Tropiezo 1

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El humo entraba por su boca, bailando en sus adentros, envenenando sus pulmones, para después salir por sus fosas nasales o por su boca cuando exhaló.
Mirando hacia la nada, cerró sus ojos por un momento, dejando que el silencio en esas escaleras, le permitieran sentir en calma; solo por unos dos minutos, ya que, escucho unas pisadas desde abajo.

No planeaba quitarse, de todos modos, estaba sentada, recargando su espalda el la pared de la puerta de su departamento; pero, fue distinto, cuando vio a una mujer pelinegra, cargar dos cajas con sus brazos, la más grande como soporte, mientras la pequeña arriba de esta.
Lastimosamente,las cajas no le permitían ver bien por donde iba, así que, en un escalón, piso solo con la punta del pie izquierdo, resbalando se cuando intento poner todo su peso en el.

-Ah- un pequeño chillido salio de los labios de la mujer, cuando se regreso un escalón, tirando su cuerpo hacia delante, para evitar caer escaleras abajo; sin embargo, esa acción, hizo que la caja más pequeña, cayera hacia delante -mierda- mascullo, esperando escuchar como retumbaba en el suelo, pero no fue así.

Afortunadamente, la caja cayó sobre las manos de la chica rubia, quien, se estiró un poco, al ver que estaba apunto de caerse, con anterioridad aplastando el cigarro que tenia contra el piso; se paro con la caja en manos -¿Esta bien, señora?- Cuestionó.

La mujer pelinegra, inclino la cabeza hacia la derecha, intentado ver, a través de la caja. Se encontró con una figura femenina, con cabellera rubia, cargando una de sus cajas. -Si... muchas gracias- Comentó, subiendo nuevamente el escalón, para así llegar al piso donde estaba el departamento de la chica, bajó la caja de cartón, dejándola en el suelo-Eres muy amable- Comentó, mientras soltaba un suspiro.

-Gracias- agradecío la chica rubia, con una sonrisa amable en sus labios, -Si quiere, puedo ayudarla a llevar estas cajas, para que no se caiga-Ofreció.

La mujer de cabello negro, pensó en negarse, pero, si la chica le estaba ofreciendo su ayuda de buena fe, no tenía porque ser grosera, además, afortunadamente, su departamento era el de enfrente al de la chica -No te preocupes, de hecho, este es el departamento-Comentó, buscando en sus bolsillos de pantalón, las nuevas llaves.

La rubia se sorprendió -Oh, entonces somos vecinas, yo vivo en este- converso, señalando con la cabeza, la puerta que estaba aún lado, en la que con anterioridad estaba recargada.-Jamas la hsbia visto; Soy Fumiko, un gusto, por cierto, encantada de conocerla - inclinó la cabeza hacia delante dando una pequeña reverencia.

-Es porque apenas me estoy mudando, yo soy Ryoko Baji, el gusto es mio- dijo, dándole la espalda para abrir la puerta del departamento -Puedes pasar y dejarla en el piso, por favor-Pidió, sonriendole de manera amplia, se hizo a un lado cuando la chica camino dentro del departamento.

-¿Tiene más cajas? ¿Quiere que le ayude a subirlas?- se adentro en el pequeño departamento, para dejar la caja de cartón, no muy lejos de la entrada, salió, para nuevamente tomar la otra, que había dejado la mujer en el suelo, y estaba apunto de tomar.

-Oh, gracias ¿Estas segura? Quizás tengas cosas que hacer, y no quiero molestarte- Comentó, cruzándose de brazos, viéndola con una mirada un poco preocupada.
Aunque, le había agradado bastante, apenas la conocía, pero, le pareció alguien muy amable; había pasado por varios departamentos escaleras arriba, viendo a varios jóvenes, hombres o mujeres, pero, ninguna se ofreció a ayudarla, ni siquiera, el servicio de mudanza.

-No se preocupe, me gusta ayudar-Comentó, caminando afuera del departamento; antes de bajar las escaleras, paso sus manos por todo su cabello, haciendo una coleta muy improvisada, desordenada, y con cabellos rebeldes.

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