III

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Había pasado una semana desde aquella nota, una nota que para Emma creaba un sentimiento nuevo e indescriptible. Cada vez que la leía aquel sentimiento se encendía en su interior, pero desde ese día prefirió no volver a atender a aquel desconocido. En esa semana ahora él chico iba tres veces al día, por la mañana tomaba un cafe americano, al medio día un capuchino de caramelo y por la tarde un mokachino.

La tarde del viernes Emma había llegado a cubrir el turno de Sabrina puesto a que esta se encontraba enferma. Puso el delantal negro sobre su cintura y tomo su pequeña libreta donde anotaba las ordenes.

—Vamos Emma apresurate, hoy, hay muchos clientes. —presiono Alex a su amiga para que tomara el pedido de cada persona.

—Trata de atender tu sola a todos. —refunfuño molesta.

—No hagas berrinces y apresurate. —regaño Alex dejando cada pedido sobre la mesa.

—Idiota. —bufo por lo bajo.

La tarde había pasado lenta con tanto trabajo para Emma, cuando el reloj marco las 8:55 acomodaban todo para al fin cerrar la cafeteria y poder irse a descansar a su departamento.

—Emma. —hablo Alex distrallendo un momento a su amiga.

— ¿Qué paso? —dejo aun lado el trapo con el que limpiaba cada una de las mesas del lugar.

— ¿Puedes cerrar el lugar?—pregunto Alex poniendo un puchero en el rostro, Emma le dedico una media sonrisa.

—Esta bien. —accedió finalmente resignada de llegar temprano a su departamento.

—Gracias, nos vemos mañana.—Alex le dio un abrazo corto a su amiga para salir corriendo de la cafeteria.

Emma solo terminaba de poner todo en orden antes de al fin cerrar. Limpiaba la barra cuando escucho alguien entrar sin prestar mucha atención solo hablo sin mirar a la persona que había entrado a la cafeteria.

—Ya esta cerrado.

—Solo quiero un mokachino. —al escuchar esa voz, Emma sintio una corriente eléctrica recorrer su espina dorsal. Se giro lentamente hasta quedar frente a aquel sujeto. El mismo sujeto que le había dejado aquella nota que le causaba una extraña sensación cada vez que la leía —Creo que no debi vernir.

—Ahora le sirvo su mokachino.—fueron las únicas palabras que dijo Emma, era la primera vez que lo escuchaba hablar a aquel extraño. Pero su voz era ronca con un toque de armonía en ella y eso la había cautivado.

—Gracias. Para llevar por favor.

—Solo ire a la cocina por el. —le tomó solo unos minutos prepara el cafe para salir y verlo sentado sobre un banquillo en la barra.—Aquí esta tu cafe.

— ¿Tendras un sobre de azúcar?—Emma solo asintió y volvió a la cocina, pero al momento de salir, él ya no estaba, solo había dejado el dinero sobre una pequeña nota que contenía sólo dos palabras ❝Eres hermosa❞.

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Nuevo capítulo espero que les guste, voteny comenten.

❝Coffee❞ | En Edición.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora