Adiós, amor mío

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Dos semanas más tarde

Sakura seguía viéndose con el rubio completamente ajena a que su esposo estaba enterado de todo, pues Sasuke lo disimulaba a la perfección aunque estuviera muriéndose por dentro. El Uchiha tenía que esforzarse por mantener la boca cerrada cuando ella le ponía una excusa tras otra, también aguantar cuando los seguía al mismo hotel de siempre y la veía salir con esa cara que rebosaba felicidad por todos los poros de su piel, pero si le recriminaba o hacía que confesara su osadía, no podría ejecutar su plan, y él quería divertirse, quería hacerla sufrir igual que ella lo estaba haciendo sufrir a él.

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Viernes por la noche

Era el día elegido por el azabache, pues ya hacía casi un mes que se enteró de la infidelidad de su esposa y ya no lo soportaba más, así que cuando terminó su jornada laboral, se quedó en el laboratorio hasta que el último de los empleados salió por la puerta, pero había alguien más que sabía de sus intenciones, su adorado hermano mayor, el cual lo había ayudado en el proyecto y estaba dispuesto a ayudarlo también a ejecutar su macabro plan.

Itachi entró en el laboratorio cerciorándose que no quedara nadie en los alrededores. Le sonrió a su hermano menor, pero lo que no sabía, es que Sasuke querría llevar a cabo su plan ese mismo día.

*

—He venido tan pronto como ha sido posible. ¿Sobre qué querías hablarme, Sasuke? —preguntó Itachi con sumo interés.

—Está decidido, hermano, hoy es el día, voy a tomarme las pastillas  —dijo el menor tomando el pequeño frasco entre sus manos.

—¿Estás seguro de querer hacerlo?, hemos probado con ratones y ha funcionado, pero... ¿y sí algo sale mal...? ¿y si mueres de verdad...?  —le preguntó Itachi con gran preocupación.

—Estoy seguro de que todo saldrá a la perfección, somos los mejores, Itachi, confía en mí, y en caso de que algo falle, pues mala suerte, pero quiero intentarlo, quiero vengarme de ella, y si para ello tengo que arriesgar mi vida, lo haré, por intentarlo no pierdo nada, sin su amor ya lo he perdido todo —Itachi suspiró resignado, pero estaba dispuesto a ayudar a su hermano pequeño.

Lo que Sasuke e Itachi tenían entre manos era un proyecto en el que llevaban meses trabajando, un proyecto secreto que decidieron experimentar por su cuenta y al que no habían hablado a nadie sobre él. Era cierto que más adelante tenían pensado hacerlo, pero al torcerse las cosas para Sasuke, decidieron ignorar la idea. Se trataba de unas pastillas que causaban la muerte durante 48 horas, todos los órganos dejaban de funcionar pero no había descomposición en ellos, pues luego de pasado el efecto, volverían a funcionar con normalidad. Éste era el plan de Sasuke, fingir su propia muerte para dejarle el camino libre a su traidora esposa, pero en realidad no iba a ser así, ella lo vería muerto, lo enterraría, lo lloraría, pero luego él haría de su vida un infierno, la perseguiría y atormentaría hasta el punto de hacerle perder la cordura y volverla loca.

*

—De acuerdo, Sasuke, si esa es tu decisión... la respeto, pero reza para que todo salga bien, ya que si algo falla o se nos escapa de las manos, podríamos tener graves problemas, tú por fingir tu propia muerte y yo por ayudarte a ello  —Itachi no las tenía todas consigo.

—Lo sé, y no sabes lo agradecido que te estoy por ello, pero sabes que ella lo es todo para mí, tal vez no he sido el marido perfecto, pero siempre la he amado con locura, la he amado desde la primera vez que cruzamos miradas en los pasadizos de este hospital. Tan solo de pensar que me la ha jugado de esta forma, me destroza, no puedo soportarlo. ¿Me entiendes, verdad...? —Itachi asintió y le dio un enorme abrazo.

PSEUDOCIDIO 🔞 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora