Capítulo 9.

415 74 15
                                    

La lengua de uno de ellos recorre los pliegues de  mi coño y mi cerebro casi explota. Vuelvo la cabeza hacia atrás y cierro los ojos. Un gemido escapa de mi garganta. Oh, Dios, eso se siente... tan bien. Empujo su cabeza. Él se ríe y empieza a mover su lengua concentrándose en mi clítoris, y yo jadeo al sentirlo. Me hace cosquillas con la punta de la lengua en la parte inferior del clítoris y me vuelve loca de necesidad. Mis piernas se sacuden como reacción, y no puedo evitar seguir empujando su cabeza, con suaves gemidos escapando de mi garganta. Mis muslos se tensan y amenazan con juntarse contra la invasión de su boca, pero él mantiene una mano fuerte extendida sobre uno, manteniéndolo en su lugar. Entonces, su lengua se arremolina alrededor de mi clítoris, y mis pechos me duelen en respuesta. Mis talones se clavan en el colchón porque siento que tengo que sujetarme con cada lametón, levantando las caderas mientras me aprieto contra su cabeza. 

—Pruébala por mí. Saborea de su sabor en tu boca.

Sus palabras me hacen jadear. Ya no queda aire en la habitación, ni músculos en mi cuerpo; lo único que siento es el roce de su lengua; fuerte y hambriento. No estaba segura de lo que sentiría, pero cuando Boris enfoca toda su atención ahi y con el rey murmurando ánimos, el acto perversamente sucio adquiere un matiz aún más travieso.

—Lámela hasta dejarla limpia — la orden de Alexey es clara y fuerte.

Boris gime contra mi coño, arrastrando su lengua por los pliegues, y luego tiemblo, abro los ojos y llevo una mano a mi pecho sobresaltada, Dios. Me remuevo sintiendo mi excitación y quito mis manos, lejos de mi humedad. 

Esto. No. Puedo. Ser. Real. 

Miro mi orgasmo en mis dedos, se sintió tan real. Salgo de mi aturdimiento al oír un golpee en la puerta de mi habitación.

—¿Bombón?

Es Boris. Trago saliva.  

—¿Si? — pregunto una vez que encuentro mi voz. Detrás de esa madera se encuentra en hombre con el que acabo de tener un sueño muy caliente, hasta me corrí. Nunca me paso esto. ¿Sera cosa de lobos? ¿Puede olerme? ¿Me escucho gemir? 

Está decidido, me quedaré en esta habitación. No saldré. Jamás.

—¿Estás bien? ¿Necesitas que traiga a Leah?

<<Sí. Necesito que hagas realidad mi sueño>>

—¿Qué? — balbuceo.

—¿Tienes hambre? — Su voz ronca es una punzada entre mis piernas.

De ti.

—No. Estoy con dolor de estómago.

Mentir será mi única salvación. ¿Estoy volviéndome loca?

—¿Quieres que te traiga un té? Dime qué necesitas.

—Estoy bien, descansaré.

Hay un minuto de silencio, podrías escucharlo inhalar. Tomo la frazada tapándome de cintura para abajo, apretándola fuertemente. Un escalofrío recorre mi cuerpo por completo. Se dio cuenta. El tono de su voz cambia con un gruñido ronco y sexy dice:

—Iré a llamar a Irina.

Antes de que pueda negarme, sus pasos se escuchan veloces mientras se aleja. Tiro mi cabeza hacia atrás, cayendo en la almohada. Me daré una ducha y tendré que cambiar las sábanas. Ya pasó una semana desde que estoy acá. Leah se tuvo que mudar a otra cabaña que está como a tres minutos. Pusimos mucha resistencia; hasta gritamos que no era conveniente tenernos separadas. Aunque ella viene seguido, según ellos es porque a otro lobo no le gusta que el aroma de su compañera esté junto a otros machos. Menos un alfa, que es más posesivo. Leah estuvo a punto de golpearlos, pero tuve que decirle que era lo mejor. Estamos en su mundo y territorio; no podemos generar enemistad. Aunque seamos sus almas gemelas. No me acostumbro aún a la idea de que sea mi alma la que esté unida a un sobrenatural. Es tan extraño. Ellos la llaman luz. El significado es tal cual lo dice la palabra. Somos una luz en su corazón, alma y cuerpo.

LeyraWhere stories live. Discover now