Corazón de Hielo- Enid x Tn x Miércoles

6-En busca del monstruo

La salida a Jerichó se había suspendido, ninguno de los alumnos podía salir más allá del límite permitido y siempre en grupo. Miércoles despertó y vio a Tn tumbado a su lado. El chico dormía de manera tranquila, ella esbozó una sonrisa antes de darle un guantazo.

—¿Eh?, ¿qué pasa?—preguntó ya despierto y alerta.

—Buenos días—dijo ella sonriendo.

—¿Me has dado un guantazo?—se sobaba la mejilla.

—Si, tenías un mosquito—en realidad era mentira, solamente quería disfrutar del momento de despertarlo de una manera Addams.

—Prefería un beso—dijo este ya estirándose.

—Te puedo dar el beso de la muerte.

Miércoles ya en pie comenzó a cambiarse mientras el joven miraba desde la cama admirando cada parte de ella, sus piernas, muslos, trasero...una sonrisa se le dibujaba en la cara.

—Deja ya de mirar tanto y vístete—dijo ella abrochándose los botones.

—Solamente contemplaba tu oscura belleza—respondió antes de levantarse.

Ya cambiados, fueron a desayunar. Miércoles le contó que debía acompañarla a buscar al monstruo antes de que asesinase a alguien.

—¿No sería más prudente esperar a qué intente atacarnos en la academia?, así tenemos a mano a nuestros amigos y armas—comentaba este mientras bebía su zumo.

—No pensaba que fueras un cobarde

—Soy precavido, y esos son los que viven más años

—Voy a ir en su busca, contigo o sin ti

—Sabes que no dejaré que hagas esto tú sola.

Enid llegó al cabo de poco, le había costado algo dormir debido a lo sucedido anoche.

—Enid, ¿sabes qué ese monstruo se muere por probar la carne de mujeres lobo después de aparearse con ellas?—preguntó Tn con voz siniestra y asustando a la joven.

—¡No digas esas cosas!—se aferró a Miércoles.

—Suelta chucho—dijo ella haciendo que se separase.

—Sois muy crueles conmigo—hizo un puchero.

—Era broma. Tranquila, te protegeremos—comentó el chico guiñando un ojo.

A pesar de la prohibición, ambos salieron en la tarde con cuchillos, una espada y un arco con flechas para cazar. Enid también se unió aunque no quería. Pero dijo que se negaba abandonar a sus amigos.

—Enid, si hueles algo, aunque parezca una tontería, dilo—ella asintió—gracias.

—Eh Tn, somos amigos—dijo ella algo sonriente.

—Claro.

Miércoles se paró.

—Si ya han dejado sus tonterías de amistad, tenemos un enemigo que cazar

—¿Sabes qué esto es enorme?—Enid miraba a todas partes.

—¿Quieres ver otra cosa enorme lobita?—ella se ruborizo—mira—sacó una cantimplora—es nueva.

—Pensé otra cosa...

La gótica les ordenó parar de una vez.

Ya sin tonterías, caminaron peinando la zona en busca de huellas, algunos animales muertos o algo que les dijera donde estaba la bestia o lo que fuera aquello. El crujido de un rama los hizo detenerse y mirar en esa dirección. Un pequeño zorro estaba herido, caminaba con un corte en la pata y Enid se fue acercando.