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Se quedó dormida en mi pecho después de haber llorado tanto, continué acariciando su cabello y sobando su espalda hasta que quedé dormida también.

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Desperté varias horas después por un cosquilleo que sentía en mi cuello. Al mirar me di cuenta que era ella quien lo provocaba con su respiración tranquila y suave, seguíamos abrazadas después de tanto tiempo y no me incomodaba de ninguna manera estar así con esta desconocida. Sin querer despertarla, la coloque lentamente en la cama, dejé que su cabeza reposara sobre la almohada y la cubrí con las sábanas, me coloque mis botas rápida y silenciosamente para salir del camarote, no sin antes darle un último vistazo y asegurarme de que ella seguía tranquila en la cama.

Era hora del almuerzo y ya todos estaban levantados con resaca, pero trabajando. Me dirigí a la cocina, quería saber que había pasado con José, iba con la esperanza de que esté bien y recuperándose, pues no estaría preparada para saber que ha muerto.

—Buenas tardes- anuncié con voz firme en cuanto hice presencia en la cocina.

—¡Gracias, gracias, gracias, gracias! Prometo servirle siempre señora Chankimha.— Marta vino corriendo hacia mí, se arrodillo y abrazo mis piernas.

Me agaché para quedar a su altura e hice que me mirara, no me parecía bien lo que hacía ya que yo no buscaba nada a cambio de lo que había hecho por ella. Me parecía demasiado para lo poco merecedora que era.

—Ponte de pie, no soy nadie para que te arrodilles ante mi- aclaré con voz suave —Es muy halagadora tu oferta Marta, pero ya tengo a todo este buque sirviéndome, no es necesario que tú lo hagas, tú tranquilidad es mi mayor recompensa- dediqué una sonrisa para ella. —Y por favor, llámame Freen.

—Eres un ángel Freen, Dios te lo recompensará con creces.

—Amén Marta- no quise plantearle nada contrario a como ella me veía, que es de una manera muy diferente a la que yo me veo.

Ambas nos pusimos de pie juntas; sacudí mis rodillas. Le dedique una sonrisa a Izolda quien veía la escena de lo más conmovida.

—¿Cómo está él?

—Está grave, no ha comido ni bebido nada en dos semanas, en todo el tiempo que hemos estado juntos poco me ha dicho, apenas respira. Sino hubiera sido por usted Freen lo más seguro es que mañana o pasado ya estaría muerto— el sentimiento era palpable en el aire, esas pobres almas estaban pagando una condena siendo inocentes.

—Me alegro mucho que esté bien. Prometo que haré lo que pueda para que su marido siga mejorando y forme parte de nosotros, le di una sonrisa sincera, extendí mis brazos para ella, ella duda, pero acepta, y le brindé un corto abrazo, lo necesitaba.

Sinceramente no me parece el trato que le dan a las personas de piel oscura, ¿Es que acaso ellos no tienen dos brazos y dos piernas como todo el mundo? Sólo porque tengan la piel de un color diferente no quiere decir que sean inferiores ni mucho menos, para mi todas las personas son iguales sin importar el color de piel o su jerarquía, si eres un humilde campesino o un miembro de la familia real.

—Iré a resolver algunos asuntos, ¿Puedo pedirles un favor?

—Lo que sea para usted Freen- respondió con gusto Izolda y Marta asintió apoyándola.

—Como ya mencioné hace unas horas, mi sirviente no está en condiciones de salir del camarote y me sería de gran ayuda si van a llevarle el almuerzo a mi camarote, es el que está al fondo a la izquierda, creo que se los comenté. Traten de no asustarla por favor, ella ha pasado por mucho, díganle que van de mi parte y que pronto estaré allá para hacerle compañía.

Mar Dorado - FreenbeckyWhere stories live. Discover now