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| Arman |

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| Arman |

Observo a mi mate. Ella está inspeccionando la carne. No se mueve, a pesar de la saliva que gotea de su hocico. Verla en ese estado me provoca un nudo en la garganta. Ver cuánto desea comer y cómo se limita por miedo me parte el alma.

— Solo es carne, de la mejor calidad — le aseguro.

Ella me mira solo por un segundo para luego seguir enfocando su atención en la carne. Comprendo su desconfianza. Si está viva a pesar de ser una hembra omega sin manada, es porque aprendió que en la vida hay seres crueles que solo buscan lastimar. Las cicatrices en su piel lo demuestran. Tuvo que aprender muchas lecciones y supongo que muchas de ellas le costaron sangre y lágrimas.

Sonrío cuando comienza a dar pequeños pasos hacia el plato. Su tierno hocico toca la carne. Le da una pequeña lamida y de la nada abre su hocico para, de un solo mordisco, atrapar la mitad de la carne que hay en el plato. No fue una cantidad pequeña la que le serví. Al contrario, son casi tres kilos de carne. Sin embargo, nunca pensé que de un solo bocado se comería la mitad casi sin masticar. Apenas tiene la carne en su estómago, se va hacia la esquina y se hace bolita sin dejar de mirarnos. Creo que está estudiando nuestra reacción. Al ver que ninguno de nosotros se mueve, ella vuelve a acercarse al plato y, de otro gran bocado, se traga el resto de la carne. Pero esta vez se queda ahí. Nos mira de reojo y me tenso cuando empieza a masticar el plato.

— ¡NO! — gritamos los tres al mismo tiempo.

Ella se asusta y suelta el plato que ya había roto con sus dientes, para después huir hacia la esquina y volverse bolita, aterrada por nuestros gritos.

Con cuidado, me acerco y agarro los pedazos del plato para asegurarme de que ella no se haya tragado por accidente algún pedazo. Es muy peligroso, ya que puede desgarrarla por dentro. Tendríamos que operarla de inmediato. Por suerte, gritamos a tiempo y ella no se lo tragó.

— Esto no se come, solo se utiliza para colocar la comida — le explico con una sonrisa. Ya que estoy calmado, me parece graciosa la situación. Sin embargo, mi sonrisa no dura mucho, ya que ella está temblando —. Nadie de aquí te hará daño. Sé que no lo entiendes, pero queremos protegerte, cuidarte y amarte — apenas digo la última palabra, sus orejitas se levantan.

Al parecer, eso le llamó la atención. Con cuidado, me alejo de ella con los trozos del plato en mis manos. En ningún momento le doy la espalda, ya que, a pesar de que ella sea nuestra mate, no comprende lo que pasa. Está asustada y si piensa que su vida corre peligro, no dudará en matar.

Le hago una seña a mi hermano para que se baje de la cama. Este, algo dudoso, lo hace. Ellos dos se alejan de la cama y bloquean la puerta. Yo me acerco a nuestra mate y ella de inmediato huye hacia la cama, salta y cae perfectamente sobre el colchón. Hizo exactamente lo que quería. No me gusta verla asustada en la esquina. Ella no es un animal, es nuestra compañera y no debe estar en el frío suelo.

Zinerva: Legado de AmorWhere stories live. Discover now