Tropiezo 20

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Les ha pasado, que pueden estar teniendo un noche perfecta, durmiendo con tranquilidad, soñando exquisito, descansado sobre la mejor cama del mundo; y que de repente, su hermoso cerebrito los traiciona, perturbando cada aspecto de su sueño.
Bueno, pues, no son los únicos que les pasa esto; porque esta horrible situación, le pasó a una personita, rubia y de ojos oscuros; que, tenía los ojos bien abiertos, ante la noche oscura.

Estaba abrazada del pecho del pelinegro; no sabía bien que hora era, pero, podía adivinar, por el cansancio de sus ojos, que no era muy temprano. Le dolían los párpados, aunque, si los cerraba, se sentía peor ese dolor porque la ansiedad empezada a carcomerla.

Necesitaba fumar, esto ya no era tolerable, era asfixiante para ella, pero al no estar en su casa, no tenía cigarrillos, menos un lugar donde hacerlo; sintiendo su boca seca,ante la necesidad que tenía de un cigarrillo.
Miro hacia arriba, cuando el pelinegro, soltó un ronquido alto; su cabello estaba desordenado, casi en su cara, además, que permanecía desnudo, a excepción del pantalón de pijama que tenía puesto, cubriendo su virilidad. Mientras que ella, tenía sólo un bóxer abajo.

Ya que no podía fumar; tomó la decisión de levantarse a tomar un poco de agua; con cuidado de no despertarlo, se separó del joven, tomó una sudadera de las prendas, que se fueron quitando en la noche, ni siquiera supo si era la que le había prestado.
Salió del cuarto, en puntillas, fue hacia la cocina, evitando hacer ruido, tomó un vaso de la alacena, y se sirvió un vaso de agua; tomó un trago, dejando sus mejillas infladas; vio hacia el vaso.

"Él....¿Será diferente....?" Pensó la chica "Digo, todo fue muy tierno, lindo y ameno, pero, eso no significa que sea así para siempre..." trago el agua con pesadez "Quizás solo es una fachada... para hacerlo conmigo y después dejarme tirada, como todos " arrugó su ceño, ante ese pensamiento "Si...¿Quién quisiera estar con alguien como yo?, le dije que no era mi primera vez, seguro piensa en mi como una..."

-Fumi- una voz femenina la hizo sobresaltar; miro hacia el pasillo, encontrándose con la mujer pelinegra, tallando sus ojos, semi cerrados.

-Señora Baji... me asusto- confesó, dejando una mano en su pecho, que latía al mil por hora.-Lo lamento si la desperté...me moría de sed- hablo susurrando.

Ella negó-Yo también venía por un vaso de agua, no te preocupes- le sonrió la mujer, caminando hasta llegar a su par; repitió los mismos pasos de la chica, abrió la alacena, sacó un vaso, y le sirvió agua; al estar a su lado, demasiado cerca, notó varias cosas.

Fumiko solo traía la sudadera que le había prestado su hijo; bajo la tenue luz que se encontraba en oscuridad, logró a divisar una marca oscura en su cuello, además que sus piernas, también tenían una que otra marca de dedos; frunció el ceño de verla así, tenía que preguntar.

-¿Hay algo que te preocupa? O ¿Qué me quieras contar?- Cuestionó la mujer, haciendo temblar a la chica, por el tono bajo, tajante que ocupo.

Ella negó. No podía decirle sus dudas; porque base a eso, ella no estaba en posición de juzgar a Baji; tal vez, solo quería experimentar con ella, no había nada de malo en eso, incluso si el día de mañana, la deja botada, por alguien que si cuida su virginidad.

Pero,a una madre nunca le puedes mentir; y si tenía que ser directa lo iba a hacer.

-Fumi, no me puedes mentir, soy madre, sé cuando mienten- hablo -Tú y Kei... ya... ¿tuvieron eso?- Pregunto tortuosamente, porque no quería invadir la privacidad de ellos; pero, si quería saber algo, más importante.

La joven, no podía ni verla a los ojos, así que, desviaba la mirada hacia el suelo de vez en cuando, tenía miedo de que contestar, e inconsciente, asintió muy débil.

HumoWhere stories live. Discover now