Octava decana

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(Entre el espacio y tiempo III)

Los rencores e infortunios entre las constelaciones no se dejaron esperar. Tan pronto como pasaron los meses, la envidia de Caelum y Reticulum dio sus primeros y oscuros frutos. Ellos dos consiguieron provocar una guerra en el país natalicio de Cassiopeia, usando un arsenal compuesto de mentiras, engaños, promesas falsas y mentiras que pusieron al pueblo en contra de su propia benefactora.

Existieron unos cuantos humanos que se opusieron al engaño, sabían que, si bien su maestra no era una persona perfecta, conocían su comportamiento justiciero y estandarte de la verdad. Algunos fueron asesinados por Caelum y Reticulum, asesinados por sus propias manos.

Siendo su pensamiento opuesto al primer grupo caído en la farsa, se desató conspiraciones, pequeñas peleas que al final condujeron a la primera de las llamadas: guerras estelares.

Las guerras estelares se dieron debido por la ambición, envidia y maldad habida entre constelaciones. Fueron un total de quince guerras donde los humanos normales fueron usados de simples peones para satisfacer

La mayoría culminaron con la victoria del lado bueno. Solo dos; la octava y treceava guerra fueron ganadas por las constelaciones malvadas que, a pesar de contar también con humanos de su lado, no conseguían sus objetivos. Todas ellas se ejecutaron en el periodo de 1884-1899, coincidiendo con el tiempo de liberación de muchas naciones coloniales en los continentes de Aderengia y Tskadria.

Fueron muchos los muertos en las guerras. Algunos recibieron sus propias estatuas y reconocimientos por parte de suyos y portadores de la semilla.

Al acabar el oscuro periodo, el Gran Ente rindió cuentas con las constelaciones. Decidió castigarlas separándolas unas de otras y enviándolas al exilio en diversas partes del globo. Las dos constelaciones caóticas fueron enviadas a sitios fuera de sus propios universos. Confinadas, con sus poderes arrebatados.

Entre guerra y guerra, el siglo XIX no tardó en culminar, dando paso a una nueva era marcada por avances científicos, ideológicos y culturales; períodos de guerra y un indescriptible avance de la civilización humana.

El siglo XX se constituyó tranquilo para el Gran Ente y sus conciencias. La actividad no vino sino en la década de los ochenta. Empezó cuando el supremo creó a la última de sus conciencias que nombró Celeno, junto con ella, el número de ayudantes subió a veinticuatro.

Seguido del "nacimiento" de Celeno, vino el de más constelaciones. En este caso de treinta y dos constelaciones que adquirieron el nombre de: constelaciones medias; denominación que les fue otorgada por Veraskyt. Pero, no solo nacieron constelaciones, se le sumaron encarnaciones de meteoritos, asteroides y otros astros que antes no habían sido considerados.

Las constelaciones medias, eran un grupo compuesto por diecisiete hombres y mismo número en mujeres, contaban con una vida plena y normal. La mayoría no estuvo consciente de su verdadera identidad durante años, algunos tardaron más que otros en conocerse a sí mismos. Algunos enloquecieron y se exiliaron rechazando su responsabilidad.

Una de las características más notorias que poseían, es que su poder no era tan grande como el de las primeras encarnaciones y contaban con un número mayor de defectos que les entregó más "humanidad"

Entre las más destacadas de las constelaciones medias se encuentran: Betelgeuse Orión, Mothallah Triangulum, Canopus Carina y Henrietta Ruby Teleskopirim.

Llegando el siglo de la vanguardia tecnológica y del internet, nacieron otras treinta y seis constelaciones más, repartiéndose un número igual de hombres y mujeres. A estas, se les denominó: constelaciones modernas, porque habían nacido en el tiempo moderno comprendido al final de los noventa e inicios del 2000.

Entre ellas es posible destacarse a: Lyra Vega, Sirius Majoris, Formahault Austrelo y Dubhe Maiore.

Entre todas las constelaciones encarnadas y existentes, se contabiliza un total de setenta y seis, faltando apenas doce por nacer. Todas ellas, al igual que las creaciones de Gran Ente posteriores a las razas celestiales, eran inmortales.

Corría el periodo de los años 2009-2014 en la Tierra, una etapa tranquila para todos los portadores de la Semilla del Alma. Pero, la tranquilidad no duraba para siempre y Mirukunin, el Estelar, tuvo una vista al futuro cercano.

—Otra vez el peligro se acerca, y ahora entre constelaciones. Gran Ente, no me quite la capacidad de ver los sucesos a posterioridad —dijo, enojado por la decisión de su creador.

No estaba equivocado. Constelaciones del pasado y del presente, se dispondrían a cometer actos atroces con sus poderes. Y no eran solo constelaciones, había otros usuarios cargados de ambición.

Stellaris: el epítome del destino (Stellaris 0)Where stories live. Discover now