07.

159 22 11
                                    

Los miro atenta ante cualquier movimiento brusco. Sé que si me hubieran querido lastimar o matar, ya lo habrían hecho. Son grandes y fuertes, tanto en su forma humana como animal. Estos machos son extraños, aunque tal vez sea porque no son Rogers como yo. Ellos seguramente nacieron y crecieron en esta enorme manada que, sin importar cuánto corra cuando intento huir, nunca llego a alguna de las fronteras que debe tener.

— Adoro su olor — ronronea mi loba, moviendo nuestra cola.

Eso capta la atención de los tres machos que me observan. Ellos no pueden escuchar lo que mi loba dice, ya que es nuestro enlace. Solo habla conmigo. Sin embargo, me inquieta lo interesada que está ella en estos machos. Nunca se había comportado así y no puedo negar que también siento que algo nos atrae de ellos, pero no identifico qué es.

Mi estómago suena y de inmediato uno de ellos se levanta. Como reflejo, me pego a la extraña pared humana hecha de árboles. Sé que son los mismos árboles que están en el bosque de esta manada por su olor. No comprendo por qué ellos utilizan tantas cosas humanas si se supone que son licántropos como yo, no humanos que viven en ciudades grandes repletas de edificios y olores repugnantes, sin mencionar lo ruidosas que son.

— Tranquila, te buscará comida — dice el macho con los ojos del color de las nubes.

— Su voz es muy sexy, me gusta mucho — mi loba definitivamente se volvió loca.

— ¡Accalia! — la reprendo, ya bastante fastidiada por su extraño comportamiento—. Desde que nos atraparon, no paras de decir que te gusta sus voces, su olor y su aspecto.

— Pero si son unos machos muy lindos, además sus lobos intentan hablar conmigo.

— ¿Hablaste con sus lobos? — pregunto temerosa de que la hayan convencido de algo malo.

— No, escucho lo que me dicen y ellos saben que los escucho, pero nunca les contesto. No te preocupes, no soy tan confiada — promete, y suelto un pequeño gruñido sin poder evitarlo.

De inmediato me arrepiento al recordar que ellos me escucharon gruñir. No quiero que me perciban como una amenaza, aunque actualmente solo haya dos machos conmigo en esta habitación humana, no significa que estoy más segura. A pesar de que sean lindos y hasta ahora no me hayan lastimado, al menos dos de ellos no me han lastimado. El primer macho que conocí me estampó contra un árbol. Sin embargo, Accalia dice que no nos atacó, que simplemente quiso evitar que saltáramos por ese acantilado.

El macho de ojos color nube que curó mi espalda intenta acercarse a mí. De inmediato, huyo saltando de la extraña plataforma suave en la que me había acostado, para quedarme en el suelo en una de las esquinas de la habitación. El piso bajo mis patas se siente frío, muy diferente a la suavidad de esa plataforma que supongo inventaron los humanos. Es extraño que les guste utilizar tantas cosas humanas.

— Linda, no te haremos daño. Queremos protegerte y cuidarte — habla el primer macho que conocí—. Sabemos que debes haber pasado por muchas situaciones difíciles, pero puedes confiar en nosotros. No tenemos malas intenciones — asegura con una sonrisa.

Me hago pequeña en mi lugar, metiendo mi cola en medio de mis patas traseras. Mis orejas están agachadas, muy pegadas a mi cráneo. El otro macho de ojos color nube se mantiene quieto en la extraña y suave plataforma humana mientras el primer macho está de pie cerca de mí.

— No debes temernos. Somos... — él deja de hablar cuando le gruño.

Se está acercando demasiado. Siempre tengo que tener una ventaja para escapar. Si él me acorrala contra la pared, no podré defenderme. Además, no sé qué tan gruesas sean estas paredes humanas, no sé si podré traspasarlas. Es un riesgo, ya que no soy muy fuerte y podría lastimarme más la espalda. Eso me dejaría indefensa ante ellos.

Zinerva: Legado de AmorWhere stories live. Discover now