Capítulo 20: Una llamada que da consuelo a un corazón

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Una ojerosa y adelgazada pelinegra se servía una taza de té mientras escuchaba una emisora radial.

Ya paso una semana desde que te fuiste, una semana sin saber de ti, una semana que me parece verte entrar por esa puerta, una semana pensando en ti, ¿en qué estarás haciendo?, ¿en dónde estarás?, ¿con quién estarás?, pensaba la pelinegra mientras sentía una extraña opresión en su pecho cuando de repente el sonido de la puerta la saco de sus pensamientos.

Black, Black, volviste mi amor, volviste, de seguro se te olvidaron las llaves, dijo la pelinegra mientras con sus manos temblorosas se quitaba el delantal para ir a abrir la puerta.

La pelinegra camino presurosa a pesar de que sentía su cuerpo temblar, una vez que llego junto a la puerta respiro hondamente para tratar de tranquilizarse mientras pensaba: No pudiste olvidar la promesa que me hiciste cuando decidí venirme a vivir contigo, no pudiste olvidarla, por ello estás aquí, porque me amas, me amas, como yo te amo.

La pelinegra abrió la puerta lentamente mientras sus ojitos brillaban de la emoción y los latidos de su corazón se aceleraban más y más.

Una vez que la puerta se abrió los ojitos de la pelinegra perdieron el brillo que tenían y su rostro adelgazado se desencajo.

Eras tú pequeño Toby, está haciendo mucho frío fuera, ¿verdad?, pasa, Black no está para echarte de la casa, decía la pelinegra mientras hacía pasar a un pequeño perrito a su casa.

El pequeño perrito en agradecimiento acarició con su cabecita las piernas de la pelinegra sacándole una débil sonrisa.

Al menos contigo aquí no me sentiré tan sola, si tan solo pudiera platicar con alguien mi sentir, pensaba la pelinegra cuando de repente aquella voz que ella venía escuchando todas las noches a través de una emisora radial apareció en la misma.


Muy buenas noches queridos oyentes, yo soy Gokú Son, su amigo y confidente, hoy empezamos un programa más de "Llámame si me necesitas", si tienes algún problema y no tienes con quien platicarlo, necesitas un consejo o solo que te escuchen, llámanos, yo y mi equipo estábamos dispuestos a escucharte y si lo deseas a darte algunos consejos.

Recuerda este programa es tuyo, nuestros números de contacto son.........


La pelinegra miro al pequeño perrito y este como si le dijera algo simplemente ladro.

¿Crees que debería llamar?, llevo días oyendo ese programa y la verdad me parece muy bueno y lo mejor de todo es que puedes hablar y nadie tiene porque saber quién eres, decía Milk mientras el perrito ladraba.

Wua, wua, wua

¿Llamo?, dijo Milk mirando al perrito que solo movía su pequeña colita haciendo una pausa para decir: Si Black me viera hablando contigo diría que me estoy volviendo loca, pero hace como un mes que contigo hablo más que con él, bueno tú al menos me escuchas, aunque no puedas responderme en cambió él parece ignorarme y si habla solo lo hace para hacerme sentir mal, no sé qué le pasa, él dice que me ama, pero no lo demuestra últimamente.

Wua wua wua

Ladraba el perrito al tiempo que los números de contacto del programa se volvían a repetir, la pelinegra miro al perrito luego tomo un bolígrafo un cuaderno que había junto al teléfono de la casa y anoto el mismo.

Llamare, necesito al menos desahogarme, pensaba la pelinegra mientras con sus manos temblorosas tomaba el fono de teléfono para marcar el número.

Mientras iba marcando el número de teléfono los latidos de su corazón se aceleraban, su respiración aumentaba de ritmo y su cuerpo temblaba.

ROMPIENDO CADENASWhere stories live. Discover now