Capítulo 6

4.9K 349 54
                                    

SIN MÁSCARAS

Vicenta

Despierto con las náuseas subiéndome por la garganta, y es por ello que abandono la camilla en donde estoy, logrando así que Esteban caiga al suelo de la brusquedad. Él refunfuña ante el duro golpe que se ha metido e incluso me dice de cosas, más no me quedo a escuchar para averiguar exactamente qué está despotricando porque salgo de la carpa para vaciar mi contenido estomacal.

Intento poner mi cabeza en blanco, pero los pocos minutos que logré dormir solamente sirvieron para hacerme revivir aquella explosión junto al procedimiento quirúrgico que Gitana me hizo para suturarme el desgarro vaginal y después practicarme el legrado.

Durante horas me he repetido una y otra vez que no ha sido mi culpa ninguna de las dos situaciones, sobre todo lo del aborto, pero es imposible convencerme de ello cuando siento que fallé. Dentro o fuera de mi vientre, jamás he podido salvar a mis bebés.

Limpio mi boca con el dorso de mi mano intentando no pensar en absolutamente nada porque entonces tendré una recaída depresiva y no puedo darme ese lujo en estas circunstancias. Por ello, regreso al interior de la carpa notando a un muy enojado hombre rubio limpiando su uniforme el cual se llenó de tierra ante la caída. Ni siquiera me detengo a escuchar lo que tiene que decir pues rápidamente opto por mejor irme de aquí para ingresar al interior del edificio sintiendo un insano miedo correr por mis venas.

Sus acelerados pasos venir tras de mí me hacen ser más veloz incluso cuando no debería hacer esto, pero si me detengo sé que me golpeará.

Varios soldados residen dormidos en el piso y ojalá despertaran al escucharme, pero no lo hacen lo cual me hace sentir exasperada, acorralada.

Noto que hay escalones que conducen a un segundo piso y no dudo en subirlos para esconderme en una de las habitaciones, pero apenas abro la puerta me toman del cabello para estamparme contra la dura pared; el dolor extendiéndose por todo mi rostro.

—¡¿Me quieres explicar por qué mierdas te levantaste así y por qué carajos huyes de mí?! —gruñe de mala gana, tirando más fuerte de mi cabello suelto y presionando su grotesco cuerpo contra mi espalda.

—Necesitaba vomitar y no pretendía tragármelo solo porque estabas usándome de almohada —contesto con evidente irritación, evitando responder la segunda pregunta ya que no pretendo hacerle saber que le tengo miedo.

Esteban suelta un gruñido que me hiela la sangre y retira mi cabeza de la pared solo para estamparla con más fuerza haciendo que algo haga crack. Líquido empieza a escurrir de mi frente y nariz al tiempo que mis ojos se inundan en lágrimas.

—¡Primera y última vez que haces eso, maldita puta!

Sus insultos hace mucho que dejaron de calarme. Me he acostumbrado a ellos. Pero hay algo a lo cual no puedo acostumbrarme y es que, conforme pasan los días, él está siendo mucho más violento conmigo. Antes solo eran cachetadas o empujones, pero ahora cuando me encuentro vulnerable me patea y golpea de formas más horribles. Me trata como si fuese su enemiga. ¿Y puedo detenerlo? No.

—¡Si tanto te enoja que haga eso, no vuelvas a dormir conmigo! —le grito, logrando liberarme de su agarre pese a que algunos mechones de mi cabello se quedan en sus manos—. ¡Entiende de una vez que no me gusta estar cerca de ti!

Con rapidez me alejo al otro extremo de la habitación, mirando como su pecho sube y baja con furia, mi propio corazón tronando ante el miedo, la sangre escurriéndome de la frente. Vislumbro una ventana y una idea de escape viene a mi cabeza, por ello, no dudo en abrirla para buscar saltar, pero Esteban me estira del brazo antes de que yo pueda subir una pierna al relieve y vuelve a estamparme contra la pared. Bramo en dolor cuando aprieta ambos de mis brazos tras mi espalda y mi rostro contra el cemento rasposo. La sangre que escurre de mi frente y nariz manchando a su paso. Empiezo a hiperventilar.

Tornado (Libro 1)Where stories live. Discover now