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Antosha

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Antosha

Observo a la tierna loba que yace inconsciente en la cama. Arman se fue a buscar más suero y algunas cosas que no logro recordar del todo. Ella estaba bastante deshidratada. Pienso que Arman también le administró algunas vitaminas, aunque no soy precisamente un experto en términos médicos.

Mis dedos se deslizan con cuidado por su pelaje café; nunca antes había visto a una loba con rizos, y la curiosidad me embarga. ¿Habrá más lobas con este tipo de pelaje? Tal vez sí haya, pero no suelo prestar atención a esos detalles y menos en otras hembras. Ahora me doy cuenta de la singularidad de su apariencia.

Mis dedos van a sus orejitas, son pequeñas pero redondeadas. Por su pelaje y color, sé que no es originaria de esta región, quizás ni siquiera de este país. Es normal que los rogers como ella pasen de país en país fácilmente gracias a su forma animal, explorando en busca de comida y nuevos territorios.

— Es muy pequeña y delgada, tendremos que hacerla ganar peso — comenta Vovk, mi lobo.

Estará igual o más embobado que yo con nuestra mate. A pesar de que solo hemos visto su forma animal, ya nos tiene flechados. Nunca pensé que esas historias que nos contaban nuestros padres cuando éramos crías fueran tan ciertas. Sabía que los mates teníamos una conexión y una atracción intensa hacia nuestra pareja, pero nunca pensé que sería tan fuerte y abrumadora.

Cuando mi mano se va a su espalda, me detengo. No deseo tocar de forma brusca y lastimar su pequeño cuerpo más de lo que ya lo hice. No fue intencional; ella salió huyendo. De alguna manera logró ocultar por completo su olor mientras la perseguía. Nunca hubo nadie que pudiera superar mi velocidad. Mis hermanos la igualan, pero ella fue más veloz y ágil que yo. En cuestión de minutos, pudo huir de mí. Hubo un momento que la perdí por un buen rato, pero seguí mi instinto y los presentimientos de mi lobo. Gracias a eso, encontré un pequeño rastro. A simple vista, no hubiera parecido nada. Sin embargo, lo seguí y me llevó hasta ella. Otra vez intentó huir. Por desgracia, había un pequeño acantilado de unos cuatro o seis metros que daba hacia un río algo profundo. Nunca fui bueno nadando, si ella saltaba, era muy posible que la perdiera para siempre. Así que, como pude, tuve que embestir su pequeño cuerpo para evitar que saltara. No controlé la fuerza con la que lo hice y su cuerpo terminó impactando contra el tronco de un árbol, casi haciendo que se partiera en dos. Juro que en ese momento pensé que había matado a mi mate.

El impacto fue brutal. Ella estaba tan cansada y débil que no tuvo tiempo de protegerse antes de recibir el impacto, y yo no tuve tiempo de atajarla. De inmediato quedó inconsciente. Nunca le quise hacer daño, pero estaba tan desesperado y asustado que no pesé bien.

— Lo siento — murmuro.

Ya han pasado dos días desde eso. Gracias a mi hermano, ella se ha recuperado casi por completo. Él dijo que era cuestión de tiempo para que se despierte. Aun así, debemos tener cuidado con su espalda; su piel no ha cicatrizado por completo. Pero apenas empiece a ingerir cualquier alimento, se acelerará su proceso de curación y, en unas horas, estará mejor que nunca.

Zinerva: Legado de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora