Tropiezo 18

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   Parte I

Las luces estaban apagadas, mientras que el sonido de un cerillo, adornaba el silencio de daba la oscuridad, esperando con extasís que la puerta que daba hacia el pasillo departamental se abriera.
En ese corto instante, que la adrenalina subía como corriente en su sangre, la luz que daba de los pasillo, amenazaba en iluminar todo el departamento, un fuerte grito asusto al joven rubio y moreno que entraban sin cuidado.

—¡Sorpresa!— Gritaron ambas mujeres, bajo la oscuridad. La joven rubia, sostenía pastel de brownie de chocolate, mientras que la mujer de cabello oscuro, hacia explotar un cañón de confeti.

La luz no fue prendida, pero bajo la oscuridad, se pudo ver el gesto de sorpresa, siendo cambiado por una sonrisa amplia; Baji cubrió su rostro con vergüenza, mientras que el chico rubio, daba unas palmadas en su espalda.

—¡Feliz cumpleaños, bebé, no sabes lo—La madre del cumpleañero, se acercó para darles un abrazo fuerte, y un beso tronado en la mejilla —¡Muak! muy pero muy feliz que estoy, por ti—

—Gracias mamá— agradeció el pelinegro, con un sonrisa, viendo con mayor claridad, cuando Chifuyu prendió el interruptor que estaba cerca de la entrada.

En medio del abrazo con su madre, no pudo evitar ver a la chica de sus sueños, parada en medio de su sala, con una sonrisa que jamás había visto en su rostro, sus pupilas brillantes, sosteniendo un pastel, con varias velas de cumpleaños.

—Feliz cumpleaños, Baji— felicito la joven.

Keisuke, no pudo evitar ir tras de ella, en el momento en que su madre lo solto; ella fue lo primero que vio al entrar en esta habitación tan decorada, llena de amor y celebración. Era como su cuerpo fuera un imán, y ella metal, se atraía hacia ella.
La abrazo de la cintura, dejando una beso en su mejilla, Fumiko solo lo podía abrazar con uno de sus brazos, porque el otro, estaba ocupado en sostener el pastel con betún blanco y fresas por encima.

—Dijiste que tenias cosas que hacer—Replicó, mostrando una cara de falsa molestia, ella soltó un pequeña risa, dándole otro pequeño beso en la mejilla.

—Pues sí tenía ¿Crees que inflar todos esos globos es fácil?— Señaló el techo, con un montón de bolas con aire de colores.
Keisuke no pudo evitar sentirme más emocionado que en cualquier cumpleaños.

Esa mañana, la había invitado a que saliera con él y sus amigos, pero ella le reprocho que tendría un día muy ajetreado y que no podría. No se entristeció demasiado, pero si lo suficiente, como para sentirse mal en algunos momentos con sus amigos, sin embargo, pese a eso, se divirtió ese día; incluso, ante la falta de su chica, invito a Chifuyu a jugar videojuegos.

—Muchas gracias—Retomo otro beso en su mejilla, sosteniendo la con más firmeza.

—¡Oh, por dios! Quédense así, voy a tomar les una foto—Pidió la mayor, yendo casi corriendo a su habitación por la cámara que había olvidado.

—No.. estoy hecha un desastre—Replicó la joven. Y medianamente tenía razón; ella era linda, pero ahora, tenía el cabello sin cepillar, con una cola de caballo alta, su ropa al igual que algunas partes de su rostro estaban llenas de harina, y no traía nada formal, solo su pijama de invierno que consistía en un pantalón de felpa con corazones, y una camisa larga color negra.

Pero, para él, se seguía viendo hermosa; ya la había visto por la mañana, así que, no le molestaba para nada esta nueva faceta de ella.

—Pero que dices...te ves preciosa—Mientras ella intentaba forcejear con los brazos que la sostenían, para evitar que su madre le tomara una foto, el la seguía sosteniendo con firmeza, impidiéndole que se fuera; deseaba tener una foto de este momento.

HumoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora