||Capítulo 43.

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Doncaster, Reino Unido. 

Su caminar era lento, daba pasos pequeños, tenía la mirada agachada (se había acostumbrado a mirar el suelo para no tener que mirar a nadie a la cara), tenía grandes ojeras y el cabello grasoso casi todos los días, nadie se le acercaba. 

Había rondado el rumor por la universidad (de manera extrañamente rápida) sobre Troy Tomlinson persiguiendo y acosando a Des Styles, el novio de Anne. Todos lo veían con repulsión, los chicos se reían de él y las chicas se alejaban con el miedo de que se fijara en sus novios también. 

Anne lo veía, sabía que lo hacía desde la distancia, sentía su mirada en su espalda como agujas. Deseaba correr hacia ella y abrazarla, decirle que por favor le hablara otra vez, que extrañaba todo de ella. Desde despertarse juntos para desayunar, ver películas, leer a la sombra de un árbol, ir a comer a los lugares menos pensados, hacerse peinados, escribir en sus libretas cosas para el otro y que las leyeran cuando más se necesitaban.

Hace días había descubierto en su libreta al final de las hojas la letra de Anne donde le había escrito 'cada día te ves más precioso' y eso le había causado horas de llorar hecho un ovillo en su habitación.

Su relación con Des... había terminado, definitivamente, no tanto porque Troy tuviera la fuerza para al fin deshacerse de su noviazgo después de 4 años de luchar infinitamente por eso, si no porque Des había elegido a Anne y ahora no le hablaba, no le dirigía ni siquiera la más mínima mirada, ni siquiera le había dado explicaciones. No existía más para él. 

Mientras iba absorto en sus pensamientos divisó una figura al final del pasillo que caminaba en su dirección. Alcanzó a ver un par de zapatos negros que él reconocía muy bien, los había visto a los pies de las camas que habían compartido a lo largo del tiempo. 

Troy alzó los ojos azules, vibrantes, llenos de tristeza, reprimió una mueca de sollozo. 

Des lo vio por una milésima de segundo, con los ojos verdes llenos de indiferencia, de crudeza. Muertos.

Pasó a su lado como si se tratara sólo de una ráfaga de viento.

Perfectos desconocidos... 

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Louis abrazó a Anne cuando ella se lo permitió hacerlo, hecha un mar de lágrimas. Su mejor amigo, él había sido su mejor amigo y ella le había dado la espalda de la peor manera posible, se había enterado de la verdad muy tarde y ahora no había nada qué arreglar, no había nada qué hacer para devolverle a Troy todo lo que ella le arrebató. 

Vio a su hijo consolándola, lo sentía en sus abrazos, la misma vibra de vulnerabilidad que le inspiraba Troy estaba en Louis, el mismo corazón herido, la misma vida destrozada, el mismo miedo en sí mismos... 

¿Qué le había hecho? ¿Cómo es que seguía viva después del dolor que le había causado? ¿Cómo tenía el derecho de ser feliz y de tener un hijo maravilloso si ella era la causante de la desgracia de alguien tan inocente como lo había sido Troy? 

Claro estaba que la vida le había cobrado uno a uno los errores de su pasado... Empezando por Gemma.

Se dobló de dolor al pensar en la pérdida de su hija, en la pérdida de la luz de sus ojos. Louis la apretó con más fuerza, estaba muy preocupado por ella y por cómo las lágrimas no dejaban de salir como si se tratara de un grifo abierto.

Y Des... cada vez que pensaba en él estaba esperando que se pudriera en el mismísimo infierno. 

—Anne, por favor, dime qué pasa, por favor háblame. ¿Qué pasa con todo esto? ¿Qué pasa con tu corazón, por qué ahí dice que tienes insuficiencia cardíaca? ¿Harry lo sabe? —suplicó Louis al ver el estado de Anne. 

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora