14 - Las palabras de un anciano

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- ¡WAAAAAAAAAAAA! - El barullo que Nanami había armado en aquella arena era desorbitante. Desde que había sonado el cuerno, a lo único que se había dedicado fue a huir como loca de aquel gigante que intentaba alcanzarla con aquella poderosa hacha de casi el tamaño de la muchacha.
Lars la contemplaba corriendo y gritando, con la cabeza apoyada en su mano al igual que todos los competidores presentes allí y probablemente todos en las gradas dado el silencio del público, y era comprensible, llevaban más de media hora observando a la chica patalear de un lado a otro tratando de salvarse desesperadamente, no había nada que alabar, era un combate aburrido.
- Me sorprende que pueda aguantar tanto. - Mencionó Hana. Sus ojos estaban parcialmente decaídos, como si tuviera sueño, evidentemente aquel combate tampoco le producía ninguna emoción.
- Seguramente se bebió una posión de energía de las que le diste y por eso ha podido correr por mucho tiempo. - Le contestó Lars.
- Ju ju, pensó bien. - el semblante de la rubia cambió a una expresión de suficiencia. - Seguro al ver a su rival se la bebió para, por lo menos asegurarse de que resistiría por un buen tiempo. Las posiones de energía hacen que las glándulas suprarrenales produscan altos niveles de adrenalina la cual estimula el cuerpo y hace que la energía Om incremente en gran medida y de forma constante hasta que se pasen los efectos.
<<Y a mi que me importa>> pensó Lars ante aquella explicación "tediosa", que diablos sabía él que eran las glándulas suprarrenales esas.
- Pero si continúa de esa manera no habrá logrado nada, debería sacar provecho de las posiones que aún le quedan y... - Las palabras de Hana habían sido ahogadas por incontables exclamaciones de sorpresa.
Volviendo a prestar atención en la Arena vieron a Nanami con su arco en mano, acercarse lentamente al sujeto del hacha quien permanecía en una posición completamente inmóvil y ligeramente temblando con su arma levantada en el aire. En su muslo derecho llacía ligeramente enterrada una de las flechas de la chica.
- ¿Que ha pasado? - Dijo Lars intrigado.
- Al parecer... le disparó una flecha con toxina paralizante... - Dijo Hana después de meditarlo un rato. - Pero tiene que actuar rápido porque el efecto se pasa demasiado rápido... ¿he?, ¿¡Pero qué hace!? - la chica se escandalizó al ver lo que Nanami estaba haciendo.
La joven le arrancó las pieles que traía aquel hombre en su cintura y desde la parte trasera comenzó a bajarle los pantalones a aquel sujeto.
- ¿Se volvió loca? - decían todos los competidores estupefactos.
Sin embargo Lars finalmente supo que ya no había necesidad de preocuparse, una vez que ella ejecutaba sus ideas absurdas todo le salía ridículamente bien. Por alguna extraña razón se sintió relajado y contempló lo que estaba pasando con entusiasmo.
- ¡No!, ¡Para!, ¿qué crees que estas haciendo? - le dijo el gigante a Nanami una vez que el efecto se le había pasado pero ella no se detenía y aunque le costaba mucho trabajo continuaba tratando de arrancarle los pantalones. - ¡Detente!, por favor detente. - le voz del sujeto se había vuelto llorona y susceptible de la nada.
El gigante había comenzado a sacudirse con agitación pero Nanami, aferrada con manos y piernas en su trasero, no paraba de forcejear con su cinturón hasta que de un momento a otro, este se desabrochó, lo que la hizo caer junto a los pantalones del sujeto, revelando unos calzones cortos con bordados en forma de felynes.
- Haaaaaa - La voz del gigante no pudo sonar más ñoña he infantil y combinada con aquella cara completamente colorada le daba el especto de un crío.
Todo el público profirió risas acaloradas ante su humilde y ridícula semidesnudés.
- Wajajajajajaja. - Reía Nanami enérgicamente ante la desgracia del sujeto quien salió corriendo de la arena y se perdió por las grandes puertas del interior del coliseo, retirándose del encuentro y consediéndole la victoria a Nanami quien no paraba de reír a carcajadas malévolas. - Wajajajajaja wajajajaja waja.
<<Ella... es muy mala>> pensó Lars mientras la veía subir a la ilera exclusiva para campeones y se sentaba junto a él.
- Fue un triunfo glorioso ¿verdad? - dijo agitando su cabello negro hacia un lado.
- Anjá, de no se por tu cobardía al principio te habría quedado perfecta la forma en que lo ridiculizaste. - Contestó Lars. - Aunque no esperaba que reaccionase de esa manera, parecía un tipo rudo.
- Bueno... estoy adaptada a tratar con ese tipo de personas. La aldea de donde vengo hay muchos bribones parecidos a él pero una vez que los dejas en ridículo su fachada se cae y se ponen a lloriquear como niñatos.
- Pues sí que los conoces...
- Claro que sí, te sorprenderías al saber a cuantos he puesto en su lugar... ¡ho mira!, ya salen los de la próxima ronda.
Las grandes puertas del interior del coliseo se volvieron a abrir y tras la salida de las gemelas les seguían Runi y la plateada cabellera de la chica con una gran espada y hermosos ojos púrpura.
Al verla caminar en la arena con sus hermsos rasgos y con una expresión completamente seria y sin preocupaciones, Lars, No pudo evitar sonrojarse.
- já, es una lástima. - Dijo Hana de brazos cruzados fijándose en la peliblanca.
- ¿Por qué lo dices? - Dijo Lars confuso.
- Es imposible que mi hermano pierda, el es el mejor estratega que pueda existir. Estoy convencida que desde que nos reunimos en el coliseo se estuvo fijando en cada uno de los competidores analizando sus capacidades físicas, sus estilos de pelea dadas su armas, o sus comportamientos... a partir de eso el idea una forma de llevar a cabo un plan que le permitirá hacer caer a quien sea tarde o temprano, el nunca ha perdido una sola batalla.
Lars prefirió no contestarle. Aquellas palabras parecían más las de una hermana pequeña que admiraba mucho a su hermano y estaba absolutamente renegada a aceptar su posible derrota. Además Lars pensaba todo lo opuesto a Hana, sentía que la chica de ojos púrpuras ganaría, Comparando aquella colosal espada que portaba con la sencilla espada de Runi junto a su escudo forrado con escama azules...

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