Tropiezo 13

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Al mismo tiempo, como por arte de magia; los cerrojos se cerraron de forma unánime, con un distintivo "click".
Era costumbre de todas las mañanas, verse en las entradas de sus casa, sin embargo, algo en el ambiente se sentía extraño.

¿Lo han sentido? Cuando algo feo pasa, y todos se sienten tristes, enojados o incómodos, en el mismo lugar, y hay una presión inexplicable, la cual se puede llamar, "tensión en el aire".
Era algo parecido, ya que ambos jóvenes, después de encontrarse las caras esa mañana, y sabiendo que ella le había dado un beso, y el había tenido un sueño erotico con ella, la tensión se podía cortar solo con un cuchillo.

Lo bueno, es que, Fumiko era muy buena para fingir que todo estaba en orden.

-Buenos días- Saludo, con una ligera reverencia, sin ninguna sonrisa, y pasando de largo al chico; a pesar de que su corazón latía al mil por hora.

-Ah... si...Buenos días...- contestó tembloroso, yendo un paso detrás de ella, evitando que su mente, recordara lo de esta mañana; bajaron un piso en silencio, hasta que el pelinegro, no podía quedarse con la duda -Oye... por cierto,¿Por qué te fuiste ayer y no me avisaste?- Cuestionó.

Ella tarareo -Bueno... me sentía un poco mal, la falta de cigarro me causa dolor de estómago- confesó, algo, que era mitad verdad, mitad mentira.

-¿Por qué no me avisaste?Pude haberte llevado a tu casa- Replicó, frunciendo el ceño, e intentando ir a su par, a pesar de que la chica, brincaba algunos escalones, en un acto infantil y de ansiedad.

-Porque... ¿no?- Volteo la cabeza para verlo -No soy una niña, no necesito que un hombre fuerte y grande vaya y me cuide-le dedico una sonrisa burlona, logrando que él estómago, casi vacío del chico, sintiera un ligero hormigueo.

Mariposas, que revolotean, no solo en su estómago, porque también, la chica sintió lo mismo de verlo tan cerca, por eso, saltaba los escalones, porque la ponía ansiosa.

-Si, lo sé.... pero...- paró su andar el joven, quedándose estático en uno de los escalones, la rubia, no paro, caminando unos 5 pasos delante de él, hasta qué, terminó su oración.-Me preocupe... mucho- Admitió.

Se paró, con la mirada hacia el frente, algo sorprendida, no se atrevió a verlo, pasó saliva pesadamente, sintiendo su boca secarse de inmediato.
Recuerda la vez que Ryoko la llevo al doctor, y dijo que Keisuke, estaba muy preocupado por ella; esa vez, no sintió nada significativo, pero en esta ocasión, se estaba "confesando".
O algo así le pareció, ya que una vez, leyó un libro, en el cual le preguntaban ¿Qué era el amor? Recalcando lo difícil que era explicarlo, ya que muchos escritores, poetas y artistas, tenían diferentes sentimientos; sin embargo, había una cosa que coincidían todos.

Amar es poder decir al otro: Tú a mi, me importas.
Así, que veía esto como un tipo de "confesión de amor".

Un silencio agobiador, apareció en el lugar, dejando a ambos jóvenes, con las palabras en la boca, como si, su corazón quisiera cantarle el uno al otro, que era lo que sentían; era tan distinto, a cualquiera otro momento que pasaron juntos; porque ahora, no estaba siendo sinceros.

Ojalá hubieran estado un minuto más solos, sin embargo, Chifuyu apareció, fuera de su departamento, cuando los vio, automáticamente una sonrisa se pinto en su rostro, y alzó la mano, para saludarlos animadamente.

-¡Fumiko , Baji! Buenos días- Saludo, acercándose unos pasos hacia ellos.

La chica rubia, trago saliva, tratando de controlar su desbocado corazón y su cabecita sobrepensante, que no paraba de darse ilusiones falsas.

-Buenos días, Chifuyu- Saludo un poco más normal, sonriéndo le tranquila, caminó hasta ponerse a su lado, dejando al chico pelinegro, detrás de ellos; rápidamente, al sentirse ignorado, arrugó su ceño levemente.

HumoWhere stories live. Discover now