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Cerré la puerta tras de mi. Tenía que bajar a la celebración después de todo, y si seguía con Rebecca y sus provocativos labios jamás iba a poder salir. La bulla se intensificaba a la medida que iba avanzado, podía escuchar una melodía muy alegre y risas proveniente de la primera planta. Con mi aparición todos giraron a verme, muchas caras nuevas y otras desgraciadamente conocidas. Desde la altura en donde me encontraba en las escaleras pude ver a Kirk, riendo sobre algo con otros hombres y con una copa en mano, sin dudar camine entre todos para llegar hacia él. Por el camino muchos parecían borrachos hasta la médula casi arrastrándose en el suelo como los sucios gusanos que son.

—¿Se encuentra usted mejor?- Alexandre interrumpió mi caminata. Me parecen considerado de su parte que me haya hecho tal pregunta.

—Si, lo estoy ¿Usted?- recordé que el pasó por lo mismo esta mañana.

—Como nuevo- su amabilidad era poco confiable para mí, mas decidí llevar la fiesta en paz y sonreirle.

—Me alegro- eché la mirada hacia adelante para asegurarme que Kirk estuviese ahí. —Tal vez nos crucemos en algún momento esta noche, disfrute la velada-

—Igualmente- asintió y di por finalizadas nuestra conversación.

Era molesto el olor a ron en el aire, los gritos sin sentido de los tripulante. Desconozco la razón del porqué con tantas propiedades disponibles han decidido celebrar aquí.

—Buenas noches-me anuncié al llegar al lado de Kirk.

—Freen que sorpresa, llegué a pensar que no tendríamos la dicha de contar con tu maravillosa presencia- como de costumbre depositó un beso en mi mano-. Se ve mucho mejor que esta mañana- hizo referencia a las heridas en mis manos.

—Si, es una suerte, pensé que iban a amputarla por tres rasguños.

—No empieces a jugar sobre eso. Dime querida, ¿Cómo estas? Me dejaste muy preocupado hace un rato, pero no tuve tiempo de ir a tu encuentro ¿Te encuentras buena de salud?

—He tenido mejores días, pero estoy estable, Rebecca me ayudó mucho- al recordarla sonreí grande, él me miro un poco extrañado, si mi memoria no falla nunca he sonreído así frente a él. —Ella está arriba, está en su periodo.

—Es una pena que no pueda acompañarnos. Aunque te tendré sólo para mi después de un tiempo- me brindó una sonrisa de complicidad.

No me perturbaba ese tipo de comentarios provenientes de él a decir verdad, Kirk era mi amigo y siempre me había respetado, pero si Rebecca estuviera aquí y hubiera escuchado eso ahora tendríamos una situación bastante interesante.

—Siempre estoy contigo, casi todo el tiempo- repliqué.

—Siempre lo estás cuando salimos a nuestras misiones, sin embargo el resto del tiempo no te veo, ocupas todo tu tiempo estas en tu habitación.

—Sabes muy bien que el convivir con estos hombres no es mi cosa favorita en el mundo- le recordé, que no era necesario pero sentía que debía darle al menos una buena razón.

—Extraño los viejos tiempos mi pequeña niña- me pareció ver un destello de lágrimas en sus ojos.

Me dio mucha tristeza, era cierto lo que decía, antes siempre estaba con él todo el tiempo y ahora sólo le veía cuando íbamos a hacer nuestras labores. Me puse detrás de él y lo abrace por la espalda recostando mi cabeza en ella, él llevo sus manos a las mías y las acarició con ternura.

A pesar de tener a Rebecca extrañaba su compañía, y sé que él también me extraña, es un alma solitaria que no acostumbra a abrirse con muchos. No me hace feliz saber que le he dado la espalda, sin intención, cuando él me ha tendido sin condiciones sus brazos.

Me separé ligeramente cuando oí que alguien aclaró la garganta, no de una manera molesta, sino con algo de "permiso por interrumpir".

—Buenas noches jóvenes- el señor Nau sonreía tontamente. —Sarocha, que bueno que te hayas unido a nosotros en esta velada.

—Le aseguré que estaría aquí para celebrar nuestra victoria forcé una sonrisa al decir lo último.- No sé debería estar celebrando la desgracia y la tragedia ajena.

—Sin embargo no veo a Patricia por ningún lado, ¿Ha bajado ella?- aquí tenemos de nuevo ese interés que no me agrada para nada.

—Desgraciadamente no, parece que la mezcla de lo que comió y bebió el día de ayer le ha caído mal, no ha dejado de vomitar desde que llegué- pensé hace un rato en que excusa dar y esta me parecía perfecta y adecuada.

—Al parecer a usted tampoco le hizo bien, la vi vomitar esta mañana Por lo visto es un hueso duro de roer Sarocha- me felicitaba no sé por qué con exactitud —¿Se pondrá ella mejor?- su atención caía en Rebecca, de nuevo.

—Eventualmente.

—Debería castigar a las cocineras por tal desastre- él no habla en vano, cuando se propone lo hace, eso no tengo duda.

—Por supuesto que no- apresuré a decir qué culpa pueden tener ellas de que en este inmundo lugar no sepan como cuidar a su ganado.

—Lo pensaré.

—No actúe por impulso, mire que no tenemos personal que se ocupe de ello.

—¿Gustas beber algo?- ofreció, cambiando el tema. Es listo, pero esas técnicas bajas no funcionan conmigo.

De un momento a otro la música se paró y se oyó un gran grito de mujer. Mi miraba iba hacia todos lados, Marta e Izolda estaban aquí. No, no, no, otra vez no. Solté mi agarre del cuerpo de Kirk, comencé a caminar rápido en dirección a las escaleras. Se oyó otro grito, que al instante lo ahogaron, no faltaba más para que mis piernas reaccionaran y empezara a correr entre la multitud, siguiendo la dirección de esos gritos, que por desgracia procedían de la segunda planta. Por favor que no sea ella, por favor que no sea Rebecca.

~

Freen me prometió regresar pronto, que sólo saludaría y luego se excusaría con cualquier tontería para regresar aquí conmigo. Cerré mis ojos mas no planeaba dormir, planeaba soñar despierta, soñar con ella, con nosotras.

La puerta se abre y no me molesto en abrir mis ojos, regresó bastante rápido, como si de un parpadeo habláramos. Escucho que se cierra la puerta y trabajo en hacerme la dormida para luego sorprenderla, se me ha convertido en una costumbre divertida. Podía sentir que se acercaba por el ruido que hacían sus botas al chocar contra el suelo, me parecía extraño que estuviera haciendo en pocas palabras tanto ruido mientras yo dormía, ella siempre era cuidadosa.

Un olor fuerte a alcohol impregnó mi nariz, algo estaba mal, Freen no era amante de la bebida en absoluto, y un trago derramado en la ropa no tenía un olor tan fuerte. Abrí los ojos, llevándome una gran sorpresa, no era mi Freen.

Era un sujeto borracho que me veía de arriba a abajo. Rápido me senté en la cama lista para pararme y correr, a donde fuese sin importar esa deformidad en mis pantalones, pero él fue más rápido que yo y cuando iba a levantarme ya me había tomado de los brazos, haciéndome regresar a la cama.

—Hola cielito- susurró cerca de mi, obligándome a oler su asqueroso aliento a alcohol. Sus manos rústicas y toscas recorrían la tela de mi camisa, mi repulsión creció hasta el punto de querer vomitar.

Comencé a forcejear con él porque no lo permitiría, no abusaría de mi. Por desgracia era mucho más fuerte que yo. Acercó su cara a la mía buscando besarme, me retorcía tanto como un pez fuera del agua para evitarlo. De pronto sentí su pesada mano golpear mi rostro, dolía como el infierno, me puso débil y un poco mareada tal impacto. Se estaba quitando los pantalones. Solté un grito, el más fuerte que pude soltar y el volvió a golpear mi rostro con mucha más fuerza que la vez anterior.

—¡Callate, sucia ramera! se abalanzó sobre mi sin compasión.

Solté otro grito que con su asquerosa mano calló. Forcejeo una vez más con él, estaba completamente en desventaja, pero seguiría luchando. Con una mano había logrado tomar mis dos brazos y ponerlos a los lados, me movía a los lados, sobre todo movía mis piernas. Apoyó sus rodillas en mis brazos, aplastándolos en inmovilizándome por completo, mantenía su asquerosa mano en mi boca ahogando mis gritos de dolor. Intenté golpearlo con mis rodillas, pero él parecía de piedra puesto a que no se movía. Con su mano libre estaba arrancando mi camisa, y de seguro próximamente mis pantalones.

Estoy perdida.

Mar Dorado - FreenbeckyWhere stories live. Discover now