Dioses entre los hombres -HIATUS-

Capítulo 5: Día de Entrenamiento

Harry salió de su dormitorio temprano en la mañana. Los otros niños todavía estaban dormidos, sin esperar levantarse por otras horas. Llevaba ropa de ejercicio que Sirius le había comprado antes de irse a Hogwarts.

"Oye, ¿qué haces tan temprano!" La gorda llamó cuando Harry salió de la torre de Gryffindor.

"Solo salir a correr." Harry respondió bajando las escaleras.

"Pshh, corriendo, tan sobrevalorado." La Dama Gorda murmuró mientras volvía a dormir. Continuó hasta el lago, sin conocer a nadie excepto a Sir Nicholas en el camino. El trote alrededor del lago era agradable y aunque todavía se estaba acostumbrando a correr, disfrutó de la tranquilidad que proporcionaba.

Después de su trote, comenzó los sprints y terminó con flexiones y sentadillas. Cuando terminó su entrenamiento matutino, el sol ya había crestado las montañas y comenzó a brillar sobre el castillo. Se acercaba al desayuno, por lo que regresó a la torre para ducharse y se cambió a su uniforme escolar.

Cuando terminó de refrescarse por el día, los otros chicos se estaban levantando. Harry se dirigió al desayuno él mismo, llevando sus libros con él para poder estudiar mientras estaba en la mesa. Una sonrisa jugó en su rostro pensando lo que Hermione diría si lo viera estudiar antes de que comenzaran las clases.

El Gran Salón estaba casi vacío de cualquiera, incluidos los profesores cuando llegó allí. Agarró algunas salchichas, huevos, pan y mermelada, además de sacar su libro de pociones. Ya estaba a mitad de camino, con la esperanza de no reunir la ira del profesor Snape este año. De alguna manera dudaba de que cualquier cosa que hiciera cambiara la forma en que Snape se sentía por él, pero de todos modos valía la pena intentarlo.

"Sr. Potter, me alegro de atraparlo temprano. Aquí está tu horario de clases." El profesor McGonagall dijo detrás de él. Ella le entregó un trozo de papel con sus clases. El profesor había logrado atraparlo en la clase Runes de tercer año como ella dijo. Dejó escapar un gemido cuando vio una doble poción a primera hora de hoy. Al menos DADA estaba después del almuerzo para complementar el tormento de Snapes.

Harry observó cómo los Slytherins llegaban al Gran Salón de inmediato como lo hacían cada primera mañana del año escolar. Se suponía que debían parecer intimidantes y mostrar un frente unido. Vio cómo Daphne y Tracy se alejaban de todos los demás, pero esta vez Malfoy y sus compinches se movieron para sentarse junto a ellos. Al fruncir el ceño en la cara de Tracy, obviamente no estaba contenta con la compañía.

Dumbledore tomó su asiento en su trono dorado mirando a sus alumnos. Sus ojos azules descansaban sobre el Gryffindor de pelo negro sentado solo con un libro abierto frente a él. La vista lo preocupó mucho. Recordó que Harry tampoco se había sentado con sus dos amigos anoche y que había rumores de que el trío ya no era amigo.

Lo que era más preocupante para él era que Harry fue visto hablando con Daphne Greengrass y Tracy Davis, dos hijas de presuntos Mortífagos. Remus no había informado nada inusual anoche sobre el niño cuando los llevó a la cámara. Dijo que todo estaba bien y que el basilisco estaba siendo cosechado según lo planeado.

Vio como una mujer joven, Katie Bell, a quien sabía que era una de las compañeras de equipo de Harrys Quidditch se sentaba a su lado. Lo había visto sentarse a su lado anoche. Él no sabía mucho de ella, aparte de que ella era de sangre media y su padre operaba un restaurante en Diagon Alley. Ella no tenía hermanos u otra familia cercana además de sus padres.

Tal vez una relación entre ella y Harry sería buena. Definitivamente sería mejor que los dos Slytherins. Aún así, el verdadero problema para él en este momento eran sus amigos. Una palabra con la señorita Granger y el Sr. Weasley puede ser para poner a Harry firmemente en el camino correcto. El hombre más joven Weasley es un firme creyente en la luz, mientras que la señorita Granger tiene la reputación de creer cualquier cosa que diga un maestro.