||Capítulo 49.

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Mullingar, Irlanda. 

Zayn se encontraba del lado de copiloto del auto evidentemente nervioso, sus pies temblaban de manera involuntaria y se mordía el interior de las mejillas mientras Josh Devine manejaba el auto en el que se había subido apenas había escuchado la frase 'tenemos que hablar sobre Niall Horan'. 

Con Liam Payne en la parte de atrás teniendo aspecto de que había visto un muerto, porque claro, en cuanto había visto a Josh en su puerta y escuchó Horan supo que su vida iba a acabar en ese mismo instante si no ideaba un plan para salir de ese apuro en el que él mismo se había metido.

Ya está, estoy acabado, Zayn se enterará de que todo fue mentira y se irá. 

Josh intentaba concentrarse todo lo que podía en la carretera y no mirar a ninguna de las dos personas que lo acompañaban en lo absoluto, sus nudillos estaban blancos de sostener el volante con fuerza, sentía la tensión en todos sus músculos y se respiraba en el aire. Tenía ganas de sacar la cabeza por la ventanilla como si fuera un perro con tal de dejar de sentir esa electricidad extraña que fluía entre ellos. 

Zayn tenía la mirada perdida en el paisaje que los dejaba atrás con el movimiento, recordando constantemente cada momento con Niall, sus ojos celestes, preciosos, brilantes, su sonrisa pura que podía enternecer hasta a la persona más dura, sus mejillas sonrojadas con cada carcajada, cada beso, cada caricia. Zayn sentía que el corazón le estallaba contra el pecho, ¿Esta persona, Josh Devine, venía a decirle la localización de la tumba del amor de su vida para que pudiera despedirse de él finalmente? ¿Lo llevaba con sus padres para maldecirlos y escupirles en la cara por lo que le habían hecho? 

Quería verlo, aunque fuera su nombre en una lápida, una afirmación de que ya no estaba a su lado, un lugar a donde podía llevarle flores y hablar de sus largos días sin él, de cuánto lo extrañaba, quería aceptar que finalmente se había ido y no volvería, la persona que él había amado más jamás volvería. 

—¿Me dirás al fin por qué has venido? —preguntó finalmente Zayn con la voz ronca, intentando reunir todo el valor posible.

Josh se sobresaltó al escuchar su voz por primera vez desde que se metieron en el auto, no esperaba que se rompiera el silencio tan abruptamente. Se aclaró la garganta un poco.

—Primero necesito que lleguemos a mi oficina para poder... mostrarte, qué está pasando en realidad. Zayn, ¿Recuerdas con exactitud qué pasó ese día?

Así se referirían al incidente, al día en el que le habían quitado todo por lo que vivía, el día en el que se había resignado al vacío en su pecho sin Niall. No tenían derecho de habérselo arrebatado aunque fueran sus padres, prefería mil veces que lo hubieran matado a él las veces necesarias antes de que hubieran borrado de la existencia al ser más hermoso. 

—Lo recuerdo como si hubiera sido hace cinco minutos.

Realmente no quería sonar rudo pero el coraje ya estaba hirviendo en sus venas al recordar todo con detalle.

—Bien, lo necesitaremos para el juicio. 

—No tiene sentido todo esto —terció Liam evidentemente incómodo, tenía las mejillas sonrojadas— ¿Un juicio? ¿Por qué no dejan el asunto y ya? Lo que pasó, pasó. 

Josh vio al adolescente por el espejo retrovisor y frunció el ceño, entendía que quizá tendría miedo, la ley y los juicios son intimidantes y definitivamente agotadores pero, ¿Prefería que Zayn y Niall no obtuvieran justicia? Era extraño. 

Finalmente llegaron al edificio que era su destino y Josh estacionó el coche con cuidado, abrió las puertas y le hizo señas a ambos para que bajaran, lo siguieron adentro con cautela hasta que atravesaron una puerta de madera donde se encontraba un escritorio, varias sillas de apariencia cómoda y estantes llenos de libros, carpetas y hojas. Parecía una oficina administrativa o algo así. 

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora