PSEUDOCIDIO 🔞 (TERMINADA)

Sacrificio (Final)

Itachi recogió sus cosas a toda prisa dispuesto a ir a la comisaría, pero a cada minuto que pasaba, más arrepentimiento sentía, pues al fin y al cabo todo había sido idea de su hermano menor y él tampoco tenía porque pagar por sus pecados, así que como ya era hora de plegar y quedaban pocos empleados en el laboratorio, tuvo la brillante idea de utilizar la misma técnica que había usado Sasuke con su infiel esposa.
Cogió dos jeringuillas cargadas con la dosis correcta de propranolol y fue al encuentro de Shino, el cual aún se encontraba enfrascado en unos proyectos de suma importancia. El moreno de gafas no lo veo venir, así que Itachi aprovechando que no quedaba nadie en el laboratorio, lo sorprendió por detrás y le inyectó la dosis en la garganta, justo en el punto dónde haría efecto más deprisa, provocando de este modo que su víctima cayera desplomado encima de la mesa y con la certeza de que cuando despertara no recordaría nada de la conversación mantenida con Konan.

Una vez cumplido su propósito, se dirigió a buscar a Konan, la cual aún se encontraba en su consulta, esto le sería un poco más difícil, pero ya encontraría el modo de persuadirla para poder cumplir su cometido, y así lo hizo. Llegó y se plantó delante de su puerta golpeando un par de veces hasta que ésta le brindó el paso.

*

—¿Qué quieres, Itachi? —le preguntó de mala gana su ex, pues todavía estaba mosqueada por la conversación mantenida hacía un rato.

—Antes de irme a comisaría y que me encierren por unos cuantos años, quería decirte que... bueno, que aunque esté con Izumi, nunca he logrado olvidarte del todo, es por eso que quería pedirte si podía besarte por última vez, sé que te parecerá repentino, pero sigo pensando que eres una chica espectacular y siempre has estado para mí cuando te he necesitado, independientemente de lo que haya ocurrido estos últimos días, así que me gustaría que me concedieras esta petición —Konan parpadeó perpleja.

—Pero... yo creía que tú e Izumi estabáis... creí que la amabas con todo tu ser y que por eso me dejaste tirada, no te entiendo, Itachi, se me hace difícil porque yo realmente tampoco he podido olvidarme de ti, bueno, supongo que solo hay que verme cuando te tengo cerca, mis reacciones, mi forma de mirarte... me duele en el alma que hayas hecho lo que has hecho, pero... —el azabache se acercó como un león a una gacela y colocó sus manos sobre las mejillas de Konan haciendo que un rubor incontrolable se instaurara en ellas, para sin más preámbulo besarla con frenesí.

La de cabellos azulados estaba completamente extasiada con el beso del azabache, por lo que no se dio cuenta cuando éste sacó una jeringuilla de su bolsillo. En menos de dos segundos ya se la había inyectado en la garganta, a la vez que le susurró un "lo siento", pero ya era demasiado tarde, Konan cayó desplomada contra el suelo siendo recogida por los brazos de Itachi, el cual pronto la llevó al pequeño sillón que había en la consulta para dejarla como si se hubiera quedado dormida.

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Itachi no se sentía para nada orgulloso de lo que acababa de hacer con sus compañeros, pero no le quedaba otra, por lo menos había ayudado a su hermano por última vez, el juego para él se había terminado, lo que pasara a partir de ese momento ya no era cosa suya, quería ser feliz, seguir con su vida y casarse con Izumi, tener una familia, y evidentemente si ingresaba en la cárcel, todos sus sueños se harían pedazos.

Salió como si nada del hospital y puso rumbo a su casa, dónde la castaña lo estaría esperando con los brazos abiertos. Eso era lo único que le importaba, pero lo que no esperó en ningún momento, es que cuando cruzara el jardín de su hogar, dos agentes de policía estarían interrogando a Izumi, algo que le extrañó, pero enseguida se bajó del coche y se dirigió a paso rápido para ver qué ocurría.

*

—Buenas noches, ¿sucede algo?  —preguntó Itachi intentando mostrar serenidad.

—¿Es usted el cuñado de la señorita Sakura Haruno?  —el azabache empezó a temblar.