Tropiezo 15

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Los días empezaron a ser lluviosos, más rápido de lo que esperaban; el tiempo de salir a las calles, pasear o disfrutar el sol, se acabaron para algunos. Aunque, no fue un desagrado para otros.

En la misma habitación de siempre, tres amigos, reposaba juntos, en diferentes partes de la habitación. Cada uno, con una manta individual en las piernas, cubriéndolos del frío que llegaban a sentir.
La chica rubia, veía una película en la pequeña tele del pelinegro; ella estaba sentada en el suelo, comiendo unas palomitas, recargando su espalda en la cama.
El otro chico rubio, estaba un poco distanciado de ella; ya que, tenía un felino de color negro en las piernas, durmiendo. No quería producir le una alergia, así que leía un cómic a lo lejos.
Y el pelinegro, según esto, iba a dormirse un rato, diciendo que estaba agotado, pero, por más que lo intento, no concilio el sueño.

Bufó a lo bajo, con el brazo encima de su rostro, cubriendo sus párpados; había algo que lo ponía ansioso.
Entre abrió sus ojos avellana, por el rabillodel ojo, admiro, la cabeza rubia de la joven, que, le daba la espalda; se sentía su concentración por la película. Como no hacerlo, sí el mismo se la había recomendado.

Sin emabargo, puso un mueca, se removió en su lugar, arrastrando su cuerpo, hasta topar su cien  con la cabeza de la chica.
Se recargo su menton sobre su hombro, sin importarle la cercanía que proponía.

Miró, un poco de la película "Karate Kid", con un rostro serio, fijándose en que parte de la peliculaba estaba tan hipnotizada la joven.

—¿Me das una?— Pidió, abriendo la boca, esperando  a que la chica le metiera a la boca, un poco de esas semillas infladas.
Ella le ofreció algunas, sin quitarse de vista el televisor,metiéndose las a la boca sin cuidado.

Baji mastico sin ganas las palomitas, intentando prestarle atención a lo que veía la chica, pero seguía sintiendo un hormigueo en su cerebro, que seguro no lo dejaría en paz.
Quería su atensión

Dirigió su vista, breve mente al rubio, del otro lado de la habitación, y en automático, se le ocurrió algo.

—Chifuyu— llamó al chico, que tarareo en respuesta—¿Podrías traerme una botella de agua? por favor— Pidió

Él lo miro desde su lugar no opuso algún tipo de resistencia, se paró de su lugar, dejando a Peke J, encima de una almohada cómoda, en la que él estaba sentado.

Al salir de la habitación, cerrando la puerta detrás de él, Keisuke no perdió el tiempo.
Removió su brazo, hasta tomar con cuidado el mentón de la chica, inclinando lo hacia el lado donde estaba .
Fue tan repentino y rápido, que no dio tiempo para protestar verbalmente, así que, gimeoteo y empujó un poco su brazo.

—Baji— lo llamo en medio del beso, con una risa nerviosa, logrando que se sintiera pleno.

—No me llames por mi apellido, dí mi nombre—Pidió, dejando unos centímetros entre ellos, solo unos poco, no quería apartarse del todo.

Las mejillas de la chica, se sonrojaron ante la sola idea de tener que llamarlo así; ni siquiera sus amigos más cercanos lo nombraban de esa manera.
Miro sus ojos entreabiertos, felinos y salvajes, con ese color café tan hermoso, casi abiertos, solo hasta que volvió a acercase, intento un segundo beso.

Fumiko río, quitando la cara, para que le diera un beso en la mejilla —Chifuyu puede entrar en cualquier momento—Se quejó, aunque más bien, quería advertirle.

El pelinegro, arrugó su entrecejo —Solo besamé y olvídate de eso— Replicó, tomando con más firmeza su mentón, evitando que volviera a girarse, y que le aceptara, juntar sus labios nuevamente.

Sin embargo, otra vez, la chica escapo de él, evitando el contacto, se hizo aún lado y esto lo puso de mal humor, gruñendo a lo bajo.

—Deja de quitarte, maldita sea— regaño —¿Por qué no quieres besarme?— Sus cejas se fruncieron, y abrió los ojos, encontrando a la chica, con una sonrisa temblorosa.

HumoWhere stories live. Discover now