Tropiezo 7

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-Mierda-Masculló, sosteniendo al chico, mientras con su brazo libre, se estiró para arrastrar una silla, sin importarle el chillido que hacia contra el piso.

-No te quitaste los zapatos-murmuro el pelinegro, para después gemir, cuando lo dejaron contra la silla.

Fumiko, verdaderamente, no quería lastimarlo, pero cargarlo, le pareció demasiado complicado y pesado, despues de abrir la puerta del departamento del chico, y cargarlo hasta dentro, ya no tenía fuerza para dejarlo contra la silla de manera delicada; seguramente, tampoco de haber bajado cinco pisos con él.

-¡¿Eso es lo que te importa ahora?!-Cuestionó, con las cejas fruncidas, aún angustiada.

-Si... -Dijo apenas -Quítate los zapatos-Pidió mientras se acomodaba mejor en su asiento

La rubia, hizo casi omiso a su petición, tomó con una de sus manos el rostro del chico, con sumo cuidado, coloco sus dedos en su mentón, para mover lo, y comprobar que heridas eran las que tenía; manchó sus dedos de sangre, que aún escurría sobre su cabeza. Cuando comprobó, que en su frente, donde iniciaba su cabello, había un corte, que provocaba que saliera ese líquido carmesí, se separó de él.

-Dime donde hay un botiquín-,lo solto, para buscar entre los diferentes cajones de la cocina, incluso,se subió a una silla, para comprobar que no estuviera arriba del refrigerador.

-Primero... quítate los zapatos- Volvió a pedir, haciendo que la chica lo mirara con incredulidad.

Se bajo de la silla, lanzando sus zapatos con sus propios pies, sin importarle donde cayeran. -Listo, ¿Dónde está ese maldito botiquín?- Cuestionó algo desesperada.

-En el espejo del baño-Admitió
Haciendo que la chica, corriera hacia donde le había indicado, abriendo la puerta del espejo rápidamente, sacando el pequeño estuche con un símbolo de más color rojo en medio; corrió hasta llegar al chico, mientras abría el botiquín, intentando ver que tenía adentro.

En el corto camino,del baño hacia el pelinegro, por su velocidad y que no estaba viendo donde pisaba, en varias ocasiones, llegó a golpearse las piernas, con la pared, el sillón, incluso, su dedo pequeño del pie, estampó contra la silla en la que estaba el chico.

-¡Carajo!- Grito, subiendo su pierna hasta chocar con su pecho, para tomar el pie en el que se había golpeado, dando pequeños brincos con una sola pierna; acaricio sus dedos, "apaciguando" su dolor.

Una risa ronca salió del pelinegro, la rubia lo miró con incredulidad.

-¿Te estás burlando de mi?- Cuestionó, mirando al chico asentir.

-¿Por qué actúas como si me fuera a morir?-la miro de reojo, con una sonrisa pequeña, aunque todavía tenía continuaciones de risa, dejó de hacerlo, al sentir más dolor y como se mareaba.

-¡¿Por qué tu estas así?!- Renegó, viendo al chico hinchar sus mejillas.

Baji sintió como su garganta empezó a arder, y todo lo que tenia en su estómago, regresarse a su cavidad bucal; con rapidez, cerró la boca y se la cubrió, con su mano libre le pidió con señas a la chica, que acercara el bote de basura que estaba cerca.

Ella, dejo lo que tenia en manos sobre la mesa y rápidamente, fue por el, para después, acercarlo al pecho del chico, este agachara la cabeza y dejara salir todo lo que tenia en el estómago, la joven, le sostuvo su cabello.

-Agh- Soltó con asco la chica, mirando hacia otro lado, sintiendo que también quería vomitar de solo verlo así, ligeras arcadas salieron desde el fondo de su garganta, cada vez que lo escuchaba vomitar.

HumoWhere stories live. Discover now