• XXXVIII •

151 15 4
                                    

Había acabado con mí horas en el gimnasio  cuando entré a mí habitación y la encontré como mismo la dejé. Con Emma acostada en la cama, las ventanas cerradas y Johnna sin aparecer. Caminé a la latina y dejé un beso a mitad de su espalda que la hizo levantarse, me asusté cuando vi que se levantó de repente.

— ¿Qué hora es? — Pregunto asustada.

— Las diez de la mañana, ¿Por qué? — Emma se cubrió la cara con las manos mientras negaba.

— Tengo encuentro de fans con las chicas en una plaza, se supone es a las diez — Ella se levantó de la cama justo como Dios la trajo al mundo y camino a su celular — Lo que me imaginaba, debo irme o me mataran — Comenzó a ponerse su ropa para salir de la habitación y cambiarse en la suya pero paró en la puerta de golpe — ¿Tienes que ir con el entrenador ahora? — Negué.

— Tengo entrenamiento a eso de las cuatro, ¿Por qué? — Ella sonrió dulce y solté un suspiro.

— ¿Quieres ir a la plaza donde estaremos? — Sabía que lo iba a preguntar.

— Si Johnna va conmigo — Ella asintió rápido y se despidió diciéndome que me enviara la dirección cuando estuviera allá.

Cuando se fue, yo me iba a dedicar a buscar a mí amiga ya que no la veía cuando decidí salir de la disco a tomar aire y me encontré con Emma. Eso haría cuando abrí la puerta de la habitación y la encontré con la llave a medio camino, el olor a sexo, junto con alcohol y algo de cigarrillo se podía sentir a kilómetros. Me hice a un lado para que entrara y ella se fue directamente a su cama.

— Levántate y date un baño, vamos a la plaza — Escuché como soltó un gruñido y como el sonido de la puerta del baño siendo cerrada le seguía después.

Al Johnna salí le seguí yo y al cambiarme decidí ponerme algo sencillo y cómodo. Un jean negro no tan ajustado a mis piernas, una camiseta blanca de cuello V y un abrigo largo de algodón el cual me llegaba hasta la mitad de las piernas, sin maquillaje y solo pasando unas cuantas veces mis manos por mí cabello. Al salir encontré a mí amiga vestida igual lo único que todo en ella era negro y con gafas grandes que cubrían sus ojos, sin maquillaje y con cabello húmedo al igual que el mío por la ducha.

— Vaya sol hace, ¿No? — Ella me saco su dedo medio y reí mientras salíamos del hotel. Y es que esa mañana no había nada de sol, el cielo en París estaba nublado a pesar de que eran las once de la mañana.

Al llegar a la plaza estaba estaba repleta de gente de todo tipo y de casi todas las edades. Aparte de que había uno que otro reportero. Johnna y yo decidimos darnos una vuelta, y avisándole por mensaje a la latina que estábamos en las tiendas, entre con mí amiga a una tienda de deportes.

— Necesito nuevas vendas. Se me han desgastado las blancas de entrenar — Me dirigí al área de boxeo con Johnna pisándome los talones. La mire con el ceño fruncido y ella rió.

— ¿Qué pasa con las que te regalo Emma? — Y no pude evitar reírme al pensar en uno de sus regalos de cumpleaños. Me había regalado unas vendas de boxeo color rosas con el Nombre “Emma” en color negro cosidos en la parte de arriba cuando te ponías las vendas.

— Esas las uso cuando tengo pelea. Las usaré por primera vez en el campeonato, así me dan suerte — Johnna rió conmigo y agarre unas vendas color amarillo lumínico y se las enseñe a mí amiga, está hizo una mueca de desagrado.

— Buenas — Escuché como dijeron a mí lado, con un acento francés bastante notable, al girar no pude evitar abrir ligeramente mis ojos al ver a la chica tan guapa que había a mi lado.

— Dios mío… — Escuché que murmuró Johnna y di un asentimiento en acuerdo con ella. Si es cierto que solo tenía ojos para Emma, porque a este punto estaba que si ella me pide tirarme de un puente y caer de pie, me tiraría cuántas veces sea necesario hasta caer de la forma en que me la pidió. Pero eso no impedía que pensara que hay mujeres hermosas también a parte de ella.

K.O. [Jemma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora