Tropiezo 9

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Pestañeo poco a poco, escuchando no muy lejos, estruendosos golpes hacia la puerta de su departamento; descubrió su cuerpo de las delgadas cobijas, frescas con aspecto simple y limpio; para después, caminar hacia esta, con aspecto de sueño.

Bostezo en el camino, sintiendo que poco a poco el sueño se le iba, cuando sus pies tocaban el piso frío.
Sin preguntar quien era el que estaba atrás de la puerta, que seguía siendo tocada con insistencia, la abrió, encontrándose con una imagen algo graciosa.

Keisuke, estaba con un aire de desespero, tocando la puerta de la misma manera; tenía puesto el uniforme de la escuela, muy bien planchado y arreglado, sin embargo, su cabello era un desastre.

—Ayúdame— Pidió el chico.

Ella mostró una sonrisa—¿Qué te pasó? Un nido de pájaros durmió en tu cabeza o que— se burló, mientras él chico intentaba desenredar su cabello, con su cepillo negro.

—Ja Ja, Muy graciosa, intente peinarme como dijiste ayer, pero ¡Queda horrible! Ayúdame, por favor— Pidió nuevamente, sus cejas estaban fruncidas con molestia, mientras intentaba desenredar su cabello.

La chica, lo vio de pies a cabeza, después abrió la puerta más de lo que estaba, permitiendo lo entrar, no sin antes, agradecerá.

—Siéntate... ahora vuelo—Pidió, con un tono de voz apagada; removió la única silla que tenía en la mesa, para que él chico pudiera posar su caderas ahí.

Él lo hizo, mientras que la rubia, caminaba hacia su baño, para traer un espejo.
Para cuando regreso, puso el espejo enfrente del chico.

—¿Para que es esto?— Dijo, mientras ella lo ponía en la mesa; era un espejo pequeño, pero que se podía ver el reflejo de pecho a cara, tenía un marco blanco, y un pequeño soporte en la parte de atrás.

—Bueno... así será más fácil enseñarte—Razono, colocándose atrás del chico —¿Me prestas tu cepillo?— Pidió, colocando la palma en alto, para que él chico se lo proporcionaba.—¿Por qué tan desesperado con el peinado? ¿Tienes una cita con otra nerd?— Cuestionó con una sonrisa, mientras pasaba el cepillo con cuidado.

—Ya te lo dije, quiero pasar desapercibido— Contestó.

Fumiko por recién levantarse, no había notado que tenía una cuaderno en mano, escribía de manera veloz encima de este.

—¿Es tu tarea?— lo vio asentir.

Tarareo, y decidió no molestarlo, un acto sorprendente para el chico, porque usualmente, siempre se burlaba de la más mínima cosa de él.
Se distrajo fácilmente, cuando por el espejo, mientras acomodaba su cabello oscuro, cepillando lo con cuidado, la chica cubrió su boca, al sostener un gran bostezo.

—¿Te desperté?— La chica asintió —Lo siento. Fuí muy bruto—Se disculpó, viéndola negar.

—No pasa nada... de todas maneras, ya tenía que levantarme para ir a la escuela—Comentó. Aunque no lo veía.

Baji, dejó de prestarle atención a como peinaba su cabello, solo podía ver a la rubia. Su cabello rubio estaba desordenado y un poco esponjado, con ligeras ondas en las puntas, su rostro era muy delgado y se notaba que apenas se había levantado, por sus ojos entreabiertos.

Él pensaba:

"Por ahora, esta tranquila, se muestra inofensiva ante mi; quizás debe ser porque apenas se acaba de levantar... pero también, ayer se mostraba así, después de pelearnos..."

"¿Por qué no la puedo comprender? ¿Será porque es una chica? ¿Qué me pasa?"

"Muy pocas personas, más en Japón, tienen un solo rostro, que le muestran a cada persona que conocen; pero Fumiko...  ¿Cuantas caras tenía?¿Cuál era la que tenía ahora?"

HumoWhere stories live. Discover now