Tropiezo 3

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Gruñó, apretando sus puños, podría jurar que si fuera posible, le saldría humo de las orejas.
Hoy, su primer día de clases, después de no acercarse a ningún libro, durante el reformatorio; aparte de ser agotador, fue caótico.
No entendía nada, los profesores, solo hablaban como en griego, y no podía comprender la mayoría de las cosas; pero eso, no era lo peor de todo.

-Genial, Suspendido, Tú primer día y Suspendido-La voz femenina hablo con voz irónica, mientras abría la puerta del departamento; tenía el ceño fruncido, y su labio levemente torcido, mientras temblaba del coraje.

-No fue mi culpa...- expuso el chico, mirando hacia otro lado, metiendo sus manos a sus bolsillos del pantalón; escuchando la puerta abrirse.

-Entra- Ordenó la mujer. Él le hizo caso, obviamente, sabiendo que cuando pasara delante de ella, su madre le proporcionaría un golpe en la cabeza.-Auch- se quejó, acariciando su nuca.

-No te quejes- Renegó la mujer, entrando al departamento, detrás de su hijo, cerrando la puerta fuerte -Tengo que salir del trabajo, solo para que me digan que tienes un reporte; ¿qué pasa con la promesa de que cambiarías?-

-¡Lo estoy haciendo! Ya te dije que no fue mi culpa- Replicó, con un tono alto de voz; otra vez, se ganó una palmada en la cabeza.

-Entonces ¿de quién es?- Cuestionó ella, con el ceño fruncido, y las palmas en las caderas, mirándolo con cierto enojo- Nunca nada es tu culpa-

-¡De la chica de enfrente! Ella mintió, dijo que yo estaba fumando- Ryoko se cruzo de brazos y rodó los ojos.

-Keisuke, el profesor dijo que te vio con el cigarrillo en los labios, entonces ¿el también miente?- alzó una ceja.

-¡Si! ¡Carajo, claro que esta mintiendo!- Contestó, ignorando el hecho que su madre, le había preguntado con ironía. -No puedo creer que le creas más a una desconocida, que a mi, que soy tu hijo- Soltó, haciendo que su madre volviera al ceño fruncido.

-¡Tú eres el que actúa como un desconocido!- Replicó-¿Cómo quieres que te crea? Después de todo lo que has hecho.- Su voz tembló -Kei, yo realmente...yo realmente no podía creer lo que le hiciste a él hermano de Mikey... pero, todo da en tu contra...-

El pelinegro abrió los ojos, cuando vio su madre soltar unas cuantas lágrimas -Mamá...- murmuro, intentando ir hacia ella, tomándole el hombro, para querer abrazarla, pero ella se quitó.

-Dime ¿Qué he hecho mal?...Sé que no has tenido a tu padre, pero ¡Diablos! , hago todo mi esfuerzo, incluso te conseguí un departamento con balcón, dejó que salgas con tus amigos, ¿Por qué no me tienes confianza?¡¿Por qué no me pediste dinero para esa maldita motocicleta?!- mascullo, sonando devastada -

Hubo un momento de silencio, antes de que Keisuke se atreviera a decir algo, oír a sí madre llorar, era el peor sentimiento que podría llegar a tener; era como si le acuchillaran el estómago en repetidas ocasiones.

-Lo siento Mamá... sé que te decepcione-Dijo, mirando hacia el suelo. No iba llorar, aunque tuviera ganas de hacerlo.

Escucho a su madre, sorber su nariz, no la vio, no tenía valor para hacerlo; pero ella titubeo en abrazarlo, levantando su mano, para querer tomarlo, sin embargo, se detuvo, a sólo limpiar con la manga de su chaqueta de trabajo, las lágrimas de sus ojos. -Necesito volver al trabajo... estas castigado, así que, que no se te ocurra salir de aquí- tomo la perilla de la puerta que daba hacia afuera del departamento, para abrirla -Regreso en la noche.-cerró la puerta de su departamento, desapareciendo detrás de ella.

Siendo honesto, estaba furioso... no porque lo castigaran; si no, porque todo esto había sido injusto, e hicieron llorar a su madre de manera injusta.

Como había dicho, regresar a clases, fue agotador; sus profesores era idiotas que no podían explicar bien los temas, o probablemente, el era idiota que no entendia nada.
En el descanso, decidió tomar un respiro, para darse una vuelta por la institución, después de todo, era nuevo, además que, se perdió al principio, llegando tarde en su primera clase.
Mal idea; se perdió, llegando a una parte escondida de la escuela, que unía un gimnasio, donde había una chancha de baloncesto, y las varillas para un voleibol; aunque, no era lo único que encontró ahí.

HumoWhere stories live. Discover now