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Pasaron varios días con no más que mar por Norte, Sur, Este y Oeste, afortunadamente hoy se programaba nuestra llegada al Golfo de Campeche. Por esa razón iban a hacer un consejo para planificar el ataque que íbamos a hacerle a los españoles, aunque yo nunca intervengo en estas reuniones siempre asisto para estar al tanto de lo que va a pasar. Al llegar a la Cámara del capitán esa tarde junto a 15 hombres incluyendo a Ethan, comenzaron a planear el ataque.

El señor Nau, el Capitán del barco se dispuso a abrir las Cartas Náuticas y un compás.

—Bien, en estos momentos nos encontramos aquí" abrió el compás para señalar un punto. Sinceramente no sabía cómo podía él saber dónde estábamos después de tantos días de estar rodeados de sólo agua—. Y ellos están aproximadamente aquí— señaló de nuevo—. Si mis cálculos no son malos, ellos están a 4.5 kilómetros de nuestra ubicación, tardaríamos nada en llegar. Escucho sus propuestas para hundir a esa basura española.

—Capitán si me lo permite, propongo atacar a estribor, por la información que manejamos, es la parte más débil que tienen los navíos españoles" concluyó aquel hombre, el cual casi nunca hablaba.

—Me parece muy buena esa idea— estuvo de acuerdo el capitán.

Lo que me parecía extraño de todo esto es que ellos ya sabían sus puntos débiles, incluso la ubicación exacta, están confiados de que van a ganar por saberlo y creen que están tres pasos delante de ellos, pero muy bien podría ser una trampa o una información falsa de parte de el hombre que sugirió el ataque.

—Con todo respeto Capitán no creo que eso sea una buena idea— si antes todos hablaban, ahora todos estaban callados, mirándome atentamente.

—¿Qué quieres decir con eso muchacha?— preguntó el Capitán.

—Que puede que sea una trampa.

— Iluminanos— varios soltaron pequeñas risitas luego de sus palabras. Idiotas.

—Me refiero a que, tenemos su supuesto punto débil y todo parece muy fácil, pero ¿Quién nos asegura de que así sea y que la información sea cierta y no dicha por un espía español? Podrían estar preparados esperando atacar por estribor y antes de que lleguemos a ellos estaremos hechos polvo— tomé aire un momento porque estaba hablando muy rápido, gesticulando con las manos, estaba realmente nerviosa por la mirada de todos encima de mi —.Me atrevo a decir que atacar por el Este seria más efectivo, eso es todo Capitán— levante la mirada, todos me miraban sorprendidos e incrédulos yo no acostumbraba a decir más que monosílabos, menos Ethan, él me miraba con una gran sonrisa.

—Eso tiene mucho sentido Jauregui— dijo un pensativo señor Nau.

—Vaya vaya, no sabia que las mujeres podían pensar por si mismas— agregó el señor Alejos. Dios ese hombre si que me odia. Comentarios como ese hacen hervir mi sangre—. Puedes tener una buena base, pero me niego a seguir ordenes de una mujer que sólo frega los pisos y vacía cubetas, ya es suficiente humillación.

—El Capitán es el que tiene la última palabra— lo reté mirándolo, me sentía poderosa— ¿Que piensa capitán?

Todos lo miraban, como rogándole que no me hicieran caso. Y al igual que Poncio Pilato, se lavó las manos y dejo que decidieran los puritanos, en este caso tripulantes. Por supuesto que votaron por atacar como sugirió aquel hombre callado y misterioso, después de todo ¿Qué valor tenía la palabra de una simple mujer?

~•~

Al llegar todo estaba tranquilo y silencioso, demasiado, el hombre que estaba mirando en la Cofa no podía ver nada debido a una extraña bruma en el ambiente. De un momento a otro cañones comenzaron a sonar y a caer en nuestro barco.

—RÁPIDO, BAJEN Y PREPAREN LOS CAÑONES— gritó el Capitán.

El barco comenzó a desmoronarse, entré en un estado de terror que me inmovilizaba, en resumen estaba parada en el medio de todo. Gritaban y corrían de un lado a otro, me sentía incapaz de moverme, jamás, aunque debí haberme preparado mentalmente para ello, ocurrió algo así.

—¡LAUREN, MUEVETE DE AHÍ!— gritó Ethan desde el otro lado de barco.

El Sr. Nau se encontraba de espaldas al barco español dando órdenes y no se daba cuenta de lo que estaba pasando. Una bala de cañón se dirigía directo a él, nos encontrábamos a pocos pasos, lo peor es que estaba consciente de las cosas pero no podía moverme; al darme cuenta de que iba a impactarle la bola lanzada por el cañón me apresuré a correr, quizás por instinto, y me le lance encima para evitarlo, de todas maneras se lo debía por haberme sacado de Santo Domingo.

—¡¿Pero que haces Jauregui?!

—Señor iba a darle una bala y me vi obligada a salvarle.

En ese momento nos interrumpieron gritos en aumento provenientes del barco y casi al instante nos dimos cuenta de que los españoles nos estaban invadiendo, lanzándose con sogas desde su navío.

-"¡Maldita sea! Rápido Jauregui sigueme, tenemos que abandonar el barco si queremos salir de esta con vida." yo sólo asentí y le seguí dejando atrás a todos.

Busqué con la mirada a Ethan, mi desesperación se hizo presente cuando encontraba españoles degollando a los nuestros o tomándolos como prisioneros y no había rastro de él. ¡Dios mio, que cosa más horrible! Luego lo vi y solté el aire que estaba aguantando, venía corriendo como un loco a donde estábamos.

—Capitán, cerca de aquí hay un buque, podemos llegar nadando— ¡¿Nadando?! Apenas podía flotar y con mucha dificultad.

—Excelente Sr. Matthews, vamos a por el buque.

Fuimos directo a la popa, para poder llegar al buque antes de ser asesinados, varios siguieron al Capitán para escapar con éste.
Saltaron uno por uno, y al llegar mi turno de saltar estaba más que aterrada, si bien podría morir en el barco también podría morir ahogada.

—Ethan, no sé nadar— confesé aterrada.

—Dios Lauren— pasó su mano por su rizado cabello en un gesto de desesperación—. Voy a saltar y en cuanto me veas afuera del agua saltas tú, yo estaré ahí para ayudarte ¿De acuerdo?

Asentí y él salto, pasó un momento antes de que saliera. Yo estaba sola, con miedo, si tenía tiempo podría bajar de otra manera. En ese instante voltee para hallar otra solución y no tener que saltar muchos metros vi a un hombre, un español, acercándose a un paso acelerado. Me subí al borde de la popa como lo haría cualquier suicida, dispuesta a saltar.

—Eh mujer, ¿A donde vais con tanta prisa?

Voltee de nuevo y vi que estaba más cerca, entonces lo hice. Salté. Se sentía extraño y me pregunto si así se sentirá volar. Antes de caer completamente al agua tomé una gran bocanada de aire.  Al momento de que mi cuerpo impacto con el agua sentí un poco de dolor y una presión extraña en mi pecho, y demonios, el agua estaba helada. Traté de impulsarme hacia arriba para salir y gracias a Dios estaba funcionando. Salí de agua soltando el aire y respirando rápidamente, Ethan me agarro de los brazos, se puso de espaldas a mi e hizo que lo abrazara por el cuello.

—No vayas a apretar muy fuerte Lauren, te juro que no voy a soltarte— dijo y comenzamos a movernos en el agua.

Avanzamos un poco y escuchamos a alguien gritar

—SE ESTÁN ESCAPANDO POR AQUÍ.

Ethan maldijo y acelero un poco sus movimientos, nos encontrábamos considerablemente lejos como para ser alcanzados con facilidad. Llegando al buque, subimos mediante una red, lo hice con un poco de dificultad, estaba muy cansada y no sabia por qué. Al llegar a la toldilla conté 23 hombres sin contar al señor Nau y a Ethan; los pocos que quedaban se apresuraban a zarpar y a preparar los cañones, por si los españoles se atrevían a atacar de nuevo. Vaya, si que nos habían destrozado.

—Leven anclas y alcen las velas" ordenó el Capitán sin tanta potencia en su voz luego de darse cuenta de que ellos no volverían por nosotros. Debe estar desconsolado porque todo le ha salido mal.

Ya casi estaba oscuro, yo solamente quería descansar y olvidar todo lo que he visto y escuchado. Amarre una hamaca, a lo que ellos le llamaban Coy, y me acosté en éste. Casi de inmediato me quede dormida con la esperanza de que los españoles no nos siguieran y nos fusilaran mientras dormíamos.

Pero que día el de hoy.

Mar Dorado | Camren.Where stories live. Discover now