Capítulo 29: La decisión

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Las puertas de un ascensor se abrían y por estas salía un joven que maleta en mano poso su mirada en un pequeño perrito, quién al verlo se acercó a este dando pequeños saltitos y ladridos de alegría, haciendo que el joven suelte su maleta al piso, al tiempo que el ascensor era solicitado nuevamente en el primer piso del edificio.

Me recuerdas, yo también te recuerdo amigo, decía Jiren, mientras acariciaba la cabecita del perrito, al tiempo que añadía: Por lo visto Milk no se encuentra, sino de seguro estarías dentro del departamento con ella, pues Black a estas horas aún esta supuestamente en su trabajo, ¿o ya no están juntos?, eso sería una excelente noticia para mí.

Las palabras del joven se vieron interrumpidas por el sonido de las puertas del ascensor que hicieron que gire su rostro, y el perrito que estaba antes con él se fuera ahora a dar de saltitos a su ama.

Toby, pequeñín, decía Milk, mientras tomaba en sus brazos a su mascota, al tiempo que las puertas del ascensor se cerraban nuevamente para ir por un nuevo pasajero, sin notar la presencia aún del otro joven, quién la miraba como hechizado.

Está muy delgada, y un tanto ojerosa, pero su belleza no se opaca ante ello, pensó Jiren.

Vamos a casa Toby, te preparare algo para que comas, acotaba la pelinegra, levantando la mirada, y encontrándose con la mirada del otro joven.

¡Hola Milk! pronunció Jiren, mientras se acercaba a la pelinegra.

¡Jiren! estás de regreso, expreso la pelinegra.

Así es, contesto el joven, mientras se acercaba a besar la mejilla de la pelinegra, al tiempo que el ascensor nuevamente se abría.

¡Milk! escucho la pelinegra sintiendo un profundo frio recorrer su cuerpo.

¡Black! pronunció con calma Jiren, quién fue el primero en conectar miradas con el nombrado.

No pudiste quedarte más tiempo fuera, expreso el joven de mirada fría.

Lamentablemente no, mí tiempo de trabajo en la sucursal de la empresa principal concluyo, dijo Jiren con firmeza.

Entra a casa Milk, pronunció Black con firmeza.

Sí, respondió la pelinegra con cierto temor.

El perro déjalo fuera, añadió.

Bien, contesto la joven, con voz temblorosa.

Veo que nada ha cambiado, dijo Jiren, mientras la pelinegra tras dejar a su mascota en el piso entro al departamento donde vivía.

No te metas donde no te llaman, pronunció con firmeza Black, pasando junto al otro joven empujándolo con su cuerpo.

Infeliz, dijo Jiren, girando a darle el alcance.

No vuelvas a dirigirle la palabra a mi mujer, añadió el joven de mirada profunda, antes de entrar a su departamento.

Tú no eres nadie para darme órdenes, respondió Jiren, pero el otro joven, no le respondió más.

Dentro del departamento una nerviosa pelinegra colocaba una olla sobre la cocina, mientras sus manos le temblaban.

¿Qué te dije?, escucho.

El me saludo y yo...., decía con voz temblorosa la pelinegra, cuando sintió unas manos sobre sus delicados brazos.

¿Qué estuvieron haciendo?, expresaba Black, mientras apretaba los brazos de la joven.

Solo me saludaba, contesto Milk con voz quebrada.

¿Solo eso?, dijo casi gritando Black.

Si, solo eso, respondió con voz quebrada la pelinegra.

Ese imbécil no entiende, dijo Black, soltándola con violencia, haciéndola caer al piso. ¿Qué hacías afuera?, te prohibí que salieras del departamento, agrego.

ROMPIENDO CADENASWhere stories live. Discover now