas saberlo - Saori se dio la vuelta para no tener que mirarle - Es algo relacionado con el santuario... nada importante.

- Soy un caballero... tengo derecho a saberlo - Al oír a Seiya decir esto, le dolió en el alma. Se acercó a él y le agarró la cara.

-Escucha, Seiya... estoy aquí... ahora - Saori cerró los ojos y apoyó su frente en la de él - Sólo quiero estar contigo.... Por favor - Lo besó con todo su deseo contenido. Seiya respondió y la agarró con fuerzas, no tenía control sobre su propio cuerpo, los besos de Saori lo estaban volviendo loco. Ella sentía el miembro de Seiya creciendo en su vientre otra vez, y sin pensarlo se puso de puntillas y levantó un poco una de sus piernas, restregando su sexo contra él. Aún con su ropa estorbando, sintió lo placentero que era. Seiya estaba perdiendo la batalla contra su deseo y la atrajo más hacia él. Deslizó una de sus manos por su pierna, llevándola por debajo de la camiseta y apretando ligeramente su trasero, haciendo que Saori soltara un gemido. Asustado de haber hecho algo malo, se separó un poco, mirándola.

-¿Está todo bien? ¿Te he hecho daño? - Seiya se veía serio y Saori se rió.

-No me has hecho daño - Saori le acarició ligeramente el rostro, mirándole profundamente a los ojos - Siempre estás tan preocupado por mí... - Saori dejó que una lágrima corriera por su mejilla - Tengo tantas ganas de ser tuya... de hacerte el amor...

-Yo también quiero, Saori... ahora más que nunca - Seiya le besó ligeramente los labios -Aunque luego me mate tu padre... o incluso Tatsumi, quiero tenerte... - Saori rió.

-Seiya... no estoy segura si es lo correcto... no quiero que luego lleguemos a arrepentirnos...

-Nunca me arrepentiría... te lo dije, aunque muera, es nuestro momento, y quiero que sea inolvidable - Seiya besó a Saori, quien aceptó, pero luego se separó. Tomó una decisión, ella se apartó de él y sonrió, esa actitud lo asustó.... ella siguió mirándolo fijamente, sus manos bajaron hasta el final de su camisa, quitándosela y dejando a Seiya sin palabras, mirando a Saori casi desnuda frente a él. Su piel blanca, sus pechos perfectos, y sus pezones rosados, quería tocarlos y besarlos.... Saori se acercó a él tímidamente, sabía lo que él quería pero estaba segura que no tendría el valor de hacerlo. Tomó una de sus manos y la puso en su propia cara, Seiya respiraba profundamente, nervioso, sin apartar sus ojos de los de ella... El se dio cuenta de que las manos de Saori estaban frías y temblaban ligeramente.

- No tienes que hacer esto, Saori... - Con su mano sobre el rostro de ella, Seiya la acarició con los pulgares.

-Quiero hacerlo... Sólo estoy un poco nerviosa - Saori sonrió.

- Los dos lo estamos... No sé qué hacer... - Seiya sonrió nervioso, con la cara roja.

- Lo descubriremos juntos - Saori giró su rostro y depositó un ligero beso en las palmas de Seiya. Apartó su mano de su rostro, colocándola sobre uno de sus pechos. El abrió mucho los ojos ante su actitud, pero entonces pensó que debía actuar,. Lo apretó ligeramente, sintiendo lo suave que era. Con su pulgar acarició su rosado pezón, en ese momento la miró y vio como se mordía los labios inferiores. "¿Lo está disfrutando?" Pensó, y aquello lo dejó loco de deseo. La acercó sin sacar su manos de su pecho, la miró fijamente mientras la acariciaba. Ella soltó un suave jadeo, cerró los ojos y volvió a morderse los labios. El no pudo contenerlo más y la besó desesperadamente. Saori lo abrazó por la nuca, devolviéndole el beso lleno de deseo. Seiya se separó y tiró ligeramente de sus labios.

-Estás tratando de volverme loco...

-No... Sólo quiero hacer el amor contigo.

-¿Estás segura? - Seiya la miró con duda, pero lleno de deseo.

-Sí... llévame a la cama - Saori le besó ligeramente en los labios. El no hizo más preguntas y la levantó, la llevó hasta su cama y la colocó con cuidado sobre ella, poniéndose encima, apoyándose en un codo y con el otro acariciándole la cara con el dorso de la mano, admirándola, adorándola, sin decir palabra. Saori tenía las manos en su cara y hacía lo mismo, mirándole sin decir nada... Seiya la besó lentamente, sin quitarle los ojos de encima, Saori cerró los ojos saboreando los besos, bajó sus manos a su torneada espalda y lo rodeó con sus brazos. Seiya intensificó el beso, introduciendo su lengua en su boca. Ella hizo lo mismo, gimiendo suavemente. Saori sintió el creciente miembro de Seiya en su vientre y se removió bajo él, abriendo un poco más las piernas y encajando perfectamente su sexo en el de él. Aún en bragas y él en pantalón de pijama y bóxer, sintieron lo placentero que era. Saori pasó sus manos por su espalda hasta llegar a la altura de los pantalones, deslizando su mano por debajo para intentar quitárselos. Seiya detuvo el beso y sonrió, mirándola. Le besó la mejilla y bajó la boca hasta su oreja, mordisqueándole el lóbulo, provocándole un escalofrío por todo el cuerpo mientras se revolvía y empujaba sus caderas contra las de él. Seiya continuó su lento y tortuoso recorrido, besándole el cuello y bajando hasta sus pechos. Siguiendo su instinto, rodeó su pezón con la lengua, haciendo que Saori se retorciera impaciente bajo él. Seiya chupó y lamió, haciéndola temblar de deseo y queriendo más, disfrutando del juego. Bajó hasta su vientre, rodeando su ombligo con la lengua.

