||Capítulo 45.

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Doncaster, Reino Unido. 

Cada día que despertaba era sólo un día más de sufrimiento, un día más de recordar cada época pasada y cada momento de su vida. Estando solo ahí en una celda con todo el peso y la responsabilidad de lo que había hecho... 

Su vida jamás fue como lo deseaba, nunca, desde que nació la vida se encargó de demostrarle que sólo iba a ser miserable y que ese era el camino que iba a conocer: la miseria

Con un padre que lo odiaba, con su familia que le daba la espalda, con asco en sí mismo cada vez que se veía en un espejo, con pocas probabilidades económicas de conseguir mejores estudios en la universidad. Nunca tuvo lo que necesitaba, estuvo lleno de situaciones precarias, siempre trabajó más que los demás y aún así lo pisoteaban y le escupían en la cara. 

Aún así, en algún punto de su vida, fue feliz. Recordaba unos ojos verdes que le devolvían la mirada y una sonora carcajada de una chica que iluminaba su vida. Recordaba días cálidos llenos de sonrisas, recordaba helados, horas de estudio, promesas después de la universidad. Recordaba haber sido genuinamente feliz. 

Recordaba haber subido al cielo y bajado al infierno en cuestión de días. 

Des Styles, el gran amor de su vida, había sido su chico, había robado su corazón tanto tiempo y a la fecha había un hueco ahí donde había estado su nombre. La persona que había destrozado su vida y sus emociones por completo. La única persona a la que se había entregado en cuerpo y alma.

Anne Cox, su mejor amiga, la persona que había robado sus esperanzas, que se había llevado a la felicidad consigo, que le había quitado el sol y el calor por tantos años. La chica a la que había amado y que habría protegido siempre si se lo hubiera permitido, si no lo hubiera traicionado.

Aunque claro, él la había traicionado primero al no decirle que Des era en realidad su novio y no el de ella. Que ella sólo era una apariencia bonita que los protegería hasta que dejaran la universidad y pudieran huir juntos. Y tal vez algún día regresaría sólo para pedirle perdón por lo que había hecho. 

Esa habría sido su vida... 

Se acomodó en su incómoda cama de celda y sintió el duro colchón debajo de sí mismo.

''Te amo, Troy, te amaré hoy y siempre y no importa dónde esté, mi corazón pertenece aquí contigo.''

Cerró los ojos con un dolor queriendo perforar en su ya podrido corazón. Todo era tan diferente a aquellos años distantes que lo habían marcado para siempre. Había terminado siendo peor basura que su padre, había tenido hijos que no deseaba con una mujer de la que no estaba enamorado y nunca lo estuvo.

Toda su vida era y había sido una farsa y ahora sólo estaba pagando el precio de no haber sido valiente, fuerte, independiente y de haberse dejado llevar por el odio y la miseria que siempre había llevado adentro. 

Había una persona muerta por su culpa, él había causado la muerte de Jenn aunque no lo hubiera hecho directamente. 

La familia que no había querido ahora estaba arruinada y su hijo... Oh Louis... Veía el mismo camino en sus ojos, lo veía en ese azul triste, apagado. Lo había intentado proteger, Dios sabía que sí. Vio el mismo camino cuando se cruzó con esos ojos verdes en la marcha y el cómo Louis titubeó a su lado de manera casi imperceptible. Lo vio en el juicio, mientras Louis trataba de evitar a Harry, el hijo de Des, que era su viva imagen. Casi pudo sentir el golpe en el pecho. 

Jamás quiso que viviera esa sexualidad y maldición tan terrible con la que él había nacido. Ni Fizzy... Nunca quiso condenarlos a ambos. 

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora