PSEUDOCIDIO 🔞 (TERMINADA)

Fingido entierro

La primera noche en la que Sakura durmió sola, no pegó ojo, porque su cabeza no dejó de dar vueltas a la situación. Llegó a casa después de tardar una eternidad en despegarse del cuerpo de su supuesto difunto esposo en el laboratorio, y encontrarlo todo oscuro y vacío en el que había sido su hogar, la quebró del todo.

Todo le recordaba a él; el orden, sus zapatos y trajes pulcramente ordenados dentro del armario, su cepillo de dientes, su perfume, ese que le otorgaba ese aroma tan característico... todo en general, pero lo peor vino cuando se metió en la cama, le parecía tan grande y vacía sin él... pues a pesar de que últimamente no deseaba su compañía a la hora de acostarse, ahora lo echaba en falta más que nunca, daría lo que fuera por volver a sentir sus besos y abrazos, sus susurros y sus "te quiero" que hasta el día de ayer tanto le molestaban.

¿Qué había podido fallar...?, no dejaba de preguntarse. ¿Cómo era posible que un científico tan reconocido y tan eficiente a la hora de realizar su trabajo hubiera muerto por una inhalación de gases tóxicos...?, y precisamente con productos que él conocía a la perfección, algo totalmente rídiculo, pero a veces el exceso de confianza puede jugarnos una mala pasada, pensó.

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36 horas después de la muerte de Sasuke

La pelirrosa encontró varias llamadas de Itachi y también de Naruto en su teléfono, pues con todo lo acontecido, no le había prestado atención al móvil e imaginó que el rubio estaría preocupado por ella al no recibir respuesta por su parte, así que fue el primero al que llamó.

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Por teléfono

—¡Al fin doy contigo, Sakura!. ¿Por qué no cogías el teléfono?, estaba muy preocupado por ti —le recriminó su amante.

—L... lo siento, Naruto, pero ha ocurrido algo inesperado, algo que jamás habría imaginado y que inevitablemente cambia el rumbo de las cosas entre nosotros —el rubio no entendió en absoluto por dónde iba la pelirrosa.

—No te entiendo, Sakura. ¿He hecho algo inapropiado...? ¿algo que te haya molestado...? —el rubio preguntó completamente desconcertado.

—No, no es eso. Se trata de mi marido, Sasuke. Falleció antes de ayer por la noche mientras realizaba un experimento en el laboratorio, aún no me lo creo, estoy en shock. Sé que tú no tienes culpa de nada, pero de momento será mejor que no nos veamos, necesito digerir todo esto y... hacerme a la idea de que ya no está, tal vez más adelante podríamos... —el silencio del rubio provocó que la pelirrosa soltara un par de silenciosas lágrimas.

—Pero... no me pidas eso, Sakura. Siento mucho lo de tu marido, pero no me apartes de tu lado, yo puedo ayudarte a superar su muerte igual que tú me has ayudado a superar la de mi esposa, te amo, Sakura —la pelirrosa tragó grueso al escuchar esas palabras, pero algo en su interior no la dejaba avanzar.

—Te llamaré, Naruto. Te lo prometo —fue todo lo que contestó antes de colgar.

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Sakura apretó el auricular contra su pecho y de nuevo todo salió a flote. Como una niña pequeña se dejó caer de rodillas y sollozó lo que no estaba escrito, hasta que unos contundentes golpes en la puerta la obligaron a levantarse para abrir.

—¿Se puede saber por qué no repondes a mis llamadas? —Itachi entró en la casa hecho una furia, tenía una copia de llaves, Sasuke se la proporcionó por si un día le ocurría algo.

—Lo siento, Itachi, me he levantado tarde, apenas he dormido y... —su cuñado enseguida relajó el semblante y la abrazó con cuidado.

—Perdona, Saku, estoy nervioso. Todavía estoy intentando asimilarlo todo, solo quería avisarte que el entierro será hoy a las siete de la tarde —dijo cabizbajo.