-Seiya... - Saori suspiraba su nombre - ¿Intentas torturarme?

-No... - Seiya sonrió, le gustaba verla tan suelta - Nunca... - Seiya tragó en seco en ese momento, estaba muy nervioso pero no quería detenerse. La miró, esperando su aprobación. Ella sonrió, nerviosa. El no lo pensó más y le bajó lentamente las bragas, dándole la más hermosa vista. Seiya terminó de quitarle la pequeña tela y él la miró, asombrado y encendido. Saori lo miró nerviosa, respirando hondo. El se dio cuenta de cómo reaccionaba y se acercó a su rostro...

-Si quieres, podemos parar...

- Shh - Saori le puso uno de sus dedos sobre los labios - Sí quiero... pero estás demasiado vestido - Saori levantó un poco su cuerpo, haciendo que Seiya se levantara y se arrodillara en la cama. Ella lo miró a los ojos y comenzó a bajarle el pijama junto con el bóxer, lentamente... Seiya separó los labios, controlando su respiración. Ella le bajó la ropa hasta las rodillas, él rápidamente se deshizo de su pantalón y bóxer, quedando desnudo frente a ella. Se miraron fijamente, Seiya tomó la iniciativa y la besó, recostándola completamente, apoyándose en un brazo para no poner todo su peso sobre ella. Separó los labios y la miró a los ojos.

-Tengo miedo... después de esto no podré dejarte ir...

-Seiya... - Saori le pasó las manos por la cara - No lo hagas más difícil... quiero entregarme a ti por voluntad propia, sin el peso que cargo y como la humana que soy, para recordar este momento de amor tan hermoso entre nosotros... - sin decir ni pensar nada más antes de arrepentirse, Saori lo besó con deseo, poniéndose debajo de él y abriendo un poco las piernas, sintiendo su miembro duro contra su vientre. Seiya gemía entre sus besos. Sintiendo su sexo tan cerca, se separó de sus labios y la miró, había llegado el momento. No sabía qué hacer, así que levantó un poco las caderas, agarrando su miembro y dirigiéndolo a la entrada de su sexo. La sintió tan húmeda que lo enloqueció aún más. Lo introdujo, empujando lentamente por miedo a lastimarla. Saori cerró los ojos, sintió cómo la llenaba, junto con un poco de dolor. Seiya la miró de nuevo, asustado.... pero sintió tanto placer, que por un momento se olvidó de ella y empujó sus caderas, introduciéndose de lleno y haciéndola gemir.

-Lo siento, ¿te he hecho daño? - Asustado, Seiya intentó alejarse, pero ella lo detuvo.

-No, Seiya... está bien, puedo manejarlo... -Saori cerro los ojos y suspiró - sólo necesito unos segundos, ya pasará... o eso creo... dime lo que sientes, tal vez me relaje...

-Bueno... - Seiya se sintió avergonzado, pero se acercó a su oído y le habló suavemente - Me esfuerzo por controlarlo, es tan apretado... y tan delicioso - Seiya gimió suavemente - Nunca había sentido algo así... - Saori se relajó con las palabras de Seiya, y pudo ver en su rostro cómo se contenía. Eso la animó, le mordisqueó ligeramente la barbilla y empezó a soltarse, moviendo lentamente las caderas. Seiya gimió y rodó los ojos, eso la excitó aún más, aumentando el movimiento. Al principio sintió un ligero ardor, pero Seiya se unió a ella y empezaron un baile al vaivén. Poco a poco fueron cogiendo el ritmo, lo que les hizo gemir juntos. Seiya la besó desesperadamente, estaba perdiendo el control y ella también. Sentían un placer que deseaban que no acabara, pero que perderían pronto.

-Seiya... - Saori dijo su nombre entre suspiros.

-Saori... - Seiya gimió en su boca - No puedo más... ven conmigo...

-¡Tómame, mi amor! Confío en ti - Saori le mordió los labios inferiores, empujando sus caderas contra las de él lentamente. Seiya se perdió en la imagen de Saori mordiéndole los labios y se lanzó... Una... le cogió las manos... Dos... entrelazaron sus dedos... a la tercera no pudieron sostenerlo más y saltaron juntos hacia el vértice de sus vidas, acallando sus gemidos con un beso arrollador.

Poco después, cuando sus cuerpos se calmaron, se miraron confundidos por lo que acababa de suceder. No sabían que decir, los ojos de Saori se llenaron de lágrimas y rompió en un llanto desesperado. Seiya la miró, perdido, se dio la vuelta en la cama y la atrajo sobre él, tomándola entre sus brazos

-No llores, Saori... por favor - Seiya intentó calmarla, sin éxito, así que decidió esperar abrazándola, dándole protección y el tiempo que necesitaba. Verla llorar así lo quebró... sin saber qué hacer, se permitió derramar unas lágrimas, porque pronto, por desgracia, se separarían y ya no podrían estar cerca, salvo como diosa y caballero que eran....

Más allá del amor humanoWhere stories live. Discover now