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Escondí un lirio azul en la entrada de la casa. El lirio es una flor muy hermosa y tiene un significado especial para mi, el cual quisiera compartir con Camila.

—Date prisa Camila, no quiero salir a nuestro paseo tan tarde— alcé un poco la voz—¿Necesitas ayuda para vestirte? —hablé un poco más alto esta vez.

—No, está bien, yo puedo hacerlo— gritó ella de vuelta desde el baño.

Salió renovada, su piel brillaba y la frescura residía en su juventud. Vestía una camisa verde oscura, sus pantalones y las botas; su cabello estaba húmedo y bien cepillado. Me pregunto con qué se cepillo su cabello.

—¿Sabes qué? Mejor no saldremos esta noche— decidida me encaminé hacia ella.

—¿Por qué?— en su cara nacía  confusión. Me coloqué tras ella con mis manos en su cintura, tenía mi cabeza apoyada en su hombro.

—Porque te ves terriblemente guapa y no me gustaría que alguien más te mirase— musito en su oído. Como me encanta producir el temblar de su cuerpo.

—Tu nunca deberías salir si es por esa razón, es más, voy a encadenarte a la cama, así ellos no podrán robarte.

—Sonamos como las más grandes egoístas de la tierra— terminé riendo en su cuello—. Por cierto ¿Conseguiste un cepillo y no me dijiste? Me siento traicionada— traté de sonar dolida y ofendida mas no funcionó, en cambio volví a terminar riendo en su cuello.

—Lo encontré en las cosas del baño, realmente nunca hemos explorado esta habitación, no sabías que teníamos una esponja hasta ayer.

—Voy a dejarte pasar esta vez porque llevas algo de razón. No habrá más oportunidades dulzura, a la próxima tendré que castigarte.

—Estoy  terriblemente ansiosa de que llegue esa próxima vez—  conocía  a la perfección mis castigos. Castigar puede considerarse una palabra fuerte hasta que le das mi significado.

—¿Donde está el cepillo? Mi cabello es un desastre— suelo llevarlo hacia un lado y atrás, era lo mejor que podía hacer con mis manos.

—No lo necesitas, tu cabello luce increíble. Me gusta mucho como lo llevas, te hace ver mala y temeraria.

—¿Crees eso?— cuestiono con mi expresión de extrañeza.

—Lo hago. De hecho, fue esa una de las razones por la que me aterraste cuando te vi por primera vez en aquel barco, claro que luego empezó a encantarme. Tu cabello caía sobre tu cara y tu lo echabas hacia atrás y a un lado, te veías tan bien haciendo eso.

—Mi primera impresión de tu cabello no es muy buena, por más desastroso que estuviera, porque cariño, creeme que lo estaba, no fue capaz de ocultar esa belleza tan embriagadora tuya. Era tanto que, sin ser amante de la bebida, si fueras un vino tomaría hasta la ultima gota de ti— inhale profundo en su cuello—. Si gustas podemos seguir esta conversación en nuestro paseo, ya se hace tarde.

Poco después salir de la habitación encontramos en el camino a mi gran amigo Ethan. Lo salude gentilmente, mi humor no me permitía actuar de otra manera; en cambio Camila se limitó a asentir en saludo mientras Ethan trataba de saludarla con toda la amabilidad del mundo besando su mano, es un poco gracioso ver la relación que tienen ellos. Abajo en el comedor como es usual estaban bebiendo, coñac o algún ron, vino como última opción, celebrando realmente nada porque no había ningún motivo, sólo beber, beber y beber era lo que hacían todo el día estos hombres.

—Buenas noches— anunció Ethan nuestra llegada.

—¡Caramba, miren a quien tenemos de vuelta! Karla, se ve como nueva— esbozó con mucho entusiasmo el Capitán. Ya no sé que creer, este hombre era de lo más extraño—. Por favor, tomen asiento. Lauren es bueno tenerte de vuelta también, así podemos hablar sobre nuestro regreso en unos días.

Mar Dorado | Camren.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu