18.

170 13 5
                                    

18. Lo que callamos.

 Lo que callamos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

| Zinerva |


Me levanto de la plataforma suave, tengo mucha hambre, ya me estoy acostumbrando a comer varias veces al día y eso me aterra, cuando logre huir me costará volver a adaptar a mi cuerpo a una comida diaria con éxito y si no tres veces a la semana.

—Por eso deberíamos quedarnos, comemos muy bien, no nos hacen daño, a veces nos tocan, pero no son bruscos— gruño al solo escucharla.

—¿A qué costo? —ella guarda silencio, sabe perfectamente a lo que me refiero— Nos tocaron ayer incluso cuando lloraba, les suplicamos que pararan, nos drogaron, colocaron máquinas en nuestro estómago y lo único que dicen al final es un mísero lo siento —miro mi reflejo en el vidrio de uno de los pequeños espacios que ahora sé que se llama baño— hemos comido cosas peores.

—¡Ellos son nuestros mates!

—¡Ni siquiera sabemos lo que significa! —ella chilla y yo suspiro— no son tan malos como pensé, pero no quiero vender mi libertad a cambio de comida y refugio, hoy nos vamos quieras o no.

Salgo del baño y me voy hacia donde está la comida, encuentro algo de carne en la máquina fría, no está congelada, me la como de inmediato, cuando termino dejo lo que parece un plato en donde los lavan, aún no aprendo cómo hacerlo por eso lo dejo ahí.

Al voltear mi cabeza me tenso, los tres están sentados cerca del televisor, me miran, menos mal que decidí comer antes de escapar.

—Buenos días, tesoro— dice el de ojos avellana.

Yo no respondo, si me intentan tocar otra vez les voy a arrancar el brazo, ayer no lo hice porque Accalia no me dejaba, pero ya logré bloquearla.

—¿Estás enojada? — pregunta él.

—Sí.

—Gracias, Diosa Luna, por darnos una hembra que no nos hace adivinar su estado de ánimo o lo que siente— apenas termina de decir eso le dan un codazo en las costillas— ¡Por qué me pegas si es verdad! — recibe otro codazo y esta vez sí se calla.

Lo defendería, pero ayer me tocó mucho, ahora no los quiero ver, me voy al lugar donde duermo, me acuesto en la plataforma y solo espero, el tiempo pasa lento, sé que dos de ellos ya se fueron y queda uno, no sé cuál, pero creo poder engañarlo el tiempo suficiente.

Esparzo mi olor para que se concentre en la plataforma, dejo que pase un rato y rápidamente oculto mi olor, salgo del lugar donde duermo y voy a la salida que está donde guardan la comida, ya sé cómo abrirla, todo lo hago lo más rápido que puedo, ayer pude ver dónde vigilan algunos machos, sé por dónde pasar y así lo hago, logrando entrar al bosque, pero no me transformo, la tela que está sobre mi cuerpo me ayuda a disimular mi olor, no totalmente, pero lo suficiente para que no sea llamativo.

Zinerva: Legado de AmorWhere stories live. Discover now