Dioses entre los hombres -HIATUS-

Capítulo 23: Fantasma

Harry se arrastró lentamente hacia la pequeña y bien decorada sala de estudio a través de una ventana que había desaparecido. La habitación estaba oscura y él era fácilmente capaz de arrastrarse en las sombras. Ya había encantado sus pies para no hacer ruido cuando pisó, pero aún sentía la necesidad de dar un paso cauteloso por la habitación. Llevaba por primera vez una chaqueta de escala de basilisco verde oscuro, casi negra, que Sirius había hecho todo lo posible para conseguirlo. Junto con la chaqueta había un par de guantes de piel de dragón de colores similares, botas y pantalones de carga negros que tenían varios encantos para hacerlos algo protectores.

Sirius le había conseguido este nuevo atuendo, en parte porque juró, junto con Fleur, que lo hacía parecer la verdadera y poderosa figura pública en la que se estaba convirtiendo, pero lo más importante es que también lo mantuvo a salvo de posibles ataques. En verdad, a Harry también le gustó el aspecto del nuevo atuendo. Sirius dijo que la última pieza del atuendo vendría en su cumpleaños, y también debía seguir siendo un secreto, lo que despertó en gran medida su interés en cuanto a lo que podría ser.

Una vez en la habitación y sin reconocer amenazas, se transformó en su animagus tigre, Haunt, quién había sido nombrado así porque Sirius dijo que no había otra imagen más inquietante que sus brillantes ojos verdes en el tono negro de la noche.

Usó sus sentidos mejorados para tratar de oler a su presa e incluso puso su oreja en el suelo para escuchar y sentir cualquier movimiento de sus posibles víctimas que se encontraban en algún lugar la casa. La casa en sí no era tan grande, enclavada en un pequeño valle con tierras de cultivo a su alrededor. En esencia, estaba en el medio de la nada y el pueblo más cercano estaba a treinta minutos en escoba. No podía sentir nada y se movió a la puerta que se abría en un pasillo bien iluminado. Al no poder escuchar ni sentir nada, Haunt rompió la puerta sin rodeos apenas. Las imágenes de extraños colgaban de las paredes, pero hasta la tardanza de la noche, las figuras de las imágenes estaban profundamente dormidas.

Al no poder ver ningún movimiento y aún no escuchar nada, Haunt se deslizó lentamente hacia el pasillo, apagando las luces mientras se movía. Hizo una pausa, tratando de escuchar cualquier movimiento repentino a las luces que se apagaban, pero aún así, no podía escuchar nada. Su presa se mantenía tranquila y estable dondequiera que estuvieran, o más que probablemente no había pensado que todavía estaba en la casa. Poco a poco acechó por el pasillo, sus grandes patas acolchadas completamente silenciosas en el piso alfombrado.

Cuando se acercó al final del pasillo, comenzó a escuchar los débiles latidos de un corazón, un lento ruido sordo, que venía de una habitación a su derecha. Haunt se transformó de nuevo en Harry y colocó una pequeña sala impresionante en la puerta. Si alguien abría la puerta y no estaban prestando atención remota, serían aturdidos inmediatamente por la sala, casi como un cable de viaje que disparaba una bomba.

Una vez que terminó su trabajo, volvió a su forma de animagus y continuó más abajo en el pasillo hasta que se abrió en una gran sala de estar que estaba conectada a una cocina. Podía ver algo de luz proveniente de la cocina, así como voces amortiguadas que se susurraban silenciosamente entre sí. Haunt se sentó en el oscuro salón, esperando pacientemente a que una de sus presas se moviera a la intemperie donde pudiera verlas.

Pasaron unos minutos antes de que uno de sus presas, un macho con el pelo largo y oscuro, se mudara a un sofá cercano y se sentara. El hombre fue seguido por una mujer, y ella se sentó junto a él en el sofá, un cuenco de lo que olía a palomitas compartidas por los dos. La sala oscura se iluminó desde una pantalla de televisión que brillaba brevemente azul del texto, "Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana...", que luego dio paso a más texto amarillo.