13.

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| Anakin |

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| Anakin |


Salgo de la habitación de inmediato, no puedo creer que ya esté aquí, gruño cuando casi me estampa la puerta de la entrada principal de la casa en la cara. Mi madre pasa ignorando mi existencia. En otro momento tendría miedo, a pesar de ser una pequeña mujer delgada, sigue siendo una fiera que te engaña con su frágil apariencia. Toda esa fachada sería perfecta si no tuviera los tatuajes en sus brazos y piernas que te dan una pista de lo que en verdad es.

— ¡Dónde está! — sus ojos están celestes.

— Madre, por favor permíteme explicar la si... — obviamente soy interrumpido.

— Tiene días aquí, tuvieron suficiente tiempo para explicar. No me voy a esperar por chismes de terceros para saber qué pasa con mi familia. Te preguntaré una sola vez más, ¿Dónde está?

Tomo algo de valor y me paro frente a ella. No voy a dejar que nuestro trabajo se arruine por su paranoia.

— Está aquí, eso es lo que importa. Y ahora no está en condiciones para recibir visitas. Te amo madre, pero te ordeno que te retires — ella me mira incrédula.

— ¿Qué dijiste? — mi padre Marcio niega detrás de ella para que no le responda.

— Te acabo de dar una or... — su mano se estrella contra mi mejilla. Tuvo que saltar para poder alcanzarme.

La miro inmóvil. Mi madre nunca fue de esas hembras que disciplinan a sus cachorros con golpes. Son muy pocas las veces que ella nos levantó la mano, por parte de nuestros padres es otra historia.

— ¡A mí me respetas! — gruñe — Yo no soy la que limpia como para que me estés dando órdenes. Si no me vas a respetar como la mujer que te dio la vida, entonces recuerda que sigo siendo la Luna de esta manada porque así me lo suplicaron ustedes — en realidad ella fue la que nos preguntó indirectamente si le quitaríamos el título y no pudimos decir que sí —. Yo solo quiero su bienestar y el de la manada. Si la ocultan es porque no es digna de ser...

— ¡Silencio! — rujo y ella de inmediato se ve sometida. Gruño al sentir la presión sobre mis rodillas. Utilicé la voz de mando contra ella y ahora mi padre Garald hace lo mismo. Es un macho poderoso y con experiencia. No necesita mencionar una palabra para someter.

— Te estás pasando de la raya madre, no saques conclusiones sin antes verla — aparece Arman.

Inmediatamente me siento culpable al ver cómo mi padre Marcos la abraza consolando tanto a ella como a su loba. Es una Omega, son muy susceptibles a este tipo de estímulos.

— ¡Alguien que la agarre! — frunzo el ceño al escuchar a Antosha.

Pero reacciono rápido al ver a nuestra mate. Mi padre Garald también reacciona y cierra la puerta principal mientras yo la atrapo. Me tenso al ver que sigue desnuda, pero lo que más me preocupa es que empieza a llorar. No lucha por liberarse de mi agarre, tiembla y eso me quiebra.

Zinerva: Legado de AmorOnde histórias criam vida. Descubra agora