13 - La ráfaga.

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Las ondulantes sombras dentro de aquella habitación, producidas por las numerosas antorchas colocadas en las paredes, generaban una terrible sensación de agotamiento dentro de Lars, quien se hallaba allí sentado junto al resto de competidores esperando a ser llamados a continuación para batirse en duelo contra alguno de los presentes en la arena.
Dicha habitación formaba parte del interior del Gran coliseo, y no era más que una pequeña sala de reuniones dentro del mismo para que los guerreros pudiesen prepararse antes de la batalla.
A su lado se encontraba Nanami revisando las pocas pociones que les quedaban y tratando de pensar en alguna forma de sacarles provecho. En el extremo opuesto, Runi, sentado arlado de su hermana, afilaba su espada cuya empuñadura parecía cubierta por alguna especie de piel escamosa. Muy semejante a la de los jaggi que había visto cuando estuvo en la Isla desierta, si embargo esta estaba tornada de un color azul.
- Esta mañana la jefa de la aldea me contactó. - Le dijo el rubio sin quitar la vista de la hoja de su arma. Sus ojos resplandecientes ante la dorada luz de las chispeantes antorchas lo hacían ver mucho más guapo de lo normal, incluso el dúo de las chicas que hasta ese momento se habían dedicado a acozar a Lars con la mirada, tuvieron que apartarla para poder ver a aquel majestuoso hombre, cosa que le dio algo de envidia al chico.. - Me envió una nota en la que decía que necesitaba nuestra ayuda con hurgencia.
- ¿A que se debe? - Quizo saber Lars.
- Me contó que se ha presentado una misión de investigación hurgente y necesita nuestra ayuda.
- ¿Pero por qué nosotros?
- Si no me equivoco y necesita tanto tu ayuda como la mía, incluso la de Nanami, eso..., quizás se deba a que requiere investigar un suceso relacionado con la misión pasada. - dijo Runi con su típica expresión perspicaz.
- Te refieres a...
- Por supuesto, esa vez que fuimos al altiplano donde llacía tu hogar. Quizás se puso a investigar después del explícito reporte que le entregué y encontró, quizás, algo muy interesante.
- Pero... no podemos ir en este momento... estamos en medio de algo. - Intervino Nanami sacando la cabeza por sobre el hombro de Lars para que Runi pudiera ver su cara. - Hasta que no gane mi suma de zenis no me salgo de aquí.
- Ya le envié una nota a la jefa en la que le expliqué que una vez que termine el torneo iremos hurgentemente rumbo a la aldea. Solo quería que lo supieran y estuvieran preparados para cuando todo esto termine.
Lars contempló como Runi calló y continuó con su tarea sin chistar. <<¿Algo relacionado a los sucesos de aquella vez?>> pensó sintiendo algo dentro de su estómago retorciéndose. <<¿De qué diablos se trata?>>
Sin tiempo para más, las gemelas Jinoa y Minoto hicieron acto de presencia en la habitación para informar de que el primer duelo sería efectuado.
- A las personas llamadas Mairom y Hana, preséntense aquí. - Dijo la gemela que debía de ser Jinoa.
Hana y el chico que portaba una armadura de metal y una lanza se levantaron y fueron ante el llamado de las wyverianas y las siguieron por un pasillo que conducía a la Arena.
Después de que estos se perdiesen de vista se escuchó el sonido, como de unas grandes puertas siendo hubieras y un gran cuerno siendo soplado junto a una amplia multitud alzando la voz en alabaciones y gritos emocionados. A Lars se le heló el cuerpo de tan solo enterarse que dicha competición tendría lugar ante un gran numero de personas. El miedo a ser derrotado frente a toda una multitud lo hizo intimidarse y sentado en el suelo se abrazó de sus piernas flexionadas respirando agitadamente por la ansiedad.
Le hubiera gustado mucho poder presenciar la pelea de Hana y el sujeto llamado Mairom pero se les había informado de que debían permanecer en la habitación hasta que les correspondiera pelear y solo entonces podrían incorporarse a las gradas como espectadores. Mientras tanto solo podía informarse por los sonidos provenientes de la arena. Sonidos de sorpresa por parte del público, estallidos de disparos de los fusiles de Hana y golpes metálicos , probablemente de Mairom. Lars se mantuvo escuchando atentamente hasta que pasó media hora cuando finalmente la multitud estalló en aplausos y alaridos de victoria, lo que quería decir que ya había un ganador pero cuando las gemelas volvieron ninguno de los dos contrincantes las acompañaba.
- Las personas llamadas Ronin y Horson son los siguientes en pasar a la arena. - Dijeron estas.
Lars vio como Horson, cargando Con gran martillo se ponía de pie al mismo tiempo que el anciano vestido de samurai y salieron junto con las gemelas.
Una vez más, Lars se sumergió en la incertidumbre de no saber qué sucedía, sin embargo, ante su sorpresa, apenas tocó el cuerno para dar inicio a la pelea, todos los que debían de estar en las gradas vociferaron gritos ahogados al unísono seguido de una serie de aplausos y silbidos de gloria.
Los presentes dentro de la habitación levantaron la mirada hacia arriba como si observar fuera de aquellas paredes fuera posible.
- ¿Se terminó? - Dijo Nanami con la voca abierta.
- Imposible... - Dijo Lars casi sin palabras y nuevamente le picaba la curiosidad de saber quien había ganado el encuentro.
El retorno de las hermanas wyverians a aquel lugar era la viva confirmación de que el la batalla había terminado apenas había empezado. ¿Algo así era posible?
- Los cazadores Samir y Lars, preséntense por favor.
El sonido de su nombre siendo pronunciado atravesó los oidos de Lars como una fuerte descarga eléctrica, y como si otra entidad se hubiese apoderado de su cuerpo, el chico se puso de pie y se dirigió hacia las gemelas. Sentía que no estaba actuando de forma consciente, su cabeza estaba sumida en un choc indefinido y con ligero temblor, volteó su rostro para ver quien era aquel tal Samir. Se trataba del sujeto vestido con un Hakama, que portaba dos abanicos como armas y que parte de su rostro lo cubría la sombra generada por su sombrero.
Una vez que los dos se habían incorporado allí las gemelas los condujeron sin nada más que decir hacia la arena.
- ¡Buena suerte Lars! - Gritó Nanami justo cuando estaban por abandonar la habitación.
Inhalando y Exhalando profundamente, parte de aquel miedo que había estado sintiendo el muchacho hasta el momento pareció ser soplado por aquella muestra de apoyo. <<Es verdad>> pensó Lars. << No hay nada que temer, solo actúa y deja que suceda lo que deba suceder, Mantén la mente fría y analiza.>> Y así, con una inspiración de energía renovada, por el divertido recuerdo de aquella mañana, caminó hacia las grandes puertas de la arena susurrando un casi inaudible gracias para su amiga.

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