||Capítulo 39.

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Doncaster, Reino Unido. 

Louis llegó a su casa y cerró la puerta tras de sí, se quedó estático un momento y respiró profundamente. Intentó calmar el pulso que latía desesperado en su pecho. ¿Por qué había hecho eso? Había besado a Harry, literalmente había juntado sus labios contra los de él. 

Era ahora una maraña de emociones. ¿Por qué había tomado esa tonta decisión? Ni siquiera él mismo se había esperado esa reacción. Se sintió como si no hubiera sido él, como si sus piernas hubieran reaccionado antes de que él lo hiciera, como si sus manos hubieran tomado la decisión por sí mismas de tomar el rostro de Harry, como si sus labios hubieran ansiado ese momento desde que lo conoció  ahora que lo había hecho al fin se sentían satisfechos.

Se sentía como si hubiera aguantado la respiración mucho tiempo y al fin pudiera respirar. 

Se llevó los dedos cuidadosamente a los labios y los tocó, estaban húmedos de tanto relamerlos. Cerró los ojos y se imaginó el contacto de Harry. Piel con piel.

¿Qué había hecho? ¿Había besado a Harry? ¿¡Había besado a un hombre!? Y lo peor de todo, es que se sentía tan bien.

Cerró los ojos con fuerza y esperó a que llegaran y lo encadenaran al infierno como su padre se lo había contado cuando era pequeño, sin embargo el momento jamás llegó. Nunca llegó nadie, solamente entre el silencio de la casa.

Horrorizado abrió los ojos al darse cuenta de lo que sentía, quería más

No ocurrió nada interesante esa noche, lo único que pasó que afectó a Louis fue que no pudo dormir durante la mayor parte de la madrugada. No podía porque tenía la imagen mental de Harry admitiendo su amor frente a él, y sentía el eco del beso en sus labios.

¿En qué se había convertido? 

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Pasaron dos años... 

Troy estaba sentado debajo del árbol donde él y Des se encontraban cada semana. Eran las 3 de la tarde, estaba literalmente del otro lado de la ciudad. Tenía que tomar 3 autobuses para llegar ahí y nunca llegaba ni un minuto más de la hora acordada.

Naturalmente, siempre era el primero en llegar ahí. 

Anne era su amiga... y eso le hacía cada vez más difícil estar con Des en esa mentira. 

Ella lo defendía de absolutamente todo y todos. Era la única persona que lo trataba normal, como un ser humano. Lo invitaba a salir, al cine, al café, a ver películas juntos.

Ella le había regalado su primer pluma de brillos. Él la tenía guardada en el fondo de su cajón, como un tesoro. La utilizaba para dejarle mensajes bonitos entre sus libros, para agradecerle lo buena amiga que era todos los días. 

Anne lo abrazaba, Anne lo consolaba cuando llegaba llorando y no le pedía explicaciones porque evidentemente no se las iba a dar. ¿Qué le iba a decir? ¿Que estaba enamorado de su novio desde hace tiempo y que ella sólo era una tapadera para encubrir su pecado? 

Aquel día le había costado tomar la ruta conocida hacia ahí, iba dudando sobre todo. Quizá lo mejor era dejar ir a Des por más que le doliera en el alma, por más que lo amara Anne era su primer amiga, la única persona a la que le importaba de verdad. No podía ni debía hacerle eso. Sentía que no estaba bien y que no era la decisión correcta. No quería lastimar a la única persona con la que su cariño era mutuo y sincero. 

No podía traicionarla así, simplemente no podía. 

Estaban juntos en la universidad ahora, todos en carreras distintas pero en el mismo sitio. Des y Troy habían logrado ocultar su relación por muchísimo tiempo, era mucho más difícil con la práctica el fingir que no existía el uno para el otro, fingir que no les importaba en lo absoluto la presencia del otro, pretender que no había nada entre ellos más que un mero conocimiento de existencia. 

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora