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Observo a mi alrededor con cautela, sin mostrar que ya me di cuenta de que alguien o algo me acecha. Finjo que sigo cazando a los diminutos peces. Con el tiempo, aprendí a no huir sin saber de qué estoy huyendo o dónde está. A veces, en lugar de alejarme de la amenaza, me terminaba entregando a ella por no esperar.

Si es un licántropo, debe tener mi edad o más. Ocultar tu olor es algo que se aprende con los años. A pesar de la ligera brisa, no puedo percibir ni una pizca de un aroma ajeno al bosque. Camino fuera del agua para evitar ser atacada ahí; tendrían ventaja si me resbalara. Al terminar de salir, escucho cómo mueven una piedra a unos cuantos metros a mi derecha. Muestro mis colmillos. Está muy cerca como para huir; tal vez si me mantengo en una posición amenazante, quien sea que esté por ahí se retracte.

Mi pelaje se eriza cuando logro captar unas orejas grises a través de unos arbustos muy verdosos. Lentamente sale de ellos una loba. Por el tono de su pelaje y las cicatrices, puedo calcular la edad que debe tener.

- Solo vengo a beber un poco y me iré, no busco peleas - su áspera voz resuena en mi mente.

No contesto. No quiero que sepa lo joven que soy en comparación con ella. La diferencia de edad es evidente tan solo en mi físico, pero sé que en mi forma animal aparento más edad gracias a mis cicatrices por mi inexperiencia al no saber cuándo atacar y cuándo huir.

Simplemente me limito a cruzar el río para mantener una pequeña barrera entre nosotras. En ningún momento me concentro solamente en ella. Es normal que grupos de lobos en mi misma posición utilicen a las hembras para engañar a otros, sobre todo si es otra hembra. Además, el hecho de que sea de mi tamaño y esté tan adulta no la hace inofensiva. Al contrario, si logro sobrevivir a pesar de ser una hembra y vivir como yo lo hago, es por algo.

Veo cómo ella aprovecha que no reacciono de forma agresiva ante su presencia y me intenta imitar al cazar, pero no es tan rápida ni tiene tanta energía como yo. Hace varios intentos, sin embargo, no le funciona.

- Siempre fui mala para esto, mi hija era quien lo hacía por mí - se resigna y bebe tanta agua como puede - tiene más o menos tu edad, por suerte encontró a su mate y ya no tendrá que vivir como nosotras - su voz suena apagada.

Quisiera irme, pero la curiosidad es un defecto en mí. Además, no todos los días encuentras a una loba dispuesta a hablar en vez de arrancarte el cuello. Debo aprovechar cada oportunidad que la vida me da para aprender. Prácticamente me crié yo misma y desconozco muchas cosas.

- ¿Por qué no está con ella? - veo cómo levanta su cabeza para mirarme. Sus ojos son verdes, pero no sé el nombre de ese tono de color.

- Su mate no es de alto rango en su manada. Si hubiera tenido el tiempo, tal vez con algunos ruegos me habrían aceptado, pero no quería poner en juego que el Alfa se molestara y no aceptara a mi hija. Así que me fui. Si no me aceptaban a mí, sabía que mi hija no se quedaría. No quiero más esta vida para mi cachorrita. No es una vida buena para ninguna hembra - sus ojos me escudriñan - una hembra tan joven y bonita como tú sería aceptada en cualquier manada - me dice lo que ya sabía.

- No quiero estar cerca de ningún macho - aunque trate de decirlo con indiferencia, sé que ella nota el tono con el que lo dije.

- Comprendo, pero no serás joven para siempre. Esa puerta tarde o temprano se cerrará y tal vez, si llegas a mi edad, te lamentarás. Una buena opción son los clanes que recién comienzan a formarse. Obviamente, habrá machos, pero no tendrán tantos prejuicios al aceptar a alguien como nosotros - se sienta y yo la miro mejor.

Se ve un poco más delgada que yo. Su cola tiene varios lugares sin pelo, igual que su lomo. Con cuidado, me acerco a ella y pesco un pez. Lo tiro y cae justo a su lado como yo quería. Cuando era apenas una cría, recibí ayuda de cinco hembras en diferentes épocas, ninguna al mismo tiempo, pero dos de ellas me cuidaron por años a pesar de no ser su hija. Ahora puedo devolver un poco de la ayuda que esas entonces desconocidas me brindaron.

Zinerva: Legado de AmorWhere stories live. Discover